El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) registró en marzo una caída interanual del 11,5 por ciento. Según los datos registrados por el Indec, el derrumbe se produjo en catorce de los 15 sectores que componen el indicador.

 

Las caídas más profundas ocurrieron en la pesca, con un -48,0%. FOTO: ILUSTRATIVA

 

Las caídas más profundas ocurrieron en la pesca, donde se detectó un 48,0 por ciento menos de actividad; la construcción, con una caída del 46,5 por ciento; hoteles y restaurantes, con menos el 30,8 por ciento, y la industria manufacturera, donde la merma fue del 15,5 por ciento, entre otros.

Asimismo, la información da cuenta del impacto económico causado por los primeros días del aislamiento social y obligatorio frente al avance del COVID-19, decretado el 20 de marzo. Es de esperar que los próximos informes indiquen la profundización de la caída.

 

La actividad económica registró una caída interanual del 11,5 por ciento en 15 sectores

El aislamiento social y preventivo fue la herramienta utilizada para amortiguar la expansión de posibles contagios masivos de coronavirus. La medida fue decretada hace tan sólo dos meses. Suele decirse que nada será igual después de la pandemia.

Dicha certeza no debería escamotear otra de igual impacto: el macrismo dejó una economía destruida y endeudada que hace mucho más complejo cualquier escenario de recuperación.

Según el Indec, en diciembre del año pasado el EMAE registró una caída anual acumulada del 2,2 por ciento. En enero, la caída interanual fue de 1,9 por ciento y en febrero, del 2,4 por ciento.

Pesada herencia. Durante el primer trimestre de 2020, la actividad cayó un 5,4 por ciento.

Según el Indec, el sector agricultura y ganadería cayó en marzo un 8,1 por ciento en comparación con el mismo mes del año pasado; transporte lo hizo en un 14,8 por ciento; el comercio mayorista y minorista registró una merma del 11,2 por ciento, y la exploración de minas y canteras (minería e hidrocarburos) tuvo una caída del 3 por ciento.

 

El Estado Nacional invirtió el 2,3 por ciento del PBI para amortiguar la caída

De este modo, todo hace prever que el EMAE de abril y mayo arroje valores similares al de marzo, o con caídas más pronunciadas.

El Gobierno Nacional adoptó entonces una serie de políticas de expansión fiscal para morigerar el impacto económico de las medidas sanitarias (cuarentena) implementadas para salvar vidas.

Durante el primer trimestre del año, las asignaciones universales para la protección social crecieron un 92 por ciento, las transferencias a las provincias lo hicieron en un 189 por ciento y las transferencias en salud aumentaron un 67 por ciento, en la comparación con el mismo período del año pasado.

Si a esto se le suma el dinero invertido en sostener salarios, subsidiar puntos de tasa de interés para las pequeñas y medianas empresas, el Estado Nacional invirtió el 2,3 por ciento del PBI para amortiguar (sólo podrá amortiguarse) la caída.

¿Cuál será el balance hacia fin de año?

En este contexto, cualquier proyección es compleja e incierta; desde el Ministerio de Economía que conduce Martín Guzmán modifican sus guarismos macroeconómicos a medida que se avanza en las fases de la cuarentena.

En uno de sus últimos informes, sostuvieron que este año el PBI registrará una caída del 7,1 por ciento. El consumo privado tendría una merma del 8 por ciento y la inversión descendería 22 puntos.

Pero esta no es una realidad exclusivamente argentina. Lo cierto es que actualmente el mundo entero se derrumbó con la pandemia.

Durante el primer trimestre de 2020, la actividad cayó un 5,4 por ciento

Brasil, que en un primer momento subestimó la situación epidemiológica, registrará una posible caída del 5 por ciento de su PBI. Los despidos en Estados Unidos ya se cuentan de a millones.

El desenlace de la renegociación de la deuda externa es otro elemento que jugará sobre el resultado económico del año e incidirá sobre la capacidad que tendrá el Estado para continuar y profundizar sus herramientas de expansión fiscal.

De los 68.000 millones de dólares que deberán renegociarse en esta primera etapa, 40.000 millones fueron emitidos durante el macrismo, que llevó la deuda externa al 90 por ciento del PBI.

El otro frente que incide sobre la coyuntura tiene que ver con los especuladores internos, como por ejemplo los exportadores que están reteniendo la liquidación de divisas a la espera de una devaluación.
La brecha que existe entre el tipo de cambio oficial, el blue, el dólar bolsa y contado con liquidación alimenta las expectativas devaluacionistas.

Lo cierto es que, por ejemplo, durante el primer cuatrimestre de este año, las empresas del sector agropecuario liquidaron casi un 18 por ciento menos de divisas que en el mismo período del año pasado, según los números que difunde el Centro de Exportadores de Cereales.

La diferencia son casi 1.100 millones de dólares. Si ese dinero ingresase, el Tesoro podría cobrar los derechos de exportación y utilizar dichos recursos para financiar parte de los programas de expansión fiscal.

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