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Con 16 años y el desparpajo de quienes se animan a los grandes escenarios, Nazareno Maclen, oriundo de Río Turbio, fue contratado por Federación Deportiva para disputar el torneo Pre-Federal en Comodoro Rivadavia. En diálogo con LU12 AM680, el juvenil contó cómo se gestó la oportunidad, qué rol ocupará en la cancha y de qué manera ordenará su vida académica mientras intenta ganarse un lugar en el plantel de Primera.

El llamado que abrió la puerta llegó la semana pasada. “Me llamaron para venir a entrenar y buscar un lugar en el Pre-Federal. Desde el año pasado ya me habían querido traer, pero no se dio. Ahora se comunicaron con mi anterior club, San Miguel, y se concretó el contrato”, relató Maclen. La chance lo encuentra a tiempo: con rodaje competitivo y la convicción de que el salto, tarde o temprano, iba a llegar.

Formado en la Escuela Municipal de Básquet de Río Turbio, a la que ingresó “de los 4 años”, Nazareno creció pegado al deporte. “Toda mi familia está vinculada al básquet. Desde chico lo llevo conmigo“, dijo, al recordar a su padrino y a sus primos como primeras guías. Ya con 14 años, el paso a San Miguel le dio su primera experiencia fuera de su ciudad, con viajes, nuevas rutinas y una exigencia que se multiplicó.

Nazacero Maclen, de 16 años oriundo de Río Turbio, debuta en el Pre-Federal de básquet en Comodoro Rivadavia.

Su posición natural es la de base, aunque también puede desempeñarse como escolta. Se describe como un jugador ofensivo, con gusto por atacar el aro, y no duda cuando se le pide un espejo en el que mirarse: “Facundo Campazzo es un gran referente, también por la estatura y por cómo maneja el juego”. La comparación no es casual: como el cordobés, Maclen entiende que el timing, la lectura y la intensidad pueden nivelar la diferencia física frente a rivales más grandes.

Instalado en el hotel deportivo de Comodoro Rivadavia, el juvenil contó que el arreglo incluye alojamiento, comidas, preparación física y un viático. La agenda, por estas horas, no da respiro: “A las 11 tenemos físico”, apuntó, casi como quien se disculpa por atender el teléfono entre entrenamientos. En el vestuario convive con jugadores U-16 que ya practican con la Primera, un termómetro de la apuesta que hace la institución por acelerar la transición de los chicos a las categorías superiores.

Del otro lado de la cancha, la escuela: “Estoy viendo si puedo terminar estos meses de manera virtual en Santa Cruz y, si no, me cambiaré a un colegio de Comodoro“, explicó sobre su cursada. A los 16, el doble frente exige orden y una red de apoyo que, en su caso, tiene nombres propios. “Agradezco a mi mamá por el esfuerzo de siempre, mi familia me acompaña, me ayudó a llegar acá”, subrayó.

El debut oficial está marcado en rojo: 19 de septiembre, frente a Ferrocarril Patagónico de Puerto Madryn. Será una oportunidad clave para afianzarse en la rotación del Pre-Federal y empezar a sumar minutos en una plaza de larguísima tradición basquetera como Comodoro. El propio Nazareno entiende el contexto: “Aquí hay que ganarse el puesto: todos quieren jugar“, dijo, sintetizando una competencia interna que no perdona distracciones.

Pese a la mudanza, el vínculo con Santa Cruz se mantiene firme. Maclen confirmó que seguirá a disposición para representar a la provincia en los compromisos oficiales: “Estoy para la Araucanía; si se hace en diciembre, me imagino que estaré“. La proyección de la selección santacruceña y el crecimiento de los juveniles del sur se retroalimentan con historias como la suya: chicos que salen de clubes locales, hacen kilómetros y encuentran en el Patagonia Team de cada ciudad un trampolín hacia torneos cada vez más exigentes.

En lo personal, el desafío también se juega puertas adentro. Extrañar es parte del proceso, y Nazareno no lo oculta: “Estoy bastante acostumbrado a viajar, pero en algún momento se complica”, admitió. La rutina ayuda: entrenamientos más exigentes que en la Cuenca, hábitos de descanso, alimentación y preparación que afinan cada detalle, y la familia del otro lado del teléfono, todos los días, preguntando “cómo dormiste”.

El presente lo encuentra U-17, con la ilusión puesta en dar el salto a Federal y consolidarse en el profesionalismo. A corto plazo, la meta es clara: entrar en la rotación de Federación Deportiva y responder cuando llegue la oportunidad. A mediano, convertir la experiencia en capital: aprender el ritmo de la categoría, pulir la toma de decisiones y blindar la cabeza para los vaivenes del camino.

El caso de Nazareno condensa una postal conocida en el deporte argentino: talento, familia y oportunidad. Un “pibe” de Río Turbio que se formó en la escuela municipal, dio el salto a San Miguel, y hoy se prueba en el Pre-Federal con la camiseta de Federación Deportiva, sin descuidar el secundario ni el orgullo de vestir los colores de Santa Cruz. El 19 de septiembre, en Comodoro, empezará a escribir otra página. El resto —minutos, puntos, aplausos— dependerá de lo que siempre diferencia a los que llegan: constancia, humildad y la certeza de que soñar en grande no cuesta nada.

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