Fue un posteo de Facebook el disparador para que un hombre, oriundo de Rosario, varado en Comodoro Rivadavia, pudiera dar con su familia del corazón en Santa Cruz.

Juan Manuel vivió en Río Gallegos hace menos de diez años, momento en el que conoció a la familia que lo adoptó y lo acobijó en más de una oportunidad. Sus allegados afirmaron que es una persona muy buena y trabajadora, pero que tiene problemas con el alcohol.

Hace un par de años él venía llevándola bien. Se enamoró y dejó Gallegos para irse a la ciudad chubutense a vivir con una mujer de allí. Por un tiempo logró progresar, tenía una casa, trabajaba en un carrito gastronómico y hasta logró comprarse un auto.
Él estaba levantando su hogar en el terreno de su cuñado, quien le brindó una ayuda enorme durante su estadía por esos lados, pero en algún punto todo eso se desvaneció.

 

Así se despidió Juan Manuel de Comodoro Rivadavia.

Durante el último fin de semana, una señora en Comodoro advirtió la situación de Juan Manuel. Él estaba viviendo en la calle, pasando hambre, perdió su auto porque se lo robaron e, inclusive, fue golpeado por unas personas sin escrúpulos. Lo otro que pasaba con Juan era que había empezado a tener problemas de presión y estaba medicado, pero claramente no tenía para comprar su remedio.

Así fue como surgió la publicación en la red social que movió la solidaridad de dos ciudades al mismo tiempo. Juan Manuel quería dar con su familia del corazón para volver con ella y su mensaje se replicó en diferentes grupos, a través de miles de compartidas y reacciones.

En menos de dos días, gracias al apoyo de ciudadanos de los dos puntos, pudieron localizar a la familia, juntaron la plata necesaria para comprar el pasaje del rosarino, le consiguieron un lugar para que no durmiera en la calle, le pagaron el PCR y hasta lo llevaron a la peluquería.

 

La familia sí se elige

La Opinión Austral pudo hablar con su familia riogalleguense, que dice que aunque no tenga mucho, “siempre tiene los brazos abiertos para Juan Manuel y un espacio en su lavadero para que él pueda hacerse de su platita”.

¿Cómo conocieron a JM? Hace más de 5 años ellos alquilaban el lavadero familiar a otro hombre que lo contrató como ayudante. Al tiempo, quien alquilaba el espacio tuvo que rescindir el contrato porque la situación económica no le permitía seguir en el negocio y, como el hijo del dueño estaba sin trabajo, los dueños decidieron reactivar el lavadero ellos mismos.

Ahí aparece Juan Manuel otra vez, porque se había quedado en la calle. Ellos lo recibieron y ahí estuvo trabajando casi dos años, hasta que se fue a Comodoro Rivadavia, donde estuvo en pareja con una mujer.

 

 

“En Comodoro, con su pareja se peleaban y él terminaba en la calle”, dijo el padre de la familia de Río Gallegos.

Cuando vivía en Santa Cruz, los del lavadero trataban de ayudarlo y de contenerlo, sobre todo en lo que respecta a su problema de adicción, pero “de vez en cuando se les escapaba y tenían que salir a buscarlo”. “A veces lo encontrábamos en Güer Aike, se iba caminando hasta ahí”, dijo la familia. Ellos lo cuidaron hasta donde pudieron, pero una de esas veces que se escapó ya no lo pudieron encontrar.

 

A veces lo encontrábamos en Güer Aike, se iba caminando hasta ahí

 

Según afirmaron los riogalleguenses, es costumbre de Juan Manuel perder el contacto por algún tiempo. De una forma muy parecida a la actual, hace un tiempo se enteraron por redes sociales que el santafecino estaba viviendo en un auto en el basural. Fueron hacia ahí para buscarlo y traerlo, pero no quiso venir.

“Él estaba recontento ahí con sus dos mantas”, afirmó su familiar. “Nosotros le dejamos comida, le dejamos algo de plata y le dijimos que cuando él lo decidiera, también le pagaríamos los pasajes para que viniera. Pero bueno, estaba esperando un trabajo que le prometieron y además le dijeron que le iban ayudar con una casita”, detalló el hombre.

Corrían los primeros días de marzo cuando volvieron a saber de él y se pusieron contentos porque él estaba bien: trabajaba en un carrito de comida, el jefe era buena persona, estaba haciendo su casita y hasta les mandó fotos y les dijo que “lo pasemos a visitar que ahora él podía pagarles un pollo, que podían compartir”. También les afirmó que había vuelto con su pareja y que estaban bien.

“Estuvo como dos años fuera de Gallegos. Ahora, hace 20, 30 días se había comprado su cochecito, algo viejo, pero que andaba. A partir de ahí, de golpe y porrazo, el 11 de abril le mando un WhatsApp y ya no me respondió más”, afirmó el dueño del lavadero.

El hombre detalló: “Antes de ese mensaje, él me hizo una videollamada, me mostró su trabajo. Me dijo que ya no estaba tomando porque había terminado internado dos veces, después de haber tenido un pico de presión, y los médicos le dijeron que ya no podía seguir tomando”.

Ellos estaban aliviados porque lo veían encaminado, pero después les escribió que se había separado de vuelta, pero “esta vez estaba bien porque el cuñado lo protegió y se podía quedar en la casa que había hecho”. Eso fue lo último que supieron hasta dar con el posteo del sábado.

 

 

Comienzo de la travesía

La familia del corazón relató que, por suerte, han encontrado unas muy buenas personas que ayudaron a Juan Manuel y hoy por la mañana ya estará arribando a la terminal de ómnibus de la capital santacruceña.

 

Gracias a la solidaridad de la gente, Juan Manuel llegará a Río Gallegos esta mañana

Algunos vecinos de Comodoro montaron todo un operativo para encontrar al santafecino y que se pueda comunicar con sus allegados en Río Gallegos. Estos últimos comentaron: “Nuestra situación económica actualmente no es muy buena, creo que para nadie lo está siendo, pero sabemos que un techo le vamos a dar, comida no le va a faltar y vestir, lo vamos a vestir”.

Ahora, según dijeron, lo que necesitan es la ayuda de Desarrollo para darle contención en lo psicológico y también en su adicción. “Vamos a hacer un esfuerzo para ver cómo lo sacamos adelante”, afirmaron.

Mañana además es el cumpleaños de Juan Manuel y le van a hacer algo para poder festejarlo juntos. Para cerrar, la familia afirmó: “Hay muchos Juanes también, pero uno aporta su granito de arena como puede”.

 

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