Durante muchos años la producción no tuvo en cuenta al ambiente. O sea, lo tuvo en cuenta más bien como cofre de donde se extraían riquezas sin tener que rendir cuentas.

Desde hace unos años, eso ha cambiado. Parte de la sociedad, embanderada detrás de los ambientalistas, ha puesto en evidencia los abusos ambientales.

Sin embargo, en algunos casos, estas prerrogativas ambientales se pasan de la raya entorpeciendo la producción de alimentos sin justificación científica. La clave está en acercar posiciones, animarse a poner datos sobre la mesa y discutir lo mejor para todos: ambiente, sociedad y productores.

 

 

En este camino surge la voz de Alejandro Brown, doctor en Ciencias Naturales y licenciado en Ecología, que actualmente preside la Fundación Pro-Yungas, una ONG que desde 1999 trabaja en pos de la conservación del ambiente y el desarrollo sustentable. ¿Cómo? Promueven procesos de planificación territorial en los que se vincula activamente la producción con la preservación de la naturaleza.

 

“Esto es lo que llamamos Paisajes Productivo-Protegidos, un modelo de gestión del territorio que permite integrar la producción con la conservación de la biodiversidad, pensando en la sustentabilidad ambiental, pero también en la social”, contó Brown a Santa Cruz Produce.

En el norte del país, hace diez años trabajan junto a la empresa Ledesma y su producción cañera, en una reserva de 100.000 hectáreas en donde días atrás se detectó la presencia de un yaguareté, con cámaras que se activan con el movimiento.

“Ha sido una gran noticia porque es una especie en riesgo de extinción, y nos demuestra que se puede producir, como en este caso lo hace Ledesma, y preservar”, relató Brown.

Panorama santacruceño

Aplicar este concepto de producción y conservación sería muy importante en las provincias patagónicas en donde los últimos años han surgido varios conflictos al respecto.

 

Lo más lindo que tiene la Patagonia son los paisajes que vinculan la silvestría con la gente viviendo allí, la historia de la Patagonia es una historia del hombre pujando con la naturaleza, por ende, la naturaleza de la Patagonia perdería si sólo tenemos naturaleza, ese vínculo entre la naturaleza y las actividades productivas son importantes”, resumió Brown, que en 2019 hizo una travesía de 500 km durante 10 días, navegando, entre otros, el río Santa Cruz, y se llevó varias impresiones.

El último tramo, fue el cruce de oeste a este de nuestra provincia, desde la embocadura del Lago Argentino hasta la Isla Pavón, en las cercanías de Puerto Santa Cruz.

El guanaco

Uno de los temas que los últimos años puso en disputa a productores y ambientalistas, conservacionistas o defensores de la fauna silvestre es el del guanaco. Así lo recuerda Brown de su travesía: “Uno puede ver abundancia de guanacos, es impresionante, hay guanacos como había ovejas en el pasado”.

Y agregó: “Lo otro que nos llamó la atención es que muchos de los establecimientos que veías desde el río Santa Cruz están todos abandonados, en ruinas, y me parece que hay un tema más macro, no sólo el guanaco, que llevó a la retracción de la producción en Santa Cruz”.

 

El guanaco es un símbolo de la Patagonia, de su silvestría territorial y de sus espacios inconmensurables, afirma el especialista. “Su presencia nos da la tranquilidad de un espacio en armonía entre la producción y la conservación de la naturaleza”, graficó.

Para muchos, su actual abundancia es un problema para la producción ovina, para otros es la prueba de los desequilibrios ecológicos causados por la sistemática eliminación de su principal predador, el puma, lo cierto es que mantener guanacos y ovejas ha sido la clave de un paisaje productivo en armonía que nos invita a visitar y a disfrutar de esta geografía sin igual, que es marca registrada de la Patagonia”.

 

Frente al crecimiento del guanaco, establecer las condiciones para controlar su población, debe estar acompañada de la información y monitoreo para asegurar la efectividad de las medidas y el mantenimiento de las poblaciones en niveles adecuados.

Rol de los ganaderos

“Para que sea realmente efectivo se debe contar con la participación y el compromiso de los productores ganaderos, que han sido los que, hasta nuestros días, han permitido que el guanaco sea un elemento importante de los paisajes patagónicos”, valoró Brown.

Casi un tercio de la superficie protegida de todo el país está sólo en la Patagonia.

“Que hoy se encuentren espacios increíbles, merecedores de los mayores deslumbramientos, es posible gracias a la historia humana de estos territorios”.

“Por ello es imprescindible que los esfuerzos crecientes de protección en la región, se desarrollen en consonancia con los planteamientos de sus custodios naturales: los productores”. “Sin ellos no sólo no lograremos el éxito de nuestras metas conservacionistas, ni estaremos honrando su legado histórico al país”, sentenció.

 

Los esfuerzos crecientes de protección deben darse en conjunto con la necesidad de los productores

 

Para Brown, “hay que asegurar la supervivencia de los guanacos en armonía con las prácticas productivas y como atractivo de una industria creciente en estos territorios como es el turismo. En ella el guanaco constituye una presencia emblemática”.

 

Asegurar la supervivencia de los guanacos en armonía con las prácticas productivas

 

“En Santa Cruz tenemos una pugna entre lo productivo y lo ambiental. Debemos sacar al sector productivo de la dimensión del problema y superar esa confrontación para seguir adelante”, dijo Brown.

“Para eso, las posiciones extremas tienen que salirse de su posición de confort que hace difícil llegar a acuerdos, porque lo único que se hace es criticar al otro, hay que ponerle neuronas para encontrarle la vuelta”.

 

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