Así lo señalaron los responsables de esas instituciones, como la rionegrina Natalia Villegas, quien celebró que “las bibliotecas renacieron, la tecnología no las eliminó y tampoco la pandemia”, o la jujeña Silvia Rey Campero, quien resaltó que “la gente está leyendo y a nosotros nos pone muy bien darle una mano en este difícil momento”.
En Buenos Aires, por ejemplo, la Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia de Bahía Blanca, de 138 años, trabajó durante la pandemia con un servicio de “bibliodelivery” desde mayo, y hace 20 días que permite el ingreso de socios.
En Córdoba, la integrante de la Comisión de la Biblioteca Popular Vélez Sarsfield ,Rosita Amaya, dijo que todas las bibliotecas allí permanecen cerradas desde el 20 de marzo cuando se inició la pandemia.
En Santa Fe, la biblioteca Domingo Guzmán Silva de la ciudad de San José del Rincón, que cumplió 102 años, reabrió sus puertas el 20 de julio y las tres personas que trabajan allí llegan una hora antes del horario de atención (9 a 13) para activar los protocolos de higiene y permiten el ingreso de una sola persona por vez, que no puede quedarse más de 10 minutos.
Muchas bibliotecas de Mendoza se reinventaron en pandemia para funcionar con protocolos sanitarios, entre ellas, la de Chacras de Coria, donde se realiza el préstamo de libros por la ventana y sin acceso a la sala.
En Neuquén, la Biblioteca Popular Quique Sánchez Vera desarrolló un plan de reconversión para atender las demandas del barrio San Lorenzo, dijo la integrante de la comisión directiva, Ana María Chaina, y señaló que tienen “una comunicación permanente con los vecinos y hemos hecho muchas tareas comunitarias”, como el armado de una fábrica artesanal de barbijos y una huerta.
En La Pampa, las 62 Bilbiotecas Populares realizaron durante la pandemia diversos programas para mantener activos los lazos con la comunidad, como un encuentro virtual en el Club de Ciencias en Alpachiri en el Día de la Niñez y un taller virtual de encuadernación en la Isidoro DAtri de Santa Rosa.
En Chubut hay 52 inscritas en el registro de bibliotecas populares pero no llegan a 30 las que están en funcionamiento, confirmó la Federación de Bibliotecas Populares del Chubut que preside Patricia Calderero en El Maitén.
La coordinadora de Bibliotecas Populares de Río Negro, Natalia Villegas, dijo que “las bibliotecas renacieron, la tecnología no las eliminó y tampoco la pandemia. Se pudieron adaptar; creando talleres de lectura y encuentros con escritores en redes sociales y comprando material en la Feria el Libro virtual organizada por la CONABIP”.
En Jujuy, las bibliotecas populares se reinventaron con pedidos vía teléfono o internet y retiros programados respetando los protocolos.
Así lo hizo la Biblioteca Popular de Jujuy, de 119 años, y la presidenta de la comisión directiva de esa institución, Silvia Rey Campero, contó a Télam que esa mecánica permitió dar respuesta a muchas peticiones, en particular de “novelas y libros de la sección historia y de padres que hicieron solicitudes para sus hijos”. Aclaró que hoy solo atienden situaciones especiales por la difícil realidad sanitaria en la provincia.

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