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Un amplio operativo policial en Pico Truncado y Caleta Olivia permitió desarticular una organización delictiva que robaba cobre en yacimientos petroleros de la zona norte santacruceña. La investigación, que movilizó a más de un centenar de efectivos, reveló una estructura organizada que afectó seriamente la producción energética en la provincia.
Entre la noche del sábado y la madrugada del domingo se marcó el final de una extensa investigación que mantenía en vilo a las autoridades del norte santacruceño. En una acción coordinada entre las Divisiones de Investigaciones (DDI) de Pico Truncado, Caleta Olivia y Las Heras, la División de Canes, la Infantería y el Grupo de Operaciones Especiales (GOE), la Policía de Santa Cruz logró detener a siete integrantes de una organización que, durante meses, sustrajo cobre de los yacimientos petrolíferos, causando graves perjuicios económicos y técnicos.
De acuerdo a la información a la que tuvo acceso La Opinión Austral, el operativo, ordenado por la Justicia y planificado con absoluto hermetismo, incluyó 16 allanamientos simultáneos en distintas viviendas de ambas localidades. Los procedimientos culminaron con la aprehensión de siete sospechosos, mientras que un octavo integrante de la banda logró escapar y es buscado intensamente.
Las fuentes judiciales consultadas confirmaron que la causa, conocida como “Banda del Cobre”, fue impulsada por la Dirección General de Investigaciones y Narcocriminalidad Zona Norte, luego de meses de trabajo encubierto, seguimiento y análisis de comunicaciones.
Los investigadores lograron determinar que el grupo actuaba con un esquema jerárquico: algunos integrantes se encargaban de financiar la logística y proveer las herramientas necesarias, mientras otros ingresaban directamente a los yacimientos para retirar el cobre de las instalaciones.
El daño provocado por la organización fue significativo. No solo se trató de un delito económico –el valor del cobre sustraído se calcula en millones de pesos-, sino que además varios pozos petroleros debieron paralizar su producción por los daños causados a las estructuras eléctricas. Las maniobras implicaban cortar cableado en zonas de difícil acceso y trasladar rápidamente el material para venderlo en el mercado negro, una práctica que ya había sido detectada en otras provincias patagónicas.
Durante los allanamientos, la Policía secuestró una importante cantidad de herramientas y elementos vinculados a la actividad ilícita. Entre ellos, motosierras, pinzas de corte, sogas, escaladores, armas de fuego y varios vehículos modificados para el transporte del cobre robado. Además, se halló dinero en efectivo que, según la investigación, provendría de la comercialización ilegal del metal.
Las autoridades destacaron que los motores de algunos vehículos habían sido adulterados para evadir controles y aumentar su potencia, lo que sugiere una logística planificada con detalle. Todos los elementos fueron secuestrados y remitidos al Juzgado de Instrucción Penal y Juvenil de Puerto Deseado, donde se llevarán adelante las pericias correspondientes.
La investigación sigue abierta, y los investigadores no descartan nuevas detenciones en las próximas horas. El octavo integrante de la banda continúa prófugo, y su búsqueda es prioridad para las fuerzas de seguridad, que mantienen un cerco en rutas y accesos a distintas localidades.
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