La historia de un sobreviviente: Pablo Calicate contó sus recuerdos en la base de Fiat montada en La Esperanza

En diálogo con La Opinión Austral, Pablo Calicate, secretario de Gobierno de la Municipalidad de Caleta Olivia, comentó sus recuerdos de la infancia con respecto a la histórica base montada por la empresa Fiat en lo que hoy se conoce como el parador de La Esperanza, a tan solo algunos kilómetros de la ciudad de Río Gallegos.

 Calicate comenzó explicando que durante los primeros años en que la empresa tenía su base en La Esperanza, el era muy pequeño y tenía tan solo unos 2 o 3 años de edad. A partir de esto comentó: “Mis dos padres trabajaban en la Policía, en aquellos años la radio policía operaba como una red de comunicaciones para asistencia en el campo. Yo fui creciendo y mis papás me contaban las anécdotas que tenían con los pilotos de la base de Fiat”.

Por otro lado, el funcionario destacó: “Algunas vivencias tienen que ver con el campo y con los pilotos, al ser los prototipos de autos probados este punto del sur, lo que se buscaba era someter a los vehículos a bajísimas temperaturas”.

Sin embargo, Pablo recordó que de pequeño sus padres le comentaron que una de las anécdotas con los pilotos fue que le salvaron la vida. Lo destacó en su posteo de Facebook y se lo dijo a La Opinión Austral: “Los caminos en esa época eran complicados, había nieve y todo era muy complicado. Yo volaba de fiebre, mis padres no lograban bajarme la fiebre con nada y al estar lejos de la ciudad todo era más dificil. Por la relación con mis padres, los pilotos me vieron y se ofrecieron a llevarme en un vehículo 4×4 junto a mi madre hasta el Hospital de Río Gallegos“.

Luego, Calicate sentenció: “Sin ser tremendista, tal vez si ellos no me hubieran ayudado yo no hubiera estado escribiendo o contando todo esto. Fue algo muy fuerte también entre otras tantas cosas que se vivieron durante esos años”.

La  histórica marca italiana FIAT construyó en La Esperanza una planta de experimentación y test de los prototipos de aquella época. Los campos comprados a la estancia María Inés se convirtieron desde alrededor de 1971 en un circuito exclusivo para las pruebas de los autos que años más tarde se lanzarían en Europa.