El 3 de enero de 2019, Jorge Ignacio García Cuerva fue nombrado obispo por el papa Francisco. Así, regresó a Río Gallegos, ciudad que lo había visto nacer hacía 50 años, para convertirse, el 23 de marzo de 2019, en el obispo diocesano.

Un año después, la pandemia por Covid-19 cambiaría el rumbo del mundo y para continuar llegando con la palabra de fe, entre otras acciones, comenzaría a transmitir las misas dominicales por las redes sociales de la diócesis y por Canal 9.

Su cercanía permanente con la comunidad ha sido un rasgo característico de su ministerio pastoral en la Diócesis de Río Gallegos. Este viernes se conoció que, a partir del 15 de julio, asumirá al frente de la Arquidiócesis de Buenos Aires.

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Al respecto, el sacerdote Daniel Ferrari expresó a La Opinión Austral: “Para nosotros es una gran emoción, haberlo acompañado, conocido y haber aprendido tanto de Jorge, de nuestro querido padre obispo. Es un gran orgullo para Santa Cruz y Tierra del Fuego”.

“Él ha recorrido constantemente y ha acompañado cada situación en cada comunidad, en cada rincón de nuestras dos provincias. Siempre nos ha dejado esto que decía, que siempre estemos con un corazón abierto para recibir a todos. La diócesis tiene que ser el “hospital de campaña”, en el sentido de recibir a todos como vienen, siempre ha sido un hecho. Nos ha instado, nos ha dado el ejemplo, nos ha acompañado y nos ha fortalecido”, expresó.

Reconoció: “Es un doble sentimiento. Lo vamos a extrañar, se nos va, pero también es la alegría de que él va a seguir su misión, a la cual Dios lo llama”.

Por su parte, el obispo auxiliar, Fabián González Balsa, contó que cuando García Cuerva compartió con él la novedad: “La comunicación fue muy linda, el compartir sensaciones del corazón, preocupaciones, más allá de lo organizativo, de lo práctico que implica este tiempo de traspaso. Fue muy lindo y muy fuerte, porque se abre el corazón”.

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Adelantó que estará presente en la ceremonia en Buenos Aires. “La idea es acompañar al padre Jorge, no solamente por lo afectivo, es costumbre que cuando alguien es nombrado en otro lugar, los obispos y sacerdotes acompañemos, así que ahí vamos a estar”, señaló.

Cerrando, expresó que “también es una invitación a rezar, uno como cura, como obispo, el bautizado, creyente, siempre se pone en manos de Dios y se deja conducir por él que sabe hacer hacer las cosas”