La Opinión Austral dio a conocer que al menos doce familias de Santa Cruz denunciaron haber sido estafadas por la empresa “La Torre, Maderera y Cabañas”, propiedad de Darío Torralvo Cenci, con sede en la calle Catrihuala, esquina Paso de los Arrieros, Río Gallegos.

 

 

 

 

Las primeras historias que surgieron fueron la mala experiencia de Jorge Barrionuevo y Daniel Vidal, ambos de clase trabajadora, que decidieron encarar el sueño de la casa propia, pero fueron vulnerados en su buena fe.

 

 

 

 

Ahora se sumó el testimonio de Roxana Acuña (35), enfermera del Hospital Regional Río Gallegos (HRRG). Junto a Juan Díaz (45), empleado provincial, conformó su familia con dos hijas: Fiorella (5) y Sofía (13). La menor padece estenosis pulmonar que le provoca un agudo cuadro de asma, mientras que la mayor tiene un retraso mental leve.

 

 

 

 

Roxana contó a La Opinión Austral su largo y doloroso derrotero que atravesó en el intento de edificar su vivienda prefabricada de 46 m2. “Me ha quedado una platea que no sirve y $ 27 mil mensuales a pagar de un crédito contraído”, asegura.

 

 

 

 

 

El método utilizado por los supuestos empresarios que se dedican a construir casas prefabricadas es el mismo en todos los casos. Prometen la vivienda sin lujos, firman contrato, solicitan dinero y encaran nada más que el inicio de obra. Luego estiran los plazos utilizando diferentes argumentos para ganar tiempo.

 

 

 

 

Cuando la paciencia y la desesperación se apodera de aquellos que obraron de buena fe, lamentablemente es tarde. No aparecen el dinero invertido con tanto esfuerzo ni los materiales. Así, el sueño se esfuma en manos de estafadores. La única esperanza es que la Justicia actúe y devuelva la ilusión a las familias.

 

 

 

 

 

Historia

En 2014, Roxana firmó un precontrato con Aike De los Andes, una pequeña empresa que supo tener algunas polémicas en la capital de Santa Cruz, según relatan otras personas que destinaron sus ahorros y se quedaron a mitad de camino.

 

 

 

 

Desde aquel año hasta 2018, la enfermera pagó religiosamente un total de 30 cuotas. Inicialmente el valor era de $ 4 mil, luego se actualizó a $ 6 mil.

 

 

 

 

“Cuando decidimos ir por nuestra casa, no poseíamos terreno propio. Hice interminables gestiones y trámites, hasta que finalmente en agosto 2018 el Gobierno Provincial nos entregó uno, ubicado en el barrio Bicentenario II”, recuerda Roxana ante La Opinión Austral.

 

 

 

 

Con el objetivo claro, la familia Acuña-Díaz redobló los esfuerzos y efectivizó una entrega de 46 mil pesos -en noviembre de 2018- para iniciar la platea. Hasta aquí, las ilusiones estaban intactas.

 

 

 

 

Pero al ir por el inicio de las obras, los contratiempos, de todo tipo, surgieron. El terreno estaba usurpado. “Hicimos una exposición judicial, pero no tuvimos respuesta. Luego de muchas vueltas, desde la Justicia nos recomendaron que los corramos nosotros, así es que junto a mis cuñados (su marido estaba operado de la comuna) rompimos la casilla de los usurpadores y tuvieron que irse”, relata.

 

 

 

 

Concluida la arriesgada tarea, producto de la falta de respuestas, demarcaron la parcela y cerraron el terreno. Con una cifra superior a los $ 150 mil entregados a la pyme, Roxana buscaba relajarse y confiaba en que la construcción finalmente tomaría rumbo. Pero Aike De los Andes se fue a la quiebra y no hubo trabajo realizado.

 

 

 

 

 

“La Torre”, a escena

Con las primeras desilusiones a cuestas, luego de aquella quiebra, el camino para Roxana parecía enderezarse.
Así, pasados cinco años de haber decidido ir por su techo propio y con los contratiempos enfrentados, la suerte parecía cambiar ante un llamado telefónico. En marzo de 2019 se comunicó “Darío Torralvo Cenci, dueño de la empresa La Torre”, relata Roxana a La Opinión Austral.

 

 

 

El maestro mayor de obras y docente del Industrial N° 4 de Río Gallegos dijo a los Acuña-Díaz que había receptado una serie de documentación en la que constaba el precontrato firmado con anterioridad y estaba dispuesto a ejecutar la obra.

 

 

 

 

“Explicó que sólo recibió papeles y que para levantar la vivienda debíamos depositarle $ 150 mil”, recuerda la enfermera. Tras debatirlo en el seno familiar, optaron por solicitar un préstamo y transfirieron a la cuenta de Darío Torralvo Cenci $ 250 mil y $ 6 mil en mano.

 

 

 

Pero la entrega de dinero no concluyó allí, avanzaron en un nuevo precontrato y dejaron su compromiso de abonar $ 8.450 por un periodo de 48 meses. Hasta la ruptura total, fueron canceladas seis cuotas.

 

 

 

Así, entre los diferentes gastos que enfrentaron, estiman que la inversión total rondó los $ 450 mil y solamente fue levantada la platea de la anhelada vivienda.
“Cumplimos religiosamente a lo largo de 2019, hasta que en noviembre lo fuimos a buscar a la Industrial y se excusó diciendo que por problemas de salud no pudo avanzar, además que los materiales no le habían llegado en el invierno por el estado de las rutas”, afirma la entrevistada.

 

 

 

Luego del peregrinaje, envió una carta documento, pero fue en vano. Asegura que los médicos recomendaron que para mejorar el tratamiento de su hija mayor deben vivir en otro hogar, en el cual tengan intimidad. Dice que las esperanzas están intactas y espera que la Justicia actúe.

Leé más notas de La Opinión Austral