* Por Juan Cocco, enviado especial Grupo Crónica

 

El presidente Alberto Fernández arribó este mediodía a Roma, Italia, con la intención de lograr el apoyo del G-20 al espíritu de los tres principales reclamos de Argentina ante el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo al que debe unos 45.000 millones de dólares. El Presidente repasó su discurso anoche y lo pulió esta mañana junto al canciller Santiago Cafiero, en el avión que lo trajo hasta la Ciudad Eterna. Cafiero tendrá durante el G-20 sus propios desafíos, el principal una bilateral con China, en el contexto del Plan Exportador que lanzó días atrás el Ministerio de Relaciones Exteriores. El primer mandatario hablará durante la mañana del domingo ante los presidentes del G-20, a quienes planteará la necesidad de reforzar el multilateralismo y la necesidad de un cambio profundo en la arquitectura financiera internacional. La eliminación de la sobretasa que el FMI cobra a los países por ciertos préstamos, la creación de un fondo de resilencia para asistir a las naciones más frágiles en términos financieros y una cláusula especial que permita adaptar los pagos a la capacidad de cada Estado serán las tres guías sobre las que se deslizará el reclamo de Argentina.

La intención de Alberto Fernández es conseguir que estos pedidos tan coyunturales para Argentina queden plasmados en el texto final de la declaración de los presidentes al finalizar la 16° Cumbre de Jefes de Estados del G-20 que se realizará este sábado y domingo de forma presencial en el centro de convenciones La Nuvola.

Sobretasas

El primero de los planteos argentinos es lograr una reducción de 3 a 1 punto porcentual del sobrecargo que el Fondo impone a aquellas naciones a las cuales les otorga préstamos que se encuentran por encima de lo que les corresponde según la cuota que aportan al organismo.

Precisamente, el FMI otorgó a Argentina a mediados de 2018 el mayor préstamo en la historia del organismo, muy por encima de lo que le correspondía de acuerdo con su “cuota social” en el organismo.

Argentina es en la actualidad el principal deudor del FMI en el mundo, con vencimientos cercanos a los 19.000 millones de dólares en 2022 y una cifra similar en 2023. El crédito aprobado por el Fondo a Argentina, por un total de 56.000 millones de dólares, es mayor a la suma de los préstamos de todas las naciones que tienen línea de asistencia con el organismo.

El Gobierno reclama al FMI que aplique ahora, en favor de Argentina, la misma “creatividad” que usó para otorgar el histórico préstamo a la administración de Mauricio Macri. Los dos vencimientos de capital acumulado hasta 2023 son imposibles de pagar para un país que está afuera de los mercados financieros, con bonos cotizando a paridades del 30% y un riesgo país en la zona de los 1.700 puntos básicos. Solo los vencimientos pendientes de este año y los de 2022 casi duplican el superávit comercial de Argentina.

Argentina se mantiene al día con los pagos al organismo internacional: abonó el 22 de septiembre unos 1.900 millones de dólares del préstamo gracias a la asignación de los Derechos Especiales de Giro (DEG) que en agosto distribuyó el FMI.

La asignación de los DEG por unos 4.350 millones de dólares le permite a Argentina cubrir también el próximo vencimiento de intereses y capital por 2.200 millones de dólares en noviembre y diciembre próximo, aunque sería un alivio llegar antes a un acuerdo que logre reestructurar esos pagos.

El Presidente está convencido de que el organismo que hoy dirige Kristalina Georgieva debe hacerse cargo y establecer qué parte responsabilidad ha tenido por el crédito que Christine Lagarde desembolsó durante el gobierno de Macri. Pero también es consciente de que un acuerdo es vital para el futuro de la economía.

El apoyo de los ministros de Hacienda del G-20 a la baja de sobretasas entusiasma a la delegación argentina, aunque aún hay mucho camino que recorrer para sellar un acuerdo con el FMI.

