Argentina se ubica entre los siete países del mundo con más casos confirmados del nuevo coronavirus y, en este contexto, la cooperación científica con China ha logrado expandirse a áreas claves como la medicina y el uso de la tecnología para evitar una mayor escalada de la pandemia.

El país sudamericano acumuló hasta el domingo más de 798.000 casos y superó los 21.000 decesos desde la aparición en su territorio de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19) en marzo pasado.

En este contexto, Argentina ha incorporado tecnología china de reconocimiento facial y de control de la temperatura corporal dentro de su extensa red de trenes y autobuses, así como en aeropuertos, además de incorporar recientemente ensayos clínicos de una vacuna inactivada desarrollada por China, indicó la agencia de noticias Xinhua.

 

Desde el inicio de la pandemia de COVID-19 en Argentina, el país ha intercambiado experiencias con equipos médicos especializados de China a través de videoconferencias, además de establecer un puente aéreo para el suministro de insumos provenientes de las ciudades chinas de Shanghai (este) y Guangzhou (sur).

Mantiene a la vez de manera paralela el desarrollo de infraestructuras de tecnología china que han permitido avances notables en el combate a la pobreza.

Lucha conta la pandemia

A mediados de julio pasado, el Ministerio de Transporte de Argentina autorizó a manera de prueba, la instalación de equipos tecnológicos dentro de la terminal de trenes de Retiro, en la Capital Federal, para comprobar que las personas respeten el distanciamiento social y usen el tapabocas de manera adecuada, además de conocer sus niveles de temperatura corporal.

Esta tecnología, suministrada por la compañía china Hikvision, permite que los dispositivos que captan estas señales las envíen a un centro de monitoreo en forma de luz o sirena, al permitir capturar el rostro de la persona sospechosa de contagio para posteriormente dar seguimiento al caso.

Además de los trenes de pasajeros y de autobuses que circulan en la capital argentina, comenzaron a incorporar desde junio anterior cámaras termográficas desarrolladas por la también firma china Dahua Technology.

 

La médico residente María del Rocio Barragán colocándose un traje de bioseguridad proveniente de China, en el Hospital Zonal General de Agudos Dr. Alberto Antranik Eurnekian, en la ciudad Ezeiza, Argentina. (Xinhua/Martín Zabala)

Los dispositivos realizan mediciones de temperatura corporal al momento en que el usuario ingresa a la unidad de transporte y comprueban además el uso correcto del tapabocas.

Estas acciones se complementan con otras cámaras que determinan que la cantidad de pasajeros que viajan concuerde con el número permitido, así como un purificador de aire que limpia de forma automática el ambiente de la unidad.

La ciudad de Buenos Aires ha sido la principal receptora de estas tecnologías de origen chino, al ser junto a la homónima Área Metropolitana de Buenos Aires la que reporta el mayor número de contagios de COVID-19, ya que ambas regiones concentran en conjunto el 71 por ciento de todos los casos reportados en el país.

A las acciones descritas se suman además los esfuerzos bilaterales para contener la pandemia en territorio argentino, al dar recientemente otro salto.

La cooperación chino-argentina en materia sanitaria ha estado presente desde el primer momento del brote del virus.

Tras declararse la emergencia sanitaria en el país sudamericano, el Hospital Zonal General de Agudos Doctor Alberto Antranik Eurnekian de la ciudad de Ezeiza, en la provincia de Buenos Aires, fue el primer receptor de insumos médicos chinos como mamelucos, camisolines, guantes, tapabocas quirúrgicos y tapabocas N95.

El suministro de equipos permitió elevar la capacidad de atención médica dentro dicho hospital cercano al Aeropuerto Internacional de Ezeiza, el cual no contaba con el total de insumos necesarios ante la contingencia.

China y Argentina establecieron en abril pasado un “puente aéreo” para el envío directo desde la ciudad de Shanghai de materiales e insumos para ayudar a combatir la propagación de la COVID-19 en suelo argentino.

