“Mi familia, los amo”, dice el estado de WhatsApp de Melisa, vecina de Río Gallegos que necesita de las manos de vecinos para poder salir adelante.


Melisa tiene 27 años, está embarazada de seis meses y tiene tres hijos que sostener. Su marido hace changas y, con eso, pasan el día a día.

 

Vive con su familia en el barrio Bicentenario I, en la calle 27, una de las zonas periféricas más alejadas del casco urbano de Río Gallegos.

 

Su casa, pequeña y humilde, necesita modificaciones para que sus hijos puedan vivir en condiciones dignas.

Grupo de riesgo

La pandemia complicó la situación del matrimonio y el embarazo convierte a Melisa en grupo de riesgo, con lo que salir a conseguir la “moneda” diaria no es un plan sencillo.

 

Con algunas donaciones, el marido comenzó a hacer modificaciones para lo que será la habitación de sus hijos de nueve, siete y cinco años.

 

No es el padre biológico de los chicos, pero sí “del corazón”, dijo Melisa. Es que la imagen refleja y visibiliza, una vez más, que la maternidad reposa en los brazos cansados de las mujeres.

 

“Tengo mi casita, pero es humilde, la hicimos con todo el esfuerzo que podemos hacer. Mi marido no es el papá biológico, pero sí de corazón, y me está dando una mano en lo que puede y en lo que el padre biológico no hace”, contó.

Por sus hijos

Sabe que puede salir adelante sola, pero necesita el “empujón” solidario de los vecinos, esa mano que cualquiera puede necesitar.

 

Para poder mantener a sus hijos, tiene que mejorar su casa. Viven hace unos tres años en el barrio y entre las mejoras, tienen que arreglar el baño, la conexión de la luz y la de agua.

 

“Necesito arreglar el baño, que es esencial, tengo uno, pero sólo tiene inodoro. La conexión de agua pasa una sola manguera al baño que no está colocada en ninguna pared y la instalación de la luz, tengo que cambiar todos los cables”, describió.

 

Contó que su casa es humilde y que la hicieron con todo el esfuerzo que pueden hacer. Necesitan, también, una cama y colchón de dos plazas y ropa para los chicos. Desde clavos a chapas, todo suma y todo sirve para poder avanzar.

 

“Si pido es porque realmente lo necesito, no porque me guste. Siempre nos arreglamos como pudimos”, agregó Melisa.

 

“Lo que menos queremos es que nos arrebaten a nuestros hijos de las manos”, agregó la vecina con preocupación.

 

Contó que su marido hace changas en barrios muy lejanos y no tienen movilidad

 

Con el salario universal, compra mercadería para los chicos y sostiene el mes. Las changas del marido suman, pero no tienen movilidad propia.

 

“Se va caminando a barrios lejísimos, es todo un dilema conseguir trabajo. Pero así tenga que ir caminando, lo hace, con eso nos mantenemos”, relató.

Cómo ayudar

La vecina, su marido e hijos necesitan desde frazadas, colchones, ropa para los chicos y para ellos dos también.

 

“La ropa que usa mi marido es la misma que tiene para trabajar y yo, como estoy embarazada, me queda todo chico”, agregó.

Además de materiales, necesita abrigo para las nenas de nueve y siete años y el varón de cinco

 

Sus hijos son dos nenas de 9 y 7 y un varón de cinco, y ellos necesitarían abrigo también.

 

“Mis hijos están bien, pero necesito poder terminar de arreglar la vivienda”, agregó. Sabe que puede, pero apela a las manos solidarias para poder salir de esta situación.

 

Para colaborar con Melisa, pueden hacerlo al (2966) 566655.

 

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