Se cumplen hoy dos semanas del hallazgo del cuerpo de Fabián Gutiérrez, el ex secretario presidencial que fue golpeado salvajemente y asesinado en su propia casa, en la ciudad de El Calafate.

El sábado 4 de julio, un día con temperaturas bajo cero, el juez Carlos Narvarte y la fiscal Natalia Mercado dieron con el cadáver del hombre. Estaba semienterrado cerca de una cabaña, por calle Cañadón Seco.

19:28:17 HS. Fabián Gutiérrez caminando hacia “Distrisur”. Facundo Zaeta lo esperaba en la camioneta.

“Buscamos un cuerpo”, soltó el mismo día de denunciada su desaparición (viernes 3 de julio, por la noche) por su madre, Teresa García.

19:28:32 HS. Ingresa al local con las manos en sus bolsillos. Vestido con campera color verde, jeans negro, zapatillas de trekking gris y roja y un barbijo negro.

Las autoridades reconstruyeron las últimas horas del empresario. Hubo un despliegue policial nunca antes visto en la villa turística. Incluso el ministro de Seguridad Lisandro de la Torre y el jefe de Policía, José Luis Cortés (se encontraban por Río Turbio) viajaron hasta el lugar para trabajar codo a codo con el juez y la fiscal.

El final, impensado por todos, estremeció a los vecinos calafatenses y puso a la tranquila ciudad de Los Glaciares, en boca de toda Argentina.

 

Fabián Gutiérrez había regresado hacía poco a El Calafate desde Buenos Aires. Pocos días antes de haber sido asesinado por Facundo Zaeta, Facundo Gómez y Pedro Monzón -y la colaboración de Agustín Zaeta- se había mudado a la lujosa casa de Zona de Chacras, donde lo maniataron y torturaron para exigirle dólares. “Dinero de la corrupción”, creían los jóvenes hoy imputados por su homicidio.

19:28:53 HS. Se lo observa en el sector verdulería, seleccionando mercadería y poniéndola en bolsas. A su alrededor, cinco personas.

Amigos del empresario marcan que estaba un tanto triste pues hacía unos días se había separado de su pareja, un joven llamado Mauro. Con algunos de ellos, se había juntado a cenar el miércoles 1 de julio, tras la mudanza.

 

Esto, además de que había pedido a su familia “no molestarlo” hasta el domingo, porque se reuniría con Facundo Zaeta, consta en las declaraciones testimoniales que dieron desde su círculo íntimo en la Comisaría Primera, tras las primeras horas de su desaparición.

19:30:13 HS. Recorriendo góndolas, cargando una botella de agua y bolsas con papas y limones, en la mano izquierda.

También declararon vecinos, que poco pudieron aportar.

 

Era raro que Fabián no contestara los mensajes. El mediodía del viernes su hermana, Valeria, comenzó a preocuparse y envió mensajes a sus amigos por Instagram, preguntándoles si sabían de él.

A partir de ahí, comenzó su búsqueda. Lo llaman y no contesta. Van a su casa y ven la camioneta Volkswagen Amarok estacionada con el retrovisor izquierdo roto y vestigios de manos en las puertas derechas.

 

Minutos después llega la madre con un cerrajero, cuyo trabajo no fue necesario, en el vehículo estaban las llaves de la casa. La mujer ingresa y no nota nada extraño. Claro, los imputados del asesinato se tomaron varias horas en limpiar la escena del crimen con lavandina y cif. Ve que su hijo no durmió allí esa noche, la cama estaba impecable. Sólo nota algunas luces prendidas. Tomó el perro de él y se fue.

19:31:54 HS. Fabián Gutiérrez haciendo la fila en una de las cajas de cobro del comercio. Sumó un pan lactal a sus compras del día.

Teresa se preocupó y fue a la comisaría. Desde ese momento, comenzaron a desfilar testigos, entre ellos Facundo Zaeta y Facundo Gómez, que horas más tarde terminarían detenidos.

 

El Iphone de Gutiérrez pudo ser geolocalizado en una obra en construcción, en calle Freile y Piedra Buena. Sus amigos lo encontraron, oculto con una caja cubierta con piedras, y llamaron a la Policía. El celular fue secuestrado. Tenía huellas dactilares.

 

¿Dónde estaba Fabián? ¿Qué hizo la noche del jueves? ¿Por qué ninguno de los amigos sabía donde estaba?

Nadie sabía nada. Hasta que Facundo Zaeta es citado a declarar como testigo. Ahí cambió todo.

13:33:13 HS. Su turno para pagar. Se observa como apoya su mercadería mientras aguarda ser atendido por la cajera. Atrás de él, otros esperan.

“Estaba en mi casa y cerca de las 19:30 horas me pasó a buscar Fabián Gutiérrez…” comenzó en su declaración. Mientras hablaba, y contaba lo que hizo con el empresario, los policías notaban su pómulo enrojecido y su mano derecha hinchada.

