Cuando parecía que la incertidumbre se imponía como regla de la previa electoral en el Frente de Todos y que no habría señales contundentes hasta la medianoche del 24 de junio cuando los frentes están obligados a inscribir sus precandidatos para las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del próximo 13 de agosto, esta semana comenzaron a revelarse algunas posturas de la cúpula y hubo certeza respecto a qué piensa la socia mayoritaria, la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quien ratificó que no será candidata.
Con una carta respondió al operativo clamor, sin apagarlo del todo. Con una entrevista televisiva que midió 11 puntos de rating, expuso el escenario de tres tercios, centró la estrategia en quien tenga el mejor “piso” para meterse en octubre en el balotaje y convocó el 25 a la Plaza de Mayo a recordar a Néstor Kirchner. El presidente Alberto Fernández reaccionó con un mensaje de unidad y llamó a “escucharla” aunque probablemente no forme parte del acto, según lo que fuentes de su entorno comentaron a La Opinión Austral. El tercer socio, el ministro de Economía, Sergio Massa, indicó que sus decisiones se conocerán el 10 de junio. PASO -entre dos o varios- o no PASO, esa es la cuestión.

Todo indica que la máxima incógnita pasará, hasta el momento de las definiciones obligadas por el calendario electoral, por quién es el candidato que impulsará Cristina luego de correrse ella misma de la carrera electoral por estar “proscripta por el partido judicial”. La vicepresidenta dejó en claro ante las cámaras de televisión que vaticina un panorama electoral en el que los votos se dividirán en tres partes: Frente de Todos, Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza que encabeza Javier Milei. El libertario que propone la dolarización es la gran novedad en esta contienda a diferencia del 2019 cuando los votos se concentraban un 90% entre los primeros dos. Así lo explicó la expresidenta y, en consecuencia, indicó que la prioridad es “entrar en el balotaje”, algo que el oficialismo hoy no tiene asegurado.
De ahí se desprende la evaluación, con las encuestas sobre la mesa, sobre cuál es el candidato peronista que mejor piso tiene. “Ahora, más importante que el techo es el piso”, explicó la socia mayoritaria sentada en un set de televisión por primera vez desde la campaña 2017, para entrar en la segunda vuelta que se calcula que habrá tras la general de octubre. Para ganar en primera vuelta nacional, el candidato necesita el 45% de los votos afirmativos o por lo menos el 40% de los votos y una diferencia porcentual mayor a 10 puntos con respecto al principal opositor, algo que ningún postulante de todas las fuerzas estaría midiendo hasta ahora. De no cumplirse esos porcentajes, habrá balotaje entre los dos primeros.

Los dirigentes cercanos a Cristina que mejor se ubican en las encuestas son el gobernador bonaerense, Axel Kicillof y el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. Cuando ella dijo que espera que “los hijos de la generación diezmada tomen la posta”, muchos en el arco político asumieron que se refería a alguno de ellos dos. En los próximos treinta días, uno de los grandes desafíos de las encuestadoras será captar lo más precisamente posible a cuál de los dos apuntados se les trasladarían de forma automática -precampaña- los votos que conserva la expresidenta si fueran señalados por su dedo.
Cuestiones de peso específico podrían influir esas decisiones sobre los dos dirigentes en los que la vice deposita máxima confianza. Si bien Wado -referente de La Cámpora– viene trabajando hace rato para tender puentes sólidos entre el kirchnerismo y todos los sectores de poder del país, Cristina ha enfocado sus últimas apariciones públicas en la necesidad de tener “un programa de gobierno que vuelva a enamorar” al electorado. Ese compendio de consensos y propuestas que, entiende, serán condición sine qua non de un próximo gobierno peronista (para que no se repita el conflicto interno de los últimos años), se centrará en la economía tal como lo demanda la hora. Y esa “demanda” es la que sitúa a Axel Kicillof -economista y exministro de Economía de Cristina-, en una ficha fuerte para la carrera nacional. Claro que lo pondría ante la paradoja de, a pedido de su conductora, tener que abandonar la de una reelección -según las encuestas- por ahora asegurada en la provincia de Buenos Aires para ir por lo que cuatro años atrás capaz le resultaba impensado: la Casa Rosada.
PASO sí, no o ni
Quien entra también en la generación mencionada por Cristina es el ministro de Economía, Sergio Massa. Además de los precandidatos, la coalición de gobierno tiene por delante una discusión clave que se conocerá, sí o sí, dentro de un mes: si va a las PASO con varios candidatos o si compite con un candidato único. Como ya se contó en esta columna, Massa está en contra de una oferta variada y esta semana fue claro al respecto. El albertismo impulsa lo contrario, una propuesta lo más amplia posible y mueve fichas para que una de las opciones sea el embajador en Brasil, Daniel Scioli. La danza de nombres incluye al jefe de Gabinete, Agustín Rossi. Y en el rincón contrario al Albertismo a quien presentó formalmente el último viernes su candidatura: el líder del Frente Patria Grande, Juan Grabois.
En este marco, además de que el Ministro de Economía “agarró una papa caliente”, hay algo en lo que Massa y Cristina parecen coincidir: las PASO sí, pero acotadas, con pocos candidatos. La vice sólo nombró, por ejemplo, en su entrevista televisiva a Kicillof, a Wado y a Massa, no más que a ellos. Dos del kirchnerismo y al líder del Frente Renovador, quien esta semana fue contundente sobre la necesidad de un candidato único para que “con orden político haya orden económico”.
Massa no confirma que buscará la candidatura presidencial, pero el último viernes en la reunión de su partido, el Frente Renovador, sí habló de las PASO. “En 2019 se pudo armar el Frente de Todos gracias a la generosidad. Y tiene que estar en 2023. Porque si no, lo que terminamos haciendo es no cediendo. Nosotros en 2019 cedimos, hasta pedíamos PASO, pero no nos la dieron. Y sin embargo estamos acá poniendo el cuerpo. Efectivamente, así lo hicimos cuando había que agarrar la papa caliente -marcó en sintonía con la vice-, y muchos de los que hoy se pasean por los canales de televisión hablando vanidosamente de candidaturas se metían debajo de la cama”, comparó en clara referencia a sus posibles adversarios de alto perfil en la interna.

Ese mismo día, Massa tensó la cuerda sobre otra fecha trascendental del calendario electoral: el próximo 14 de junio cuando hay que anotar las alianzas y los frentes. “Es clave que el 10 de junio, cuando hagamos el Congreso del Frente Renovador -el partido fundado por Massa tiene su propio congreso ya que no forma parte del Partido Justicialista (PJ)-, fijemos una posición política definitiva de cara al año electoral que viene, respecto del respaldo de candidaturas y respecto de si participamos o no en el Frente de Todos”, aseguró dejando abierta la posibilidad de no integrar la coalición.
Es que, además de necesitar la bendición de Cristina, Massa sabe que para entonces sabrá si tiene o no un as bajo la manga: la solución para que las reservas del Banco Central tengan poder de maniobra para mantener la estabilidad del mercado cambiario y, por ende, calmo al dólar durante el encuentro de los ciudadanos con las urnas. Por un lado, tendría definición desde Washington, Estados Unidos, sobre el comienzo de la revisión del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la llegada para el mes que viene de los desembolosos por 10 mil millones de dólares -adelanto de lo que está pautado para todo el 2023-. Por el otro, el ministro viajará a China a fin de este mes y allí podría tener novedades claves sobre el apoyo de los BRICS para evitar el uso de dólares en el intercambio comercial con China y Brasil. En el Palacio de Hacienda no se descarta, en paralelo, el anuncio de un bono o suma fija para los trabajadores formales para aliviar la inflación que sube a ritmo del 8% mensual.
En el oficialismo se suma entonces una cuestión a definir el 14 de junio: ¿Se seguirá llamando Frente de Todos? La marca parece tener un problema de imagen luego de no haber podido cumplir con la promesa de recuperar el poder adquisitivo de los salarios que se perdió durante el gobierno del expresidente Mauricio Macri (20 puntos) y que se profundizó con el actual (entre 3 y 4 puntos). La expresidenta se mostró positiva igualmente: “Hasta 2015 teníamos el mejor salario de América Latina y los trabajadores participaban del 51% del producto bruto. Ganar las elecciones depende de que volvamos a enamorar a la sociedad, de que volvamos a convencerla de que hubo un tiempo en que los argentinos tenían un salario que alcanzaba para ahorrar. Ya lo hicimos y lo podemos volver a hacer”. Cristina avanza y con sus tacones le marca el ritmo al peronismo de cara a la madre de todas las batallas: la elección de octubre.
Leé más notas de Florencia Golender
Compartir esta noticia