 

Martín Blasco, jefe del Departamento de Bioprocesos del Instituto Nacional de Tecnología Industrial realizando la puesta a punto del controlador de un bioreactor en el laboratorio del instituto en Buenos Aires, capital de Argentina. (Xinhua/Martín Zabala)

Desde abril hasta septiembre de este año, la estatal Aerolíneas Argentinas, encargada de los vuelos, ha realizado 35 viajes de Buenos Aires a Shanghai para trasladar 887 toneladas de insumos que incluyen tapabocas, máscaras, guantes, trajes de bioseguridad y componentes para la fabricación de reactivos, entre otros materiales médicos.

Este mes, el puente aéreo incluye a la ciudad de Guangzhou, con seis nuevas operaciones de Aerolíneas Argentinas para el traslado de insumos, según lo confirmó la agencia estatal de noticias Télam.

Alivio de la pobreza

La tecnología al servicio del alivio de la pobreza es otro de los estandartes que también ha cobrado vigor en las relaciones entre ambas naciones.

El 26 de septiembre pasado, el parque fotovoltaico Cauchari, el más grande de su tipo en Latinoamérica, comenzó a operar comercialmente en una localidad homónima de la provincia de Jujuy, al noroeste del país, que contaba con grandes dificultades de acceso a la energía.

 

La planta solar construida por empresas del país asiático y financiada en un 85 por ciento por el Banco de Exportación e Importación de China (China Exim Bank), está ubicada a 4.200 metros sobre el nivel del mar y a lo largo de dos años de construcción permitió generar 1.500 puestos de trabajos directos e indirectos, además de que aún continúa con la generación de vacantes para operaciones.

El parque, construido por las empresas China Power Construction Group (China Power Construction) y Shanghai Electric Power Construction Co., Ltd, permitirá ingresos a la provincia de Jujuy por unos 50 millones de dólares, lo que ayudará a promover el desarrollo económico de este distrito de bajos recursos y mejorar la vida de las personas.

 

La Barrancosa, una de las represas hidroeléctricas sobre el Río Santa Cruz.

El complejo está dividido en tres áreas, Cauchari I, II y III, con 100 megavatios de potencia cada una, cubriendo un área aproximada de 600 hectáreas, sobre la cual se instalaron 1,2 millones de paneles fotovoltaicos, además de una estación de refuerzo de 345 kilovoltios, estimándose que beneficie de forma directa con electricidad a unas 160.000 familias.

La tecnología de China está también presente en otros proyectos energéticos que se desarrollan en Argentina, como el caso de la Planta Solar Cafayate, que se construye en los Valles Calchaquíes de la provincia de Salta (noroeste) y que tendrá una capacidad de generación eléctrica de 97,6 megavatios (Mw).

Dos parques eólicos en Chubut

De igual manera, la empresa Powerchina Ltd aprovecha los vigorosos vientos de la parte más meridional de Sudamérica para desarrollar dos parques eólicos en el distrito patagónico de Chubut y en la ciudad de Miramar (Buenos Aires) con una capacidad de generación de 259 Mw y 96 Mw, respectivamente.

Represas Patagonia sobre el río Santa Cruz

Paralelamente, la UTE Represas Patagonia y la empresa China Gezhouba Group Corporation (CGGC) construyen las represas hidroeléctricas más australes del mundo en la provincia de Santa Cruz, que permitirán añadir a la capacidad de generación eléctrica del país unos 4.950 millones kilovatios-hora (Kwh) adicionales.

La iniciativa posibilitará que se ahorren al país unos 1.100 millones de dólares anuales en importación de combustibles, abriendo un mayor sendero de crecimiento económico y social.

“La cooperación entre China y Argentina en el sector de las energías renovables es muy interesante porque implican además motorizar la actividad en nuevos rubros”, sostuvo el sinólogo y docente de la Universidad Nacional de Quilmes, Francisco Taiana.

“Vemos cómo a lo largo de estos años se han hecho inversiones chinas en energía hidroeléctrica, nuclear y también hay sectores específicos como las mejoras en la redes ferroviarias”, agregó el experto.

Para el sinólogo Taiana, ambas naciones tienen un largo camino de cooperación, como “el intercambio de experiencias, el diálogo permanente y la aplicación de las tecnologías en el desarrollo de nuevas infraestructuras que requiere nuestro país”, así como el seguir “incluyendo la producción de vacunas contra la COVID-19” dentro del aspecto médico.

Apertura a la innovación

El foco de la cooperación científico-tecnológica entre los dos países ha ido apuntando en los últimos años a que la nación sudamericana no sea sólo un receptor de tecnologías provenientes de China, sino que también pueda mostrar el fruto de su innovación tecnológica en el amplio mercado del país asiático.

A principios de septiembre pasado, unas 40 entidades públicas y privadas de Argentina participaron en la Feria Internacional de Comercio de Servicios de China 2020 (CIFTIS, por sus siglas en inglés).

 

Entre estas entidades destacaron importantes empresas de desarrollo satelital y de Software como ARSAT, INVAP, Satellogic, Globant y MindHub, además de instituciones como el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y agrupaciones como la cámara de tecnología financiera Fintech.

 

El Presidente Alberto Fernández participó, por invitación de su par Xi Jinping, de la apertura de la Feria Internacional de China para el Comercio de Servicios (CIFTIS), que se celebró en Beijing.

Globant, uno de los cinco unicornios de Argentina, mostró a potenciales clientes chinos su variedad de servicios relacionados a la experiencia del cliente, la utilización de data e inteligencia artificial.

Para el gerente general para Europa y Asia de Globant, Federico Pienovi, China ha demostrado tener “un talento asombroso y un grupo de talentos muy grande”, que permite que “todos los servicios que ofrece Globant pueden vincularse con empresas de China”.

Este crecimiento y su exposición a través de vitrinas como la CIFTIS pueden incluso encaminar a Argentina a optimizar su actividad agropecuaria a través de la industria 4.0, los dispositivos IoT y la inteligencia artificial, según remarcó el gerente.

El INTI fue otra de las instituciones que participó en la Feria mostrando sus más de 8.500 servicios tecnológicos principalmente destinados a la industria, que incluyen labores de metrología industrial, pero además se ha volcado al desarrollo de ventiladores de cuidados intensivos para complementar el inventario de respiradores automáticos en hospitales.

 

La institución ha cooperado anteriormente en investigación y desarrollo con entidades del país asiático como la Academia de Ciencias Agrícolas de China, además de formar parte del Centro Argentino-Chino en Ciencia y Tecnología para los Alimentos, según explicó su presidente, Rubén Geneyro.

“Eso implicó intensificar la cooperación bilateral entre Argentina y China, con especial énfasis en el desarrollo de agroalimentos, biotecnología, nanotecnología, industria con alto nivel educativo, producción sostenible y energía. Esta es una agenda de particular interés para nosotros”, sostuvo Geneyro.

Académicos argentinos han sostenido que la pandemia de COVID-19 ha sido un capítulo más de la cooperación China en América Latina, particularmente hacia Argentina.

En el caso de Argentina, la ayuda ha venido en diversas formas. Catástrofes como éstas si bien tienen su origen y su consecuencia directa en lo sanitario, impactan en otros aspectos de la sociedad como el económico”, sostuvo el asesor en el Senado argentino y becario del Visiting Program for Young Sinologists, Lucas Gualda.

“El aporte tecnológico de China está siendo muy importante para mantener los procesos vitales de la economía”, continuó Gualda, quien aseveró además que “la cooperación ha sido mucho más que la donación de material sanitario, también ha implicado fuertes palabras de apoyo y acompañamiento”.

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