La generación de conocimiento a través de la investigación y el trabajo conjunto con los tomadores de decisiones (productores y gobiernos) resulta fundamental para que el aprovechamiento de los bienes naturales comunes sea sustentable, es decir, que sea rentable y que no condicione su perdurabilidad para las generaciones futuras, en un marco de cambio climático.

 

En la Patagonia los pastizales naturales de estepa y el ecotono con bosques de ñire son el principal recurso forrajero para las ovejas, criadas para la producción de carne y lana. Uno de los grandes desafíos de la humanidad será prepararse para afrontar de manera adecuada los efectos del cambio climático y la intensificación de los eventos hidrometeorológicos extremos que, en la mayoría de los casos, implican condiciones adversas para la producción agropecuaria.

 

El cambio climático es la alteración del clima debido al incremento de la concentración de gases de efecto invernadero (GEI), que incrementa la temperatura de la superficie terrestre (“efecto invernadero”). Entre las consecuencias esperables del Cambio Climático se encuentran: el derretimiento y desplazamiento de grandes masas de hielo, cambios en los regímenes de precipitación con mayor recurrencia de eventos extremos de inundaciones o sequías, cambios en la circulación de los vientos, alteración del crecimiento de las plantas y pérdida de especies y pérdidas de cosechas a nivel continental.
Ante la evidencia de este proceso, existen dos tipos de acciones para solucionar o enfrentar la problemática.

 

La “mitigación”, que ataca directamente a las causas del proceso mediante la reducción de los gases en la atmósfera, y la “adaptación”, que plantea minimizar o evitar los impactos negativos del cambio en el clima mediante el desarrollo de capacidades preventivas y de respuesta.

 

En este contexto, desde el grupo de Forestación, Agricultura y Manejo del Agua (FAMA) de la EEA INTA Santa Cruz, junto a otras instituciones como la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) y el CONICET (CADIC), se desarrollan tareas de investigación relacionadas al ciclo de carbono y cambio climático mediante mediciones directas realizadas en las parcelas permanentes de la Red PEBANPA (Parcelas de Ecología y Biodiversidad de Ambientes Naturales en Patagonia Austral), así como una amplia gama de variables climáticas derivadas de sistemas de información geográfica (SIG).

 

Se pudo cuantificar el aporte de los bosques al secuestro de CO2 para los bosques nativos de Santa Cruz, generar un mapa de carbono de suelo para toda la provincia y la determinación de la huella de carbono.

 

La gestión exitosa de las emisiones de GEI del ganado se convierte en un desafío importante para las comunidades científica, comercial y políticas. Los resultados de la huella de carbono para la producción de cordero y lana presentados ayudan a caracterizar el perfil de emisiones de gases de efecto invernadero de los productos ganaderos en la Patagonia Austral al proporcionar una línea de base para planificar acciones de mitigación. Sin embargo, al comparar los resultados de la huella de carbono de la producción de cordero y lana a nivel establecimiento con otros países productores de ovinos, los valores en encuentran en los rangos medios y superiores. Estos valores más altos se deben fuertemente a que nuestra producción ganadera, mayoritariamente extensiva y en pastizales naturales poco productivos, determina cargas inferiores a 1 equivalente ovino por hectárea en el año. Es decir, la unidad de medición de la huella de carbono en kg. de CO2-eq por kg. de producto (cordero o lana) es claramente desfavorable para Patagonia.

 

Por esto mismo es que es importante trabajar con el Gobierno Nacional, los gobiernos provinciales y los productores, para cuantificar y poder poner en los productos este balance neto de carbono de los campos patagónicos en producción extensiva con índice de biodiversidad de los pastizales naturales.

 

También se determinó que los ecosistemas con altas reservas de carbono en el suelo beneficiarán a las especies de plantas amenazadas y a la producción ganadera. Con el objetivo de cuantificar los servicios ecosistémicos en Santa Cruz, se elaboraron mapas relacionados a la biodiversidad de insectos, plantas, aves y lagartijas en sus diferentes ambientes (pastizales, arbustales, mallines, bosques) y de acuerdo a diferentes usos -ganadería y aprovechamiento forestal-. Estos mapas nos permitirán conocer y cotejar cuánto de esta biodiversidad está del lado del sector productivo y cuánto del lado de las reservas provinciales y nacionales.

 

Para esto se consideraron variables climáticas y topográficas, áreas ecológicas y stock de carbono orgánico del suelo, también densidad de ovejas, desertificación y red de áreas protegidas de la provincia.

 

La problemática ambiental es compleja, lo cual hace necesario considerar las interrelaciones de los factores económicos, políticos, culturales y sociales, además de las implicancias locales y globales que se presentan como causa o consecuencia. Esta diversidad de participantes para el encuentro de soluciones está directamente relacionada con la complejidad descripta, en la que los organismos de gestión y los sectores productivos no pueden quedar fuera. Esta forma de trabajo permite la articulación e interacción entre los diferentes actores o componentes de una comunidad a partir del concepto de que todos ellos son capaces de tomar decisiones sobre su entorno, en la medida que cuenten con las herramientas y la capacitación para hacerlo. Así, la acción colectiva es transformadora también por fuera de los ámbitos académicos, pasando a ser central en la solución de las situaciones ambientales locales.

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