Este viernes, Dillom despidió “Post Mortem”, su álbum debut que lo catapultó a la fama, ante un Movistar Arena repletó y con muchas sorpresas en el escenario como la participación de Calamaro y Miranda.

Fiel a su estilo ecléctico, el show que más que concierto parece una obra teatral, hizo delirar al publico. Comenzó con luces blancas danzando sobre el escenario, que luego se disiparon hasta que la oscuridad se apoderó del lugar por unos segundos hasta que una cruz de neón pendió sobre el mismo. Entonces, seis personas vestidas completamente de negro caminaron por la pasarela cargando un ataúd.

 

Entre un devenir de escenas góticas y dignas de una historia de terror que se asoman al sonido cada vez más oscuro que predomina en la escena del trap, la historia fue tomando ritmo.

Es que, entre medio, se las arregló para subir varios invitados de lujo y “de todos los palos”. Del sello Bohemian Groove, creado por el mismo Dillom, se subieron al escenario Muerejoven y Saramalacara, junto al primero interpretó Coach y con la segunda, Rocketpowers.

Sin embargo, uno de los momentos más álgido de la noche fue cuando Ale Sergi y Juliana Gatas, de Mirada subieron al escenario para cantar “Dos”. Luego Dillom llamó a Andrés Calamaro para realizar una versión de “Output Input”.

Mención especial a las banderas que flamearon entre el público que recordaron a aquella época del rock nacional más festivalero, más barrial. Las mismas dejaron en claro que las nuevas generaciones saben bien cuáles son sus raíces, como Dylan, quien en honor a Intoxicados, entonó Una vela, pero más en claro tienen hacia dónde quieren ir.

Luego se retiró en el mismo ataúd en el que entro, para dar entierro así al álbum que lo lanzó a la fama.

Leé más notas de La Opinión Austral