“Era llorar y llorar de alegría, por ahí todavía me cuesta un poco creer dónde estamos, porque fue bastante difícil el camino”, aseguró Marita Alvarado, referente de la Red CASE de Río Gallegos.

Resulta complejo determinar la cantidad de personas que, de una u otra forma, utilizan el cannabis como paliativo para distintas patologías.

Pese a los tiempos que corren, el tema sigue siendo un tabú y no muchos se animan a hablar abiertamente de la marihuana.

Sin embargo, el escenario del cultivo tiene múltiples actores y una amplia historia difícil de resumir en pocas líneas.

El punto más fuerte, que posiblemente marque la historia del país ligada al cannabis, sucedió días atrás con la publicación del Decreto 883/2020 en el Boletín Oficial de la Nación, cuando el Gobierno Nacional reglamentó la ley de uso medicinal.

El objetivo, detalla la norma aprobada, es facilitar e impulsar la investigación científica orientada a los posibles usos terapéuticos, pero no se queda estancada ahí.

Busca asegurar el acceso a las terapias de forma segura e informada para todos los usuarios y usuarias, incluso a través del autocultivo o el cultivo solidario.

Esto último fue enormemente celebrado por las organizaciones que no sólo luchan por legalizar su uso medicinal, sino que cuentan con una larga lista de cultivadores solidarios que, si bien no tienen patologías expresas, colaboran en la elaboración de cremas y aceites que brindan a pacientes que lo necesitan.

Los beneficios del cannabis medicinal ya son conocidos y, si bien está en constante estudio y evaluación, sus usuarios aseguran que modifica la vida de quienes no encontraron en la medicina de laboratorio una solución.


A través de la normativa se le otorga al médico un rol fundamental en el acompañamiento de los pacientes, y se contempla la provisión en forma gratuita por parte del Estado de derivados de la planta a quienes tengan indicación médica.

El decreto firmado por el presidente, Alberto Fernández, deroga y reemplaza la reglamentación dispuesta en 2017, y crea paralelamente el Programa Nacional para el Estudio y la Investigación del Uso Medicinal de la Planta de Cannabis, sus Derivados y Tratamientos No Convencionales en la órbita del Ministerio de Salud.

Previo a la decisión del Ejecutivo Nacional el tema estaba estancado y las organizaciones insistían en la incorporación del autocultivo, la figura de cultivadores solidarios y la ampliación del uso en otras patologías, no solamente la epilepsia refractaria, que suele encabezar la lista.

Desde la organización nacional Mamá Cultiva aseguraron tiempo atrás a La Opinión Austral que cada vez son más personas, de todas las edades, las que buscan información y acceso al cannabis medicinal.

Todas con diferentes problemáticas de salud que incluyen desde fibromialgia hasta dolores lumbares, cefaleas, y la lista sigue.

¿Y en Santa Cruz?

Marita, con años de lucha en la espalda, es la mamá de Mauro que tiene 17 años y sufre parálisis cerebral, ceguera y cuadriparesia espástica.

Su hijo fue el motivador para empezar la batalla por derribar mitos sobre el cannabis y, a paso firme, logró llegar a esta instancia que celebró con alegría.

“Imaginate cómo estamos de felices, porque ya podemos salir tranquilos a la calle sin que nos apunten ni nos persigan”, contó a La Opinión Austral.

Ahora evalúan cómo será la implementación en la provincia de Santa Cruz. El próximo miércoles 18 se reunirán con diputados para avanzar sobre el tema.

 

La idea es dialogar sobre la reglamentación en la provincia patagónica, y ya cuentan con un fuerte apoyo de Martín Chávez, diputado del Frente de Todos que semanas atrás dialogó con La Opinión Austral sobre el tema.

“La realidad es que no hay que poner la persecución del Estado en estigmatizar a las personas que hacen uso del cannabis medicinal”, lanzó Chávez, y recordó que el 80% de las causas de narcotráfico son por causas de consumo personal: “Si a eso le sumás la estigmatización, el panorama es peor”, aseguró.

 

No hay que poner la persecución del Estado en estigmatizar

Marita estima que su aplicación en la provincia seguirá en línea con Nación: “Nos toca la parte de hablar con médicos y poder ir encuadrando el tema de los socios y quiénes serán los que necesitan usarlo por distintas patologías”.

Contó que están trabajando en el registro que, asegura, ya supera las 250 personas, mientras que la lista de cultivadores solidarios asciende y posiblemente supere las 3 mil personas.

 

 

En Río Gallegos estiman que existen más de 3 mil cultivadores solidarios de cannabis

La referente de la Red CASE aseguró que a partir de ahora podrán llegar a muchas más personas y estiman que contarán con el acompañamiento de médicos y profesionales.

“Esta lucha es entre todos. Si nosotros como padres logramos aprender, entender, saber cómo prepararlo, cómo cultivar, creo que no es tan difícil el acompañamiento de profesionales”, auguró.

 

 

Aún cuesta comprender el alcance y el camino recorrido, señaló. “Ya demostramos que cuando nos unimos somos invencibles”, apuntó.

Para Marita la gente tiene que comprender que “no hay ningún negocio oscuro detrás”. Con la ley sobre la mesa, sólo resta concientizar y comprender que el cannabis medicinal nunca debió ser un tema tabú.

 

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