El 6 de marzo en CórdobaDaniel Torres le disparó con una escopeta en la puerta de su casa a la novia de su hijastra. Por ese disparo, en la madrugada del 7, Pepa Gaitán murió.

“No recuerdo haber visto la noticia en aquél momento, recién estaba tratando de entender que me pasaba a mí, fue justo en la época en que decidí decir ‘creo que me gustan las mujeres’ y lidiar con todo el después. Me tocó ‘padecerla’ en el colegio, con mis ‘amig@s’ de ese tiempo y parte de mi familia, la mayoría creía que era una ‘etapa’ o que era por usar mucho Internet”, hace memoria Michelle Martínez (26) en diálogo con La Opinión Austral.

Más adelante, buscó la noticia. A 11 años del crimen, dice “sigue sin entrarme en la cabeza el asesinato de Pepa Gaitan y más aún el porqué”. En conmemoración, el 7 de marzo es el Día de la Visibilidad Lésbica.

Ser “banderita”

“Dentro de lo que hago como artista, representar a la comunidad LGBT es muy importante porque la visibilidad se lleva desde cada uno, en cómo nos comportarnos, cómo llevamos el día a día y las actitudes que aceptamos y a las que decimos ‘esto es mucho’”, dice Agostina Romero (31).

Agostina (31) es artista y vive en Río Gallegos.

Ser lesbiana y tener la posibilidad de tener una mayor visibilidad por ser artista, lo vive con responsabilidad, “no nos tenemos que esconder porque no hay nada que esconder. Lo que se ha enseñado como incorrecto no lo es y es importante que todos aprendan a respetar nuestras libertades como nosotras tenemos que respetar las de los demás”.

Agostina es oriunda de Resistencia y lleva más de la mitad de su vida viviendo en Río Gallegos y si bien siempre se rodeó de personas respetuosas reconoce que a algunas les “costó”, porque “hay una crianza en la que hacen que lo veas (a ser lesbiana) como algo incorrecto”.

El entorno ha sido también el que le ha brindado “seguridad, que podes ser quien sos sin que te lastimen las miradas o lo que te puedan llegar a decir, eso es súper importante”.

Michelle cuenta que en El Chaltén vivió “situaciones feas, me afectaron durante los primeros años. No entendía el porqué del rechazo de algunas personas, después entendí que yo no era el problema y que como