Fondo de resilencia y cláusula especial

El segundo punto en importancia es la creación de un fondo especial destinado a asistir a las naciones de renta media, ante los riesgos que significa lo que el gobierno argentino considera el alto riesgo de crisis generalizada de deudas externas crecientes de las naciones en desarrollo.

Alberto Fernández y su ministro de Economía, Martín Guzmán, han llevado este planteo de una tercera línea de crédito a todos los encuentros mundiales de los que ha participado Argentina, tal como lo hizo el propio Presidente días atrás en la Cumbre de Ministros de Finanzas del G-20.

El interrogante es cómo se fondearía un recurso de este tipo. El FMI ha distribuido tres meses atrás unos 650.000 millones de dólar en DEG, una gigantesca emisión que se ha concentrado en los países desarrollados.

De la mano de los dos anteriores reclamos, Argentina buscará además que se incluya una cláusula especial que permita a las naciones deudoras beneficiarse con una mejor condición financiera durante el lapso que dure su compromiso de pagos con el organismo.

El saldo positivo para Argentina sería que sea el mismo G-20 le “recomiende” al FMI estos cambios en su política financiera. Las principales naciones de este grupo de países también son los actores del mayor peso en el FMI. El Presidente interpreta que sería una recomendación directa del G-20 al FMI.

Alberto Fernández considera que la gira va a tener un buen balance para el país. Percibe que Argentina en el mundo es vista como una nación donde la institucionalidad está sostenida.

Biden y los impuestos

Alberto Fernández cree que la postura del país sobre varios temas hoy está encontrando eco en el mundo, como por ejemplo el impuesto a la riqueza que en Argentina tuvo su versión en el Aporte solidario de las grandes fortunas. Este impuesto extraordinario cobrado en 2021 a las personas con la mayor capacidad contributiva, ayudó a mejorar las cuentas públicas, de acuerdo con información de la AFIP, el organismo que dirige Mercedes Marcó del Pont.

A Alberto Fernández lo sorprendió el discurso del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que días atrás hizo un alegato sobre por qué los ricos tienen que pagar más impuestos y cómo el propio sistema les permitió en su país evadir impuestos. Le pareció impresionante que Biden haya dicho que Wall Street tiene que pagar más. Y le gustaría volver a escuchar ese enfoque en la disertación del mandatario norteamericano en el G-20.

En el gobierno argentino ven a Biden como el ala keynesiana de los demócratas, en contraposición de la corriente más liberal que representan Bill Clinton y Barack Obama, una especie de halcones y palomas pero dentro de ese partido.

Programa con el FMI y bilateral con Kristalina

La postura de Biden entusiasma a la delegación argentina de cara a la negociación con el FMI. Estados Unidos es el principal socio del FMI y su decisión le permitió a Macri recibir un crédito sin precedentes que respaldó al gobierno del expresidente argentino y que no requirió un consenso político en el Congreso de la Nación.

El Presidente juzgó que la declaración del consejero de Seguridad estadounidense, Jake Sullivan, tras reunirse con el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, tiene mucho peso frente a las negociaciones con el Fondo.

Ese respaldo clave es el que necesita la administración de Fernández para destrabar la negociación con el organismo, a quien reclama además más plazo para honrar el préstamo.

Estos requisitos volverán a ser planteados el sábado 30 cuando el Presidente vuelva a encontrarse, por segunda vez en seis meses, con la directora gerente del FMI. El 14 de mayo de 2021, también en Roma, Georgieva y Fernández se habían encontrado en el hotel Sofitel de esta ciudad.

Esta reunión bilateral no será la primera del presidente argentino. Más temprano se reunirá con la canciller alemana, Ángela Merkel, tras lo que se encontrará con el Charles Michel, presidente del Consejo Europeo.

Lo seguirá otro mano a mano con el primer ministro español, Pedro Sánchez, y luego con la dama de hierro de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen. El domingo 31, Alberto Fernández se reunirá además con la Reina Máxima de Países Bajos y con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.

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