Un integrante de la Fuerza Aérea en Río Gallegos se encuentra detenido y acusado de abusar sexualmente de su hija durante años.

 

El caso es estremecedor. La Opinión Austral pudo conocer de manera exclusiva algunos detalles de la causa que instruye la Dra. Marcela Quintana, jueza que a mediados de diciembre ordenó la aprehensión del hombre, y quien en los próximos días deberá resolver si éste es procesado con prisión preventiva.

 

 

Los hechos que se investigan se remiten a varios años atrás. Es que la víctima, fue sometida durante muchísimo tiempo por su padre, física y psicológicamente, desde la niñez hasta la adultez, y recién cuando cumplió los 26 años se animó a contarlo todo.

 

El hombre está alojado en la Comisaría Primera y en las próximas horas, se resuelve si sigue preso

 

El calvario para esta mujer comenzó de niña, cuando apenas tenia entre 10 y 11 años. A partir de allí, en su preadolescencia, los abusos pasaron a ser reiterados y sostenidos en el tiempo, hasta que cumplió los 21 años de edad.

 

Primero fueron tocamientos. El integrante de las Fuerzas Armadas (F.V.) aprovechaba los momentos en que la madre de la menor se bañaba o no estaba en la casa para “manosear” sus partes íntimas. Esto, aproximadamente, en el 2002, cuando vivían en el barrio de Fuerza Aérea, muy cerca del Polideportivo del Atlético Boxing Club. Desde ese año en adelante, las agresiones sexuales comenzaron a ser peor y a repetirse sistemáticamente. Cada vez que se quedaba sola con su padre, éste aprovechaba la ocasión para someterla.

Me tenía amenazada y me decía que me iba a lastimar si hablaba

 

Ella es la mayor de cuatro hermanos y, además de los abusos, siempre fue la más castigada por él. La golpeaba y maltrataba. De tocarla (abuso sexual simple), pasó a violarla (abuso sexual agravado).

 

Con la vestimenta de Fuerza Aérea, hace unos diez años.

Para evitar que ella hablara y contara lo que sucedía a su madre u otras personas, la amenazaba. Primero le decía que era “un secreto entre ambos” y, conforme fueron pasando los años, que si lo denunciaba, la mataría a ella y él, se suicidaría.

 

Me decía que me iba a lastimar si hablaba

 

Al tiempo, pasaron a vivir a otra casa, ubicada en el barrio Belgrano. Allí los ataques sexuales continuaron y fueron peores.

También las agresiones, que le impidieron ir a la escuela en varias oportunidades, en virtud de los hematomas que su padre le dejaba en el rostro y en el cuerpo.

“Yo recuerdo que me tapaba la cara y lloraba, era muy sumisa. Aparte él me tenía amenazada que no debía decírselo a nadie”, dijo.

Según consta en la causa, los vejámenes no sólo ocurrieron en la vivienda donde convivían víctima y victimario, sino en el lugar de trabajo de este. Hasta, incluso, en baldíos o sectores ubicados por fuera del ejido urbano de la ciudad capital.

 

De acuerdo a la denuncia, el hombre llevaba a su hija cuando estaba de guardia en la Fuerza Aérea. Allí, dormía con ella y la abusaba.

Para mí los abusos eran todos los días, algo eterno. Mínimo 3 o 4 veces por semana”, dijo la mujer, hoy de 29 años.

 

La mujer se fue de su casa aproximadamente cuando tenía 23 años. Años más tarde, se enteraría que él no es su padre biológico.

 

Por miedo, tardó un par de años más en animarse a hablar y contarle todo a su madre, quien también era violentada por F.V. Cuando él la agredía, la mujer quería defenderla e igualmente era sometida.

 

El violento y acusado de abuso, causó daños psicológicos en ambas. En la causa, consta a partir de los estudios realizados a la víctima, que posee estrés postraumático y que quedó con secuelas por los reiterados abusos.

 

En 2017, finalmente ella radicó la denuncia. Además de ella, él también fue evaluado por el Cuerpo Pericial de Psicología del Poder Judicial.

 

Hubo algunos avances tras la exposición, pero más fueron los “parates” y la falta de respuestas.

 

El año que pasó, la denunciante pudo asesorarse con la Dra. Iris Jovita Vivar y presentarse como parte querellante en la causa. Pidieron la detención del hombre en virtud de las pericias a la que fue sometida tanto la víctima como el acusado.

 

La jueza que maneja la causa ordenó su aprehensión y F.V. se encuentra privado de su libertad esperando que se resuelva su situación procesal. La calificación legal que se le podría dar a los hechos de los que se lo acusa, tienen varios agravantes (vínculo y convivencia, por ser personal de Seguridad, duración en el tiempo, entre otros) que, de comprobarse al menos en esta instancia, lo dejarían preso.

 

 

Actualmente está en la Comisaría Primera de Río Gallegos, confiaron fuentes consultadas por este diario. Cuando Marcela Quintana lo citó a prestar declaración indagatoria, este se negó a hablar y a contestar preguntas, por asesoramiento de su abogado particular.

 

Para mí, eran eternos los abusos, mínimo 3 o 4 veces por semana

Pese a haber sido manipulada psicológicamente y quedar con secuelas por las traumáticas vivencias padecidas y -principalmente- los tres años que tardó la Justicia en actuar consecuentemente con la magnitud de los hechos, ella se mantuvo firme con su lucha.

 

También, hizo oídos sordos a las propuestas del hombre, que trascendió le ofreció dos camionetas Toyota Hilux para que retirara la denuncia.

 

Actualmente, la mujer todavía padece trastornos y ataques de pánico, y continúa con tratamiento psicológico y ha iniciado los trámites para cambiarse el apellido que lleva.

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