Ante un oficial ayudante de la comisaría declaró que acompañó a Gutiérrez al comercio “Distrisur”, local comercial ubicado en Avenida Del Libertador y Casimiro Biguá, casi pleno centro de Calafate.

Las cámaras de seguridad de este negocio captaron las últimas imágenes de Fabián Gutiérrez con vida. Secuencias a las que, La Opinión Austral, tuvo acceso exclusivo.

 

La Policía, con el testimonio de Facundo Zaeta, se dirigió hasta el comercio y pidió al propietario, Luis Bracamonte, poder ver las secuencias fílmicas. Accedió voluntariamente sin dudarlo. La franja horaria estudiada fue de las 19:00 a las 20:00.

19:33:47 HS. Siendo atendido. Momento en que saca del bolsillo izquierdo del pantalón dinero en efectivo para pagar. Cerca de él, todos con barbijos.

El trabajo se desplegó rápidamente y con eficacia. Son ocho imágenes, detalladas con precisión horaria, que les fueron entregadas al juez el mismo día de la denuncia de desaparición.

 

 

En las mismas, se puede ver cómo Fabián Gutiérrez ingresa al local. Lo hace caminando. Ya era de noche cuando se lo ve cruzar la calle hasta la puerta de “Distrisur”. En la avenida, había dejado su camioneta estacionada. En el asiento del acompañante, estaba Facundo Zaeta.

19:34:58 HS. Seis minutos después de entrar a comprar, se retira con sus bolsas, hacia Avenida Del Libertador.

De ahí fueron a su casa y comenzó la pesadilla del ex secretario.

El hombre, que tan solo quería pasar una noche agradable con un joven al que había conocido en una fiesta en Buenos Aires y con el que mantenía hacía tiempo conversaciones por WhatsApp y Telegram, terminó siendo brutalmente asesinado.

Su recorrido por el comercio duró apenas seis minutos. Entró rápido, escogió qué llevar con mayor ligereza y se fue casi sin llamar la atención. Sabía lo que iba a comprar y fue directamente a eso.

El análisis de las grabaciones por parte de la Policía lo ubican entrando al comercio a las 19:28 (primera imagen) y retirándose a las 19:34 horas (octava imagen), del día jueves 2 de julio.

Entró vestido con una campera verde con capucha, jeans negro y zapatillas de trekking, además de un barbijo. Fue directo a la verdulería, y tras recorrer unas góndolas, va a la caja a pagar por una bolsa de papas, otra de limones, una botella de agua mineral y pan lactal.

Pagó rápido, en efectivo, y se fue. En el local había menos de diez personas. Todas ellas, con barbijo, por la situación epidemiológica reinante a causa del coronavirus.

Casi no hizo contacto con ninguno de los hombres y mujeres que estaban también comprando en ese momento. Sólo saludó y despidió a la cajera que lo atendió. Tomó sus cosas y salió.

 

 

Zaeta dijo que Gutiérrez le mostró su casa mientras tomaban champagne y se fue alrededor de las 22:30 horas, luego de que un hombre de apellido Franco, lo llamara y le pidiera dólares, según su declaración.

Luego, daría el nombre de quienes hoy lo acompañan tras las rejas: Facundo Gómez y Pedro Monzón. Dijo que con ellos bebió hasta las 01:00 del viernes.

Mientras tanto, la Policía avanzaba en el hallazgo de evidencias en la casa de Gutiérrez. La sangre había sido limpiada pero, con luminol, se descubrió la escena del crimen.

“No van a encontrar nada”, dijo Pedro Monzón que Facundo Zaeta le susurró cuando estaban por declarar.

Era cuestión de horas nada más para que la División de Investigaciones (DDI) solicitara allanar las casas de los tres.

 

¿Cómo fue?

La Justicia avanzó rápidamente en el esclarecimiento del hecho. En menos de 24 horas, los cuatro involucrados en el crimen estaban tras las rejas. Ahora, resta lo más complicado para Carlos Narvarte: determinar el grado de involucramiento que tuvo cada uno de los jóvenes.

El más complicado los primeros días fue Facundo Zaeta. Pedro Monzón lo incriminó, dijo que cuando él y Facundo Gómez llegaron a Perkic 124, Gutiérrez ya estaba muerto. O, al menos, convaleciente. Y relató cómo él lo ahorcó con una venda deportiva.
Dijo, además, que Zaeta los obligó a él y Gómez a ayudarlo a “limpiar”, dando precisiones de dónde ocultaron el cuerpo y los elementos usados.

Facundo Zaeta, que guardó silencio hasta hace unos días, dijo que todo fue un plan de Gómez. Que él y Gutiérrez tenían “una historia”, atada a la agencia de vehículos automotores que posee su padre Martín, y vinculando la compra de una decena de camionetas RAMS, al ex secretario presidencial.

¿Qué hay detrás del asesinato de Fabián Gutiérrez? Los autores materiales del crimen están, pero, ¿hay un autor intelectual? La Justicia avanza en resolverlo.

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