Se cumplen 25 años del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas, quien fue cruelmente ejecutado en una cava del partido bonaerense de General Madariaga. Por el hecho fueron condenados expolicías y un exsargento pero todos gozan de libertad.

 

Cabezas era fotógrafo de la revista “Noticias”. Un año antes de que se produjera el crimen, le tomó una foto al empresario Alfredo Yabrán en una playa de Pinamar, y ese simple suceso constituyó, según determinó una posterior investigación judicial, una afrenta que el entonces propietario de la firma OCA no estaba dispuesto a perdonar.

El viernes 24 de enero de 1997, el periodista Gabriel Michi y el fotógrafo de “Noticias” destacados en Pinamar concurrieron a una fiesta que organizaba el empresario Oscar Andreani y llegaron en un Ford Fiesta blanco en el que se desplazaban.

A las 4:00 del 25, Michi se retiró y Cabezas decidió quedarse para hacer unas fotos más, pero decidió irse una hora después.

Esa madrugada, lo secuestraron, lo golpearon salvajemente, lo arrodillaron con las manos esposadas en la espalda, le dispararon dos balazos en la nuca y lo incineraron con su automóvil en una cava de dos metros de profundidad, cerca de la entrada a la ciudad atlántica de Pinamar.

La Justicia comprobó que Alfredo Yabrán fue el instigador, porque al retratarlo, el fotógrafo destruyó la invisibilidad desde la que manejaba el poder detrás del poder para consumar sus negocios denunciados como mafiosos.

La mano de obra la puso la envilecida policía bonaerense, desmadrada mientras los gobernantes especulaban con el drama en medio de una obscena disputa electoralista. Los disparos que lo mataron apuntaron también a herir la libertad de información y de expresión.

Diez años más tarde, de los cuatro policías, el exmilitar y los cuatro civiles condenados a cadena perpetua por el crimen ya no quedaba ninguno en la cárcel. El castigo duró menos que las lágrimas y la vida de Norma Marotti, la mamá de Cabezas, que murió de dolor en 2017.

“Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la cabeza”, había dicho alguna vez Yabrán. Abandonado a su suerte por el poder político que lo mimó, pero que siempre es ingrato, se suicidó el 20 de mayo de 1998, acosado por la justicia, la policía y las pruebas de que era el autor intelectual mediato del crimen de Cabezas. A punto de ser detenido, se pegó un tiro con una potente escopeta 12/70 que le destruyó la cabeza, encerrado en el baño de su estancia San Ignacio, en su provincia natal de Entre Ríos, en la que se ocultaba.

A 25 años de aquel fatídico 25, periodistas y reporteros gráficos recuerdan a Cabezas en todo el país. El próximo martes se le realizará un homenaje en la localidad bonaerense de Pinamar con una serie de actividades previstas en el día que se cumple el 25 aniversario del crimen.

Gladys Cabezas, hermana del fotógrafo, dijo a Télam que el próximo martes a las 10, en el Monolito de la ciudad, “plantaremos un árbol, como lo hacemos todos los años para esta fecha”.

“Asistirán invitados especiales y se descubrirá una placa”, sostuvo y señaló que entre ellos, estarán presentes representantes de “Caras y Caretas” que este año le hicieron una edición especial, amigos, fotógrafos y la familia”.

 

 

EN ESTA NOTA José Luis Cabezas

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