Por Jorge Cicuttin

Esta singularidad del descontento con la política tradicional se puede observar al otro lado del océano, en Europa. La derecha radical – es cierto que con otra historia, diferente a lo ocurrido en el continente americano-, va ganando terreno con consignas que obtienen votos. Una de ellas es la xenofobia antiinmigrante y otra es una apelación nacionalista y anti Unión Europea. Estas opciones extremas van de la mano de un descontento por la situación económica que aún no ha resuelto la crisis de 2008, y la falta de trabajo y respuestas de instituciones democráticas muy cuestionadas.

Manifestación de ultra derecha en Gran Bretaña en contra de la llegada de inmigrantes.

Frente a esta radicalización, la izquierda, en general, no está teniendo una buena capacidad de respuesta.

Mientras esto ocurre en Europa, en nuestro continente hemos visto ya apariciones de “antisistemas” que llegaron al gobierno, pero que una vez allí no han tenido el éxito prometido en campaña o que su extremismo ha generado preocupación y rechazo hasta en el propio establishment económico que ayudó a coronarlos.

Así llegó al poder Donald Trump. Y así se fue, en medio de un escándalo imperdonable para quienes sostienen que Estados Unidos es el faro de la democracia occidental. Las imágenes de sus seguidores tomando el Capitolio fueron demasiado. Se puede criticar a los políticos tradicionales, pero hasta cierto límite. Y Trump lo pasó.

Más cerca, en Brasil, Jair Bolsonaro atraviesa una crisis política producto de sus jugadas fuera de los límites permitidos por el propio establishment empresarial que festejó abiertamente que sacara al PT de Lula del gobierno. Tal es la crisis que soporta la administración de Bolsonaro que Lula se ha vuelto a convertir en un presidenciable con todas las de ganar.

Donald Trump y Jair Bolsonaro.

La respuesta “antisistema” de Bolsonaro está siendo amenazar públicamente y con movilizaciones a la Corte y advertir con no reconocer el resultado de una futura elección si resulta vencido. Suena demasiado “antisistema”.

Y nombramos a Trump y a Bolsonaro como parte de esta singularidad política porque encontramos una continuidad en la Argentina. “Mi alineamiento con Trump y Bolsonaro es casi natural”, afirmó Javier Milei, el representante de la derecha económica liberal que obtuvo más del 13% de los votos el pasado 12 de septiembre, y que se presenta como el antisistema que derrotará a la “casta política”.

“Mi espacio tiene una agenda clara, que va en contra de todo lo que sea socialismo o comunismo. Así que todos los que estuvieran contra el socialismo o el comunismo están del lado en el que estoy. El límite es que nadie cruce el límite de la socialdemocracia y de todas las expresiones más a la izquierda”, dejó en claro Milei.

La diferenciación entre derecha e izquierda de Milei es algo especial. Públicamente declaró que Horacio Rodríguez Larreta es “un comunista de m… al que voy a pasar por arriba”. Si en su mirada el jefe de Gobierno porteño se ubica dentro del comunismo, no es disparatado ponerlo a Milei dentro de la extrema derecha bolsonarista.

Milei rescata dentro de la alianza amarilla a Patricia Bullrich. Ha hablado con ella y la menciona como una de las pocas representantes de la “vieja política” con la que podría trabajar en conjunto. Mientras esto ocurre en el ala de los “halcones” del Pro, María Eugenia Vidal se pega en la campaña a Ricardo López Murphy para evitar fugas de votos hacia la derecha.

Patricia Bullrich y Javier Milei en una marcha en contra del Gobierno en medio de la escalada de casos de COVID-19.

Están aquellos que cansados de 12 años de kirchnerismo en 2015 votaron por Mauricio Macri. Pero éste los decepcionó, sus cuatro años de gobierno los espantaron y en 2019 pusieron su voto en Alberto Fernández y Cristina Kirchner. En estos dos años tampoco encontraron la respuesta que esperaban. ¿Qué opciones electorales le quedan?

Las recurrentes crisis económicas están limitando a las opciones políticas históricas y tradicionales. Y allí es donde están creciendo los partidos de la extrema derecha.

Ese voto bronca, ese voto que marca cansancio con la política tradicional. Y más allá de que la izquierda ha tenido buenos resultados en las PASO, los representantes de esta “nueva derecha” se están ganando el espacio mediático de cara a noviembre y esperan sacar más votos que en septiembre. Lo que harán en el Congreso en los próximos dos años, cuánto se sientan favorecidos por sus proyectos los desencantados de hoy, marcará en gran parte su futuro político cercano en la Argentina.

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