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Un incendio desatado en el centro de disposición final de residuos de El Calafate puso en vilo a la comunidad durante el fin de semana. Gracias al rápido accionar de bomberos de la Policía, bomberos voluntarios y personal municipal, se logró evitar que las llamas se propagaran y generaran consecuencias aún mayores para el entorno y la salud pública.
El siniestro comenzó en las últimas horas de la tarde del domingo en el predio del GIRSU (Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos), donde se realiza la disposición final de los residuos generados por la ciudad. Según las primeras informaciones recabadas por las autoridades, el fuego se habría iniciado de manera accidental, a raíz de brasas mal apagadas que fueron arrojadas entre los desechos. El foco ígneo rápidamente alertó a los vecinos de la zona y movilizó a los equipos de emergencia.
Hasta el lugar llegó una dotación de la Unidad 8ª de Bomberos de la Policía de Santa Cruz, que de inmediato comenzó las tareas para sofocar las llamas y evitar su propagación. No tardó en sumarse personal del municipio, que aportó apoyo hídrico y maquinaria pesada, clave para remover los residuos y generar cortafuegos. La labor conjunta permitió circunscribir el fuego, aunque la magnitud del material combustible en el predio exigió un despliegue sostenido.
A medida que caía la noche, dos camiones de los Bomberos Voluntarios de El Calafate se sumaron al operativo. Su intervención aportó recursos vitales para reforzar el trabajo y garantizar la extinción completa de los focos activos. Sin embargo, la naturaleza del lugar y la cantidad de material inflamable hacían prever que el peligro no había terminado. La experiencia de los bomberos hizo que se mantuviera una guardia preventiva durante las primeras horas de la madrugada.
Y así fue: alrededor de la 1:30 de la mañana del lunes, un nuevo aviso encendió las alarmas. Zonas humeantes dentro del predio presentaban riesgo de reactivación. Un grupo de bomberos voluntarios retornó de inmediato al lugar, donde llevaron adelante tareas de remoción, enfriamiento y recubrimiento con tierra para sofocar cualquier resto de brasas y disipar definitivamente el peligro.
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