Es frecuente el cambio de horarios, que se viva a contramano de los demás en la casa para usar los espacios en momentos de silencios o tener la casa disponible para conectarse con sus amigos, ya que están todos encerrados por la cuarentena”, dijo Agustina Cermade, psicóloga especialista en adolescentes.

El mayor padecimiento de los adolescentes no está en el aislamiento social, porque se genera un contacto por redes con amigos, sino más bien el padecimiento corporal, no estar cerca del otro.

“Que necesiten de este espacio no quiere decir que la familia tiene que desaparecer, siguen siendo dependientes y necesitan de la familia presente. Hay que ofrecer terrenos para la charla y que no haya otros estímulos. Aprovechar como un momento privilegiado para la comunicación, contarse algo del día, compartir frustraciones y enojos en esta situación”, aclaró.

Cermade aseguró que los adultos no deben hablar con los adolescentes desde un lugar “moralista”. “El mayor padecimiento de los adolescentes no está en el aislamiento social, porque se genera un contacto por redes con amigos, sino más bien el padecimiento corporal, no estar cerca del otro. En la adolescencia es un momento donde se toma distancia corporalmente de los padres y se acerca a los pares”, explicó la psicóloga.

En la misma línea opinó Silvina Valente, ginecóloga y sexóloga clínica, que resaltó que “hay que buscar alguna actividad, un momento para compartir con un hijo adolescente”.

“Hay que escucharlos, buscar acercarse a hablar, respetarle los tiempos y los espacios. Toda la vida la sexualidad fue un tabú. Los chicos no lo toman como algo tan natural para hablar con los padres. Se puede hablar de cosas puntuales como si saben del preservativo y cómo usarlo, si saben de los anticonceptivos”, explicó.

Valente aseveró que los adultos deben “hablar en base a lo que te preguntan los adolescentes”.

“El interés viene desde que esté habilitado el diálogo, lo importante es lo que pasa a los chicos no a los padres en esos temas”, aclaró.
Kevin, un joven de 17 años de Ramos Mejía, contó que con el aislamiento social obligatorio “estoy muy aburrido, la verdad que es muy nuevo todo esto. No me adapto. Me gustaba salir con mis amigos”.

“Estoy siempre en mi pieza. Salgo a comer con mis padres y después me vuelvo a meter”, comentó y manifestó su esperanza que “la pandemia pase pronto y volver a la normalidad”.

Vera, de 15 años y de Parque Patricios, dijo “para pasar los días hacemos Netflix partys, videollamadas, escribo y la verdad que tengo mucha tarea. La tarea me ayuda a ordenar un poco las cosas”. “Me siento bien, tranquila, aunque es muy importante salir de casa, juntarme con amigos y otras actividades afuera. Tengo amigos que están teniendo problemas con la ansiedad”, reconoció. “Con mis papás me llevo bien, la única discusión que tenemos es con el horario, yo me acuesto y me levanto tarde. A mis amigos les pasa lo mismo, vivimos al revés y eso les molesta a los padres”, aseguró Vera.

Estoy siempre en mi pieza. Salgo a comer con mis padres y después me vuelvo a meter

Olivia, de 15 años que vive en Capital Federal, dijo sentirse “últimamente muy bajoneada, extraño mi vida”. “Con mis padres nos estamos llevando muy bien, charlamos bastante. No hablamos de sexualidad o consumo de alcohol, hablamos de otras cosas”, aseguró Olivia.

Gabriela Torres, titular del Sedronar, expresó que “los adolescentes están muy solos con lo que creen que es el consumo y lo que consumen”.

Leé más notas de La Opinión Zona Norte