En la nueva normalidad que trajo el Covid-19, la educación se transformó en uno de los ámbitos de mayor riesgo de contagio y las decisiones que se toman a nivel gubernamental demandan un nivel de responsabilidad extremo.

La pandemia acercó la educación pública a la virtualidad. Una herramienta válida.

En estos meses, la realidad habló por sí sola. En la República Argentina, cinco provincias regresaron a la presencialidad, luego que el Ministerio de Educación de la Nación aprobara los protocolos provinciales. Pero tres retrocedieron ante los resultados obtenidos.

A pesar de esto, las autoridades no renunciaron a la posibilidad de volver al aula, sin embargo, el mensaje brindado desde el 16 de marzo pasado -fecha que se suspendieron las clases en todo el país- ha sido inequívoco. El Consejo Federal de Educación -a lo largo de estos meses- garantizó que la vuelta a las aulas se dará cuando la salud no sea un factor de riesgo.

Cara a cara

En este escenario, hay alumnos que gradualmente regresaron al contacto con sus docentes. Sin dudas, una gran noticia. La Escuela Primaria Nº 70 “Dr. Julio Lavocat” es un ejemplo.

Superado el receso invernal -otorgando el plazo para que padres y alumnos se adaptaran a la mediación tecnológica-, el cuerpo directivo del establecimiento recomendó a los docentes trabajar en “class room”. Una aplicación creada para el dictado de clases en el ámbito educativo.

“Le cambió la onda al Ciclo Lectivo. Hasta aquí enviábamos y recibíamos las tareas por el blog de la institución”, pero el “contacto virtual nos ha permitido vernos nuevamente con los alumnos. Es muy valioso”, contó la “seño” Sonia Almada, docente del 4º B -turno tarde- del “Ladvocat”, a La Opinión Austral.

Con 23 años de trayectoria educativa, aseguró que esta instancia permitió retomar el acompañamiento, especialmente a los alumnos del Nivel Primario que necesitan de una guía para realizar las tareas escolares. Sucede que aún no adquirieron autonomía de trabajo.

Los alumnos y alumnas del Ladvocat reciben clases virtuales dos veces por semana.

“La relación entre el docente y el alumno es prácticamente personal”, dijo y recordó que en el actual calendario escolar solamente dos semanas se encontraron en el aula. Tiempo suficiente para detectar el nivel de aprendizaje y conocimiento de los alumnos.

La responsabilidad es otro de los beneficios de regresar a clases. “Ahora se preparan para las clase

s y esto demanda una responsabilidad a los chicos, pero también a los padres que deben acompañarlos”, recalcó.

Disponibilidad

La “seño” Sonia explicó a La Opinión Austral que el desafío más grande fue retomar el contacto y garantizar la recepción de los trabajos prácticos para desarrollar el seguimiento en el aprendizaje.

Pero la conectividad fue otro escollo a superar. Sucede que hay hogares que no cuentan con la disponibilidad suficiente de teléfonos, computadoras o tablets.

“Algunos tienen solamente el teléfono del papá y acordamos hacernos videollamadas sábados y domingos para ayudarlos en las tareas”, aclaró. La docente se mostró convencida que con buena voluntad de los padres y docentes, el aprendizaje estará garantizado.

En tiempos de pandemia las historias positivas escasean. La de los alumnos del 4º B del Ladvocat es una de aquellas que puede marcarnos el camino para que la educación vuelva a ser protagonista.

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