Juan I. Martínez Dodda

“Tenemos menos de dos décadas para revertir la situación de degradación que estamos generando tal como venimos trabajando hasta ahora, el horizonte de tiempo es muy corto, pero podemos hacer algo distinto”.

La dura sentencia corresponde a Pablo Borrelli, de Ovis 21, y fue realizada durante el encuentro “Regenera Internacional”, del que participaron disertantes de España, Paraguay, Chile, Colombia y Costa Rica.

Pablo Borrelli.

Todos productores, asesores y especialistas que contaron su experiencia haciendo un manejo distinto en el que lo importante es la producción, pero en consonancia con el ambiente y la sociedad.

El modelo productivo regenerativo “tiene un mensaje muy esperanzador para el futuro de la ganadería mundial en general, pero para la patagónica en particular”.

Hay 1,5 millones de ovejas menos que en 2005, la desertificación sigue avanzando, índices productivos estancados o en descenso, sequías más intensas y más largas, con predios chicos y medianos perdiendo dinero o sin rentabilidad, lo que redunda en 30% de campos cerrados en Patagonia.

Hay 1,5 millones de ovejas menos que en 2005 y la desertificación sigue avanzando

¿Por qué avanza la desertificación? Una de las razones es por el pastoreo continuo. “Todo el tiempo los animales en el mismo cuadro o durante 7-8 meses en esquemas de invernada-veranada no les da tiempo a los pastos a crecer de nuevo, los animales se comen todo y ahí no crece nada más”, ejemplificó Borrelli.

El control del guanaco también es importante. La población “sigue descontrolada y sin un plan efectivo para regularla”. Eso también contribuye a la desertificación. En cuanto a la baja facturación, para Borrelli, la causa es que hay sistemas que se han especializado por lana o por carne, pero también a majadas que tienen hambre y ovejas que pierden corderos.

El ingeniero identifica tres cuestiones clave a cambiar: el esquema de pastoreos yendo hacia pastoreos rotativos; aumentar la facturación por oveja, y obtener un precio diferencial.

“Por un lado decimos que hay que tener más ovejas y herbívoros, no menos, esto es un cambio de 180 grados, pero planificando el pastoreo, usando el estudio de pastizales, siempre recurriendo a pastoreos moderados con descansos largos, con rehabilitación de mallines y cosecha de aguas para tratar de retenerla en el paisaje”, dijo Borrelli como primer punto.

Lo segundo es mejorar la facturación por oveja. “Necesitamos una genética doble propósito, esto significa menos de 20 micras y más de 80% de señalada”. La tercera pata del modelo “es diferenciar los productos regenerativos en el mercado, exportando estas lanas producidas de otra manera” y así lograr un mejor precio.

Hay un modelo regenerativo que está preparado para ser usado en la Patagonia, ya pasamos la etapa de pruebas, tenemos suficientes resultados que superan a los modelos anteriores, y creemos que los recursos de las políticas públicas deberían concentrarse en promover la ganadería regenerativa”, apuntó Borrelli. En algunos lugares ya se hace “y es una gran esperanza”.

Modelo mundial

Desde la Patagonia chilena, habló Antonio Kusanovic, que contó el manejo que vienen haciendo sus tíos José Antonio Kusanovic y Tamara Mcleod, pioneros en el manejo holístico en Chile.

Antonio Kusanovic.

Las estancias reúnen 24.000 hectáreas, en Torres del Paine, una zona de bajas precipitaciones (250 a 400 mm por año). Allí crían bovinos Hereford y Angus, y tienen una majada de Merinos Multipropósito.

“La planificación de pastoreos, así como la del uso de la tierra y la financiera es fundamental en este esquema”, dijo el productor, y ponderó que en una década de regeneración creció el número de vacas de menos de 400 a casi 600, también toros y caballos. El aumento de carga ovina por hectárea que en promedio fue de 30-40%.

“Este manejo te da la posibilidad de mejorar la infraestructura del predio, te ordena muchísimo la planificación financiera, y todo lo que redunda en eficiencia de manejo”, dijo Kusanovic.

En cuanto a los resultados sociales, “el salario que reciben los trabajadores en el campo es el doble hoy respecto de antes, de 533 dólares por mes (que es la media regional) a 1.000 por mes”.

“En lo ambiental es increíble cómo aumentó la biodiversidad, aparecieron orquídeas después de 30 años, se recuperaron también pasto miel y trébol blanco”, explicó el productor, que describió también mejoras en el ciclo del agua, con pastos más verdes, a diferencia del sobredescanso que a veces sucede”.

“Además, vivimos y valoramos la vida familiar asociada al campo, con un traspaso de generación en generación, además de lo estrictamente productivo y ambiental, el manejo holístico permite vivir en familia en el campo”.

Desde España, también llegaron aportes: “Es importante desaprender cosas que nos han legado, y prestar atención a cosas que puedan parecernos muy diferentes a las que estemos haciendo”, apuntó Gustavo Alés, ingeniero agroecológico y educador holístico, expresidente de AjeJAB, un nodo del Instituto Savory para Península Ibérica y norte de África.

Para Alés, “hay que tratar de imitar a la naturaleza, porque ella es la experta, y para ello hay que planificar, algo que en actividades agrícolas a veces no se hace”. Y agregó: “Los proyectos que funcionan bien es porque las personas son innovadoras, confían en el proceso, están bien formadas, vienen sin una mochila de conocimiento arraigado”.

Es importante desaprender el legado y abrirse a técnicas muy diferentes

También habló Manuel Die Dean, de la Finca Defesinhas, en España y Portugal. Su explotación dependía en gran medida de subvenciones y no permitía la regeneración de los pastos, además, necesitaba comprar grandes cantidades de alimentos, lo que encarecía la rentabilidad de la empresa.

Esta situación lo llevó a explorar nuevas formas de manejo. Así fue como se topó con el Instituto de Allan Savory y su propuesta de manejo holístico.

“Así, el ganado, que lucía como un problema, fue la solución, manadas de herbívoros en movimiento, con un manejo regenerativo de cortos periodos de pastoreo y largos periodos de descanso”. El sistema imita las prácticas trashumantes de la naturaleza, que permiten la regeneración del arbolado, una gestión eficiente de los pastos, y la mejora del suelo y de la salud medioambiental.

 

Leé más notas de Juan I. Martínez Dodda