El presidente del Instituto de Energía de Santa Cruz, Matías Kalmus, aseguró en esta entrevista exclusiva con Santa Cruz Produce que sin el decreto de barril criollo la actividad petrolera hubiera caído más drásticamente. De todos modos, indicó que se están revisando las últimas liquidaciones para verificar el valor de referencia que tomaron las operadoras para establecer el cálculo de las regalías, que en el primer semestre de este año cayeron fuertemente, en línea con la crisis de precios y la paralización provocada por la pandemia.
-El decreto del barril criollo ¿ayudó a mejorar los ingresos de la provincia, o a evitar que cayeran de un modo más pronunciado?
-Las operadoras en Santa Cruz tuvieron distintos precios. Sinopec, por ejemplo, exportó gran parte de su producción por lo cual no podemos tomar como referencia ese valor. Otras operadoras transfirieron la mayor parte a sus propias refinerías, con lo cual el valor quedó estipulado por ellos mismos en Medanito US$ 45 más/menos descuentos por calidad. Por eso estamos revisando las liquidaciones, para saber cómo llegaron a cada valor, para establecer un valor de referencia y poder cotejar las liquidaciones o exigir correcciones si es necesario.

Falta de demanda: “No hay indicadores precisos para saber cuándo superaremos esta situación”.

-Tras la aplicación del decreto, ¿se puede decir que ha sido un instrumento útil, o no cumplió las expectativas?
-Si no hubiera existido este decreto, habría sido una excusa más para las operadoras, para no producir cuando el precio del petróleo estaba muy bajo. El barril criollo levantó esos valores, puede ser que no hayan liquidado regalías a 45 por barril porque en algunos casos, bien o mal, descuentan calidad, pero sin este decreto hubiéramos tenido un Brent muy devaluado. Entonces se hubiera comercializado en no más de 20 dólares por barril en todos los casos. Y en consecuencia la producción tendría una caída más drástica, con todos los problemas que eso trae aparejado. Creo que este decreto ha sido una decisión muy inteligente del presidente Alberto Fernández, que contó con el acompañamiento de nuestra gobernadora Alicia Kirchner, para evitar que las operadoras redujeran más la actividad. Recordemos también que en ningún momento bajaron los precios de las naftas, cuando hasta hace unos meses pagaban el barril a 54 dólares y los precios de los combustibles siguieron sin cambios, pese a que el Brent valía menos de 30 ó 25 dólares. Lo que hizo el barril criollo, además, fue dar más previsibilidad a los inversores, en este caso las operadoras, apalancando la diferencia que obtenían en las refinerías con la producción de naftas y gas oil.


-A partir de ese instrumento, ¿hay expectativa de frenar la caída de ingresos por regalías y de producción de petróleo?
-Es muy variable todo y sigue la incertidumbre que genera esta pandemia. El precio internacional puede subir en un momento, por ejemplo cuando el mercado reaccionó ante el anuncio de la posible vacuna en Rusia, pero después puede bajar el valor del crudo cuando haya rebrote de casos. Por otro lado, tenemos situaciones del mercado interno. Por ejemplo, la venta de combustibles en el país se estaba reactivando de a poco, pero ahora hubo que volver a tomar medidas por el aumento de contagios y eso vuelve a poner en alerta a las refinerías que son las que compran el crudo. No hay indicadores precisos para poder proyectar cuando superaremos esta situación, porque a partir de la pandemia mucho se vuelve incierto e imprevisible. Sí me parece que en este contexto, donde hay mucha incertidumbre social y un clima muy delicado, la decisión de Sinopec de dar de baja o no renovar contratos y generar más inestabilidad social es una gran irresponsabilidad social por parte de la operadora.

La falta del decreto “habría sido una excusa más para no producir por parte de las operadoras”.

-¿Cómo han analizado el plan de inversiones presentado por las operadoras en general, con compromisos por 435 millones de dólares para este año?
-La tomamos con cautela, porque son declaraciones juradas pero no necesariamente son los números que terminan aplicándose en la realidad. En este caso están por debajo del año pasado, pero debemos entender que se da en un contexto muy crítico, nosotros vamos a exigir actividad pero debemos estar centrados en la realidad que nos toca atravesar. Hay operadoras como YPF y PAE que ya se comprometieron a levantar equipos, o incluso CGC que ya volvió a perforar. Hemos avanzado, pero no nos podemos olvidar los primeros meses tan duros que tuvimos que atravesar, donde hubo un trimestre que casi quedó sin inversiones, porque el nivel de la crisis ha sido histórico para todo el mundo, algo que nunca habíamos imaginado. Recordemos que llegaron a haber precios negativos del crudo tipo WTI, que los campos se mantenían con guardias mínimas. Ahora, de a poco se empieza a reacomodar y en ese camino la provincia va a exigir lo que corresponde, con mucho dialogo con cada sector involucrado en la industria para ir entre todos buscando la mejor solución posible para que haya más actividad, más inversiones, más equipos, más trabajo, y todo lo que la reactivación conlleva. El escenario sigue siendo muy vulnerable y debemos fijar criterios y exigencias de política energética acordes a la defensa de los recursos naturales de Santa Cruz, pero también entendiendo todas las variables de alta complejidad que entran en juego. Por supuesto que la actitud de las operadoras no es igual en todos los casos y algunas actúan con la responsabilidad social que les cabe y otras no, por eso también el gobierno apelará a todas las herramientas legales a su alcance para exigir lo que corresponde, pero sin perder de vista que de esta situación salimos entre todos y todas.

 

Leé más notas de Raúl Figueroa