Este lunes, el petróleo de Brent registró su mayor oscilación diaria de la historia. En la pre apertura de los mercados se acercó a los USD 140 (USD 139,10) para luego retroceder hasta los USD 119 y volver a tomar impulso. Al cierre de este lunes, el barril de crudo en el Mercado de Futuros se comercializaba a USD 123.

Las declaraciones del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, asegurando que, junto a la Unión Europea analizan prohibir la importación de petróleo ruso, fueron un cimbronazo en el mercado.

La reacción de Alemania, Reino Unido y los Países Bajos, poniendo paños fríos a ese teórico veto, logró frenar la escalada y el crudo retrocedió a niveles del cierre del viernes pero que, igualmente, siguen siendo muy elevados y provocan severos temores sobre el impacto inflacionario que tendría esto en la economía global.

Los mercados resintieron un posible veto al petróleo ruso.

Los primeros ministros de dichos países advirtieron que, si bien coinciden en “alejarse” de los hidrocarburos rusos, eso se hará “paso a paso” y “todos juntos”. Admiten que ninguno tiene el “suficiente suministro” hoy como para reemplazar lo que viene de Rusia.

En el caso de Alemania fue más contundente y cruzó a la Administración Biden al asegurar que no tiene planes de detener las importaciones de energía rusa. El país germano es altamente dependiente del gas que viene de las tierras de Putin.

¿Estanflación?

Las fuertes oscilaciones y la guerra en Ucrania, permiten predecir que la crisis energética tiene aún un trecho largo por delante. De hecho JPMorgan Chase & Co. consideró, recientemente, que el barril de Brent podría terminar el año en torno a los USD 185, si es que la interrupción de los suministros rusos continúa morigerada. Otros especialistas fueron aún más alto y afirmaron que pensar en un barril que podría llegar a los USD 200 no es tan descabellado.

Sin contar el fuerte incremento de los precios del gas, a precios históricos y que puso el temor a una inflación mundial en primera plana.

En los países de Europa sobrevuela la posibilidad de una temida estanflación. La crisis energética deprime la actividad que había comenzado a repuntar luego del punto álgido de la pandemia. Esto se vio reflejado este lunes, con la caída en las principales bolsas. En el caso de España, el Ibex-35 cerró con una caída de 76,30 puntos, un 0,99%, hasta 7.644,60 puntos, en niveles que no había registrado desde el 5 de febrero de 2021.

Para los especialistas, el consumo en general se verá resentido y eso significará menos dinero disponible en el bolsillo, caída de empleo y menor inversión. Un combo que alerta y mucho. Según Goldman Sachs, un impacto sostenido de 20 dólares de subida del petróleo reduce el crecimiento económico real en la zona euro en un 0,6% y en un 0,3% en Estados Unidos.

Impacto local

La Argentina ha logrado, hasta el momento, mantener la disociación entre el mercado internacional y el local. Esto por un lado facilitó la política conservacionista de los precios domésticos tanto del gas como del combustible. Esto merced a políticas de promoción, como el Plan Gas.Ar. que sirvió para mejorar el precio del millón de BTU del gas argentino producido, permitiendo a las operadoras que cumplieran con las metas de abastecimiento, exportar el saldo no colocado, sobre todo durante la época de menor demanda.

Pero la necesidad certera de que en invierno el país necesitará, aún, importar Gas Licuado, y el exorbitante aumento que éste refleja a nivel internacional, prácticamente licúa el impacto de las políticas generadas.

Lo propio sucede con los combustibles. Si bien de hecho rige en el país una suerte de barril criollo, la brecha generada con los precios internacionales se agranda y pone en revisión los planes hasta aquí pensados.

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