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En una entrevista con Radio LU12 AM680, el entrenador de Hispano Americano, Fernando Granatelli, puso el foco en lo que no siempre se ve de la competencia: la logística para entrenar y jugar, la convivencia entre futsal y fútbol 11, el impacto de los costos en la elección de las ligas y el armado de selecciones provinciales. Lejos de las frases hechas, el DT describió con precisión cómo se sostiene el calendario y qué decisiones tomaron los clubes y las jugadoras para que el deporte funcione semana a semana.

Granatelli repasó su recorrido y el de su plantel. Contó que trabaja en fútbol femenino “desde hace más de 15 años” y que en Hispano está “hace un año y medio”, período en el que sumó jugadoras a un grupo que ya venía consolidado. Sobre la organización diaria, explicó que el club debió adaptar espacios y horarios por la alta demanda: “Entrenamos a las 14 y también a las 21 en una escuela. Algunas pueden a la tarde, otras a la noche. Entre trabajo, estudio y maternidad, ofrecer dos turnos permite sostener la asistencia”.

El DT marcó diferencias entre futsal y fútbol 11 y señaló que, aunque comparten rasgos, son deportes distintos: “Lo ideal sería especializar, pero las chicas suelen competir en ambos frentes. Ajustamos cargas y contenidos para que puedan hacerlo”. Esa doble competencia convive con un mapa local que cambió de escala: “La Liga Municipal nació para quienes no podían afrontar aranceles del fútbol oficial; luego abrió a clubes y jugadoras federadas. De 20 equipos pasó a 40 en futsal, con cuatro categorías de diez. En fútbol 11 fueron alrededor de 12”.

El factor costo asomó como una variable determinante. Granatelli comparó formatos y arbitrajes: “En la Liga Municipal se juegan dos tiempos de 30 minutos y el arbitraje ronda los 10/12 mil pesos; en la oficial son dos tiempos de 45 y el arbitraje supera los 40 mil”. Según dijo, esa brecha inclina decisiones y explica por qué una competencia tiene mayor asistencia que la otra. “Después cada entidad define su expectativa: nosotros buscamos competir al máximo nivel posible”, agregó.

Hispano venció por 4 a 0 en la vuelta a Nocheros y accedió a semifinales de la Copa Federal. FOTO: LEANDRO FRANCO/ LA OPINIÓN AUSTRAL

El entrenador también se detuvo en el trabajo de selecciones que encabeza para la provincia. “Hace cuatro años me convocaron para Sub 15 y Sub 17 con miras a Epade y Araucanía”, recordó. Su propuesta fue federalizar el proceso: “Involucramos referentes de Puerto Deseado, El Calafate, Perito Moreno y otras localidades. En la primera Sub 15, que se jugó en Puerto Santa Cruz, perdimos la final 1–0, pero el objetivo fue construir”. Con continuidad, afirmó, pudieron armar una base de datos de unas 250 jugadoras: “Eso ordena la detección y permite sostener niveles de entrenamiento”. Agradeció a las autoridades que respaldaron proyectos de largo plazo.

La dimensión logística atraviesa todo. Viajes largos, alojamientos y retornos exprés forman parte de la agenda. “La competencia no da respiro. Hay que generar recursos para solventar traslados y estadías. Muchas vuelven el mismo día porque el lunes trabajan”, explicó. En ese punto, valoró el rol de las familias: “Sin ese sostén, nada de esto se sostiene”.

La entrevista dejó, además, un capítulo personal: la despedida de Giuliana Calisto, histórica del plantel. Granatelli recordó que la dirigió desde los 15 años, cuando viajaba cada fin de semana desde Comandante Luis Piedrabuena: “Después se mudó a Río Gallegos por el fútbol. Competimos ocho o nueve años juntos, participamos de más de ocho nacionales de futsal”. Contó que ahora la futbolista se mudó a Buenos Aires por cuestiones familiares y que analiza ofertas para continuar su carrera: “Su partida nos deja un vacío grande, pero le deseamos lo mejor”.

Giuliana Calisto, Hispano. FOTO: LEANDRO FRANCO/ LA OPINIÓN AUSTRAL

La síntesis que trazó el DT deja una foto nítida: el fútbol femenino local ya está instalado. Los desafíos actuales pasan por gestión de horarios, disponibilidad de canchas, costos, viajes y planificación de mediano plazo. “Paso a paso, con datos y organización, el desarrollo se sostiene”, concluyó, en una línea que prioriza procesos y ofrece un mapa realista de cómo se juega —y se trabaja— el fútbol femenino en el sur del país.

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