Benjamín tiene 10 años. Es fanático de River y vive en El Calafate. Al nacer, le detectaron una cardiopatía congénita de ventrículo único izquierdo, una enfermedad que ha provocado tener que ser sometido a cinco cirugías.
La primera de ellas, se la practicaron con tan solo unos cuantos días de vida.

 

Su mamá, Marisa Masso, se enteró de su condición al séptimo mes de embarazo. Él, por suerte, nació a sus nueve meses de gestación y pesó 3,500 kilogramos, el 3 de febrero de 2011.

Su ginecólogo le advirtió desde el principio que debía notificar a la obra social para que pudieran tomar todos los recaudos pertinentes y que el niño pueda ser sometido a todos los estudios que requiere este tipo de patología. Como así también, las intervenciones quirúrgicas, para mejorar su calidad de vida.

 

Antes de dar a luz, se instaló en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Los primeros estudios fueron en el sanatorio Mitre, con uno de los médicos obstetras más importantes de allí.
“Antes de que naciera sabía que tenía que ser operado. Y a corazón abierto”, recuerda Marisa en diálogo con La Opinión Austral, mientras Benja juega a su alrededor, vestido con la casaca del Millonario y una pelota de fútbol.

“Esa fue sólo la primera. Y duró aproximadamente siete horas”, marcó, al dejar al descubierto que fueron siete horas de un completo nerviosismo. Para ella, y toda la familia.
Estuvieron un mes más en Buenos Aires para que Benjamín sea sometido a diversos estudios, y en abril retornaron a Calafate. A los ocho meses de vida, retornaron para la segunda cirugía cardiovascular.

 

Al rememorar aquellos días, Marisa respira hondo antes de dar más detalles. Es que su hijo tuvo una hipertensión pulmonar provocada por un virus hospitalario.
“Benja, con toda su fragilidad de un bebé y en una operación así, estuvo 69 días… -se emociona, y no puede seguir- 69 días en terapia intensiva”, completó, al borde de las lágrimas, con la alegría de saber que su hijo hoy está bien y lo disfruta día a día.

 

El pequeño y su mamá regresan una vez por año -al menos- a Buenos Aires, para distintos chequeos o estudios, independientemente de tener que ser sometido a una operación o no. En total, ya lleva cinco, entre de las dos primeras y la tipo Fontán, de Glenn y cateterismos.
Hubo trabajos de rehabilitación y con psicomotricistas “para ayudarlo a caminar”, contó Marisa.

“La obra social -por la Caja de Servicios Sociales- siempre ha estado presente en todo momento”, destacó la madre de Benja.
“Nunca tuve inconvenientes con las derivaciones por esta cardiopatía univentricular, ventrículo único izquierdo”, agregó, al agradecer a esas personas “que no se ven”, y que integran “la parte administrativa” y están detrás de cada traslado u operación, como así también las maestras domiciliarias (o hospitalarias) que su hijo tuvo cuando fue creciendo, además de las asistentes sociales y psicólogas, “que acompañan en este proceso”.  “Estoy eternamente agradecida”, añade con regocijo.

 

Párrafo aparte, para el cirujano cardiovascular infantil Jorge Barreta, uno de los especialistas más respetados del país en ese rubro, a quien le envió un especial saludo.
Hoy Benjamín se está recuperando de su última intervención. Un cateterismo que le fue practicado el 20 de mayo en el departamento de Hemodinamia e Intervencionismo Cardiovascular Infantil del Hospital Militar de la provincia de Buenos Aires.
Reparte sus días jugando con su mamá, mirando televisión y asistiendo a clases virtuales.

 

Marisa Masso no sólo agradeció a las delegaciones locales de la CSS, sino también a Casa de Santa Cruz, a cargo de Andrés La Blunda.
E hizo extensivo el agradecimiento a todos los que trabajan “desde turnos hasta autorizaciones, hotel y la cobertura en los altísimos costos de cada cirugía”, resaltó sobre la ayuda.

 

Hasta junio estarán en Buenos Aires. Esperan el alta tras una nueva operación

 

Benjamín recibió el alta ambulatoria el 21 de mayo y están en un hotel esperando la cita con la doctora, la cardióloga Dra. Irman, el próximo 1 de junio, para su evaluación. “Ha tenido una excelente recuperación gracias a Dios”, dijo. Si todo marcha bien, muy pronto podrán retornar a El Calafate.

 

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