El Estado debe recuperar la auditoría y control de las políticas sociales que no pueden seguir tercerizadas”. La frase de Cristina Kirchner en el acto de la CTA en Avellaneda pateó el tablero. Hasta ese momento el manejo de los planes por parte de organizaciones sociales y piqueteras era un tema de queja pública que salía de la boca de la oposición. Sorpresivamente, Cristina tomó esa bandera, golpeó una de las bases de apoyo del presidente Alberto Fernández e hizo crujir las bases del Frente de Todos con miras a 2023.

Los planes sociales, su distribución y su alcance son temas sensibles y complejos. Son cientos de miles de argentinos quienes los reciben y con millones debajo de la línea de pobreza, su manejo está en el centro de la discusión política.
Pero las palabras de la vicepresidenta apuntaron al corazón del frente gobernante y dividieron más aún las aguas.

Al margen del pedido lógico y mayoritario de cambiar los planes sociales por trabajo genuino -en eso hay coincidencias- y de la obvia exigencia de que ningún “intermediario” se quede con una parte del subsidio, en esta discusión hay un enfrentamiento interno de cara a las próximas elecciones.

Cristina reclamó que “la aplicación de políticas sociales deje de estar tercerizada” y apuntó al Movimiento Evita que lideran los hoy funcionarios Fernando “Chino” Navarro y Emilio Pérsico, que actualmente están muy cerca de Alberto Fernández.

Si bien la vicepresidenta no los nombró directamente, dirigentes cercanos lo hicieron con mucha dureza.
El ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, Andrés “Cuervo” Larroque, acusó a los dirigentes del Movimiento Evita de tener “un vínculo promiscuo” con el gobierno de Mauricio Macri. “Ellos cogobernaron con Carolina Stanley. Hoy vemos una continuidad de las políticas de Stanley porque este esquema de planes no tiene nada que ver con el espíritu histórico del peronismo”, agregó.

“El Chino Navarro y Pérsico siempre juegan a las escondidas. Ahora quieren romper el Frente de Todos”, los acusó y advirtió que quieren disputar poder dentro del Gobierno “con los humildes como rehenes”.

Emilio Pérsico lo cruzó rápidamente: “Cristina cometió errores garrafales y nadie se lo quiere decir”, aseguró. A diferencia de Alberto Fernández, quien, dijo, “entiende la economía popular”.
Fernando “Chino” Navarro dijo entender la jugada de Cristina: “A mí no me sorprendió, incluso se lo había anticipado a Alberto Fernández y a Pérsico. Les dije que Cristina iba a apuntar contra nosotros, que iba a tratar de desprestigiarnos como dirigentes sociales porque quiere aislarnos para congraciarse con los intendentes y los gobernadores”.

Estos movimientos sociales están evaluando crear un espacio político propio para competir en las internas del Frente de Todos. Especialmente en el conurbano para cargos de intendentes y concejales. En paralelo, Cristina busca descentralizar el control de los planes sociales en los municipios. Un guiño a los intendentes.

Pérsico ya anticipó que esto terminará siendo “mano de obra barata para los intendentes” y defiende a las UG, Unidades de Gestión, que manejan el Evita y Barrios de Pie.

En Juntos por el Cambio aprovecharon el discurso de Cristina y ya presentaron proyectos de ley para sustituir los planes sociales. Uno de ellos fue presentado por Emilio Monzó.

Pero los kirchneristas van por otro camino. El diputado Itaí Hagman insiste en un proyecto para crear un salario básico universal, que cuenta con el apoyo de algunos kirchneristas. Hagman es cercano a Juan Grabois, el líder de la CTEP, quien salió a defenderse de las críticas de Cristina a la intermediación de las organizaciones sociales en el reparto de la ayuda estatal. “La economía popular está donde el Estado sólo llega en patrullero y el mercado con descarte”, señaló el dirigente.

Esta discusión se va a profundizar en la medida en que continúen los cortes de calles y manifestaciones de organizaciones sociales reclamando un aumento de los planes.
Pero dentro del Frente de Todos la pelea es más de fondo. Tiene que ver con la disputa entre Alberto y Cristina y los movimientos que hacen los dirigentes para diferenciarse de cara a 2023.

El Congreso y las calles serán los lugares en los que esta pelea se pondrá de manifiesto en los próximos días. Y de esta manera la tan reclamada “tregua” entre el presidente y la vicepresidenta aparece cada vez más lejana.

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