Totalmente impensado era para Ana saber todo lo que iba a tener que transitar durante el mes de julio y lo que va de agosto. Decaimiento, dolores de cabeza, de su casa al hospital y del hospital a su casa en tres oportunidades. Cómo es tener Covid-19, y las secuelas que te deja, es la consulta obligada: “Me recomendaron ir al psicólogo”, dijo en su entrevista telefónica con La Opinión Austral, mientras se toma un té en la comodidad de su domicilio, y rememora los padecimientos físicos y mentales que contagiarse le trajo.

 

 

 

Es vecina de Río Gallegos y admitió que se contagió por compartir un par de mates con sus primas, uno de los principales focos del brote que hoy golpea a la capital santacruceña, con 645 casos positivos y diez personas fallecidas.

 

 

 

 

Recordó que los primeros síntomas aparecieron el 14 de julio: “Comencé con fiebre y decaimiento, al día siguiente perdí el gusto y el olfato”, aseguró Ana. Luego de realizarse el hisopado que le dio positivo, se aisló en su casa junto a sus dos hijos adolescentes. Después vino lo peor.

 

 

 

 

“Perdí el hambre y la sed”, confirmó Ana al punto que directamente no se alimentaba. Los dolores de cabeza eran muy fuertes, tanto que no le permitían hablar. El 20 de julio, decidió llamar al 107: “Me trasladé en mi auto, y estuve cuatro días internada con suero y medicación muy fuerte que me provocaba mareos”. El 24 del mismo mes es dada de alta “sin haber recuperado el hambre”, manifestó.
Hasta ese momento, todo transitaba dentro de los parámetros normales que conlleva tener el virus. Luego de pasar unos días en su casa, el 28 de julio se produjo la segunda internación de Ana ya que observó que no circulaba bien la sangre en su pierna derecha, por lo que una ambulancia debió buscarla.

 

 

 

 

“Me volvieron a internar para descubrir lo que tenía, en la ecografía no figuraba nada”, detalló Ana. Cabe destacar que ella es el único caso de Covid-19 en la ciudad que presentó estas complicaciones, por lo que el personal de salud del HRRG consultó con colegas de Buenos Aires.

 

 

 

 

Luego de nueve días internada, a la paciente se le informó lo que sucedía en su pierna, que era provocado por uno de los síntomas que provoca el Covid: “Livedo Reticularis” (decoloración de la piel con manchas púrpuras).

 

 

 

Ana fue dada de alta el día 5 de agosto, pero cuatro días después comenzó a no sentir su pierna derecha y debió ser nuevamente internada. Su padre -que integra el grupo de riesgo- la llevó por su cuenta al hospital.

 

 

 

La última internación de Ana fue “la peor, porque ya sabía que tenía algo muy grave”, señaló. Los médicos no le encontraban pulso en su pierna derecha, luego de realizar estudios le confirmaron que no era Livedo Reticularis, sino que padecía trombosis.

 

 

 

 

Asustada y con miedo, debió estar internada durante cinco días más, donde fue asistida con anti-coagulantes, sin embargo también decidieron hacerle el hisopado: “Luego de dos hisopados negativos me internaron en sala común para no volver a contagiarme”, explicó. Además fue dada de alta para que no corra el riesgo de contraer el virus nuevamente, ya que estaba débil.

 

 

 

Hoy Ana padece una trombosis en su pierna derecha provocada por el Covid, decaída, con dolores de cabeza y consumiendo anti-coagulantes para combatir la trombosis está acompañada por sus dos hijos adolescentes que, mientras ella estaba internada, sus abuelos le llevaban comida porque podían ser asintomáticos. El tiempo de su recuperación será de 6 meses a 1 año.

 

 

Recordando todo lo que padeció -aún continúa con secuelas- Ana llamó a reflexionar a todos los riogalleguenses, luego de que esta semana se realizara una marcha anti cuarentena, y los trabajadores de salud del hospital mostraran su enojo, decepción y tristeza por el irresponsable accionar de parte de la comunidad.

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