Por estos días, el Gobierno Nacional se encamina a iniciar la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar el ruinoso préstamo que adquirió el país durante la gestión de la Alianza Cambiemos.

El staff del Fondo nunca estuvo de acuerdo con el programa suscripto por Mauricio Macri, pero el poder de lobby del Gobierno norteamericano fue quien torció la balanza en 2018.

Los 44.000 millones de dólares desembolsados no solucionaron los problemas macroeconómicos. Sólo sirvieron para que el expresidente llegase con cierto aire a cuenta de la enorme fuga de capitales a las elecciones de octubre.

El mensaje del staff del Fondo fue claro: hay que arreglar el desbarajuste de la anterior administración (Lagarde Macri).

“Hay que hacer la cosas bien”, le reclamaron a Martín Guzmán, titular del Ministerio de Economía.

¿Qué significa hacer las cosas bien? El ministro empezó a plantear ante todos sus interlocutores especialmente los dueños de las grandes empresas del país la necesidad de un plan plurianual con metas fiscales claras. Es decir, se ofrecerá lo que se pueda cumplir.

Dicho plan se enviará al Congreso dentro de noventa días y contendrá metas a cinco años: básicamente se buscará el equilibrio fiscal, superávit comercial y crecimiento sustentable a partir de la diversificación de las exportaciones.

El origen

Macri tuvo que recurrir al FMI en abril de 2018, cuando los mercados voluntarios de crédito cerraron la canilla de dólares para el país. Había un dato irrefutable: lo que entraba se fugaba; sumado a la recesión económica y alta inflación.

El 2019 concluyó con un 53 por ciento de inflación. Ante la urgencia para continuar sosteniendo la bicicleta financiera, se acordó un primer programa de 50.000 millones de dólares, que luego se amplió a 57.000 millones.

El rediseño del programa pudo ser posible porque el peso se depreció más rápido de lo esperado.
La contraposición para esa ampliación fue la promesa de la “consolidación fiscal (0 déficit primario para 2019 y 1 punto del PBI de superávit primario en 2020) y clausurar la expansión monetaria. A estas exigencias habría que sumarle el Pacto Fiscal firmado con las provincias.

 

El 1 por ciento de las empresas que adquirieron dólares
fugó $41 mil millones

 

Entre abril de 2018 y julio de 2019 (a un mes de las PASO), el FMI desembolsó 44.000 millones de dólares.

Del total de los créditos vigentes del FMI, Argentina representa el 32,2 por ciento, seguida en importancia por la de Egipto (12,2 por ciento), Ucrania (7,7 por ciento) y Pakistán (5,5 por ciento).

Lo que habían acordado Lagarde y Macri, con la anuencia del Gobierno norteamericano, fue el monto más grande en toda la historia del organismo supranacional.

Los préstamos que recibió el país entre 2000 y 2003 fueron equivalentes a 21.976 millones de dólares. Es decir que la deuda que dejó Macri fue un 50 por ciento superior al momento correspondiente al estallido de la convertibilidad.

Fuga

El endeudamiento serial durante los cuatro años de macrismo contribuyó a financiar una fenomenal fuga de divisas (formación de activos en el exterior) que totalizó los 86.000 millones de dólares.

Una primera etapa de ese drenaje de divisas se cubrió con la deuda emitida por el Tesoro nacional y a partir de abril de 2018, con los dólares que ingresaron del FMI.

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) difundió su informe sobre el Mercado de Cambio solicitado por el Presidente Alberto Fernández y concluyó que el 1 por ciento de las empresas que adquirieron dólares (853 firmas) fugaron 41.000 millones, casi la mitad de todo el dinero que salió del sistema con el aval de la Alianza Cambiemos.

A partir de 2018, la formación de activos externos se intensificó, lo cual se vio reflejado en una tendencia a la baja de las reservas internacionales.

 

Entre abril de 2018 y julio de 2019, el FMI desembolsó 44 mil millones de dólares

El último desembolso del Fondo fue en julio de 2019. Las reservas quedaron en 68.732 millones de dólares. Tras la derrota de Cambiemos en las PASO, empezaron a caer de manera estrepitosa. Macri dejó el Gobierno con 44.781 millones de reservas. Es decir que en tan sólo cuatro meses se fugaron 24.000 millones de dólares.

 

Lo que viene

El monto total que el FMI el prestó a la Argentina que ingresó a las arcas y se fue como formación de activos externos representó, por ejemplo, veinte veces el gasto en la Asignación Universal por Hijo y Embarazo, o veintidós veces la inversión en las asignaciones familiares o doscientos cuarenta y ocho veces el gasto en becas Progresar.

El Presupuesto 2021 será, según la definición de Guzmán, el puntapié para la recuperación económica.

El déficit proyectado llegaría al de 4,5 por ciento, un valor relativamente bajo en función de las necesidades que habrá que cubrir en un escenario post pandemia.

En este sentido, el Gobierno habla de darle “mayor racionalidad” al gasto. La obra pública se multiplicará al pasar del 1,1 por ciento del PBI al 2,2 por ciento, todavía por debajo de los valores de 2015.

Ante la insistencia del establishment de aplicar un ajuste más fuerte vía devaluación Guzmán les respondió que el déficit iría bajando en función de las necesidades del país pero que el horizonte dentro de tres años podría ser que se pase de un promedio del 6 por ciento del PBI a otro del 3,5 por ciento.

 

Guzmán enviará un proyecto al Congreso

 

“Pensamos que sería sano que las decisiones de pedir préstamos en divisas extranjeras tengan la aprobación del Congreso. Esta semana vamos a presentar un proyecto de ley que contenga como uno de los elementos la aprobación del Parlamento por los préstamos en divisas”, dijo este lunes el ministro de Economía, Martín Guzmán, al participar de un seminario convocado por la organización gremial internacional UNI Global Union.

 

El ministro subrayó que la iniciativa apunta a “convertir la sostenibilidad de la deuda en una política de Estado”.

Los préstamos en divisas tienen que ser responsables, y los países que han tenido una larga historia de inestabilidad en deuda tendrían que darle una mayor participación al Congreso en estas decisiones”, manifestó luego el ministro que lleva adelante la renegociación con el FMI.

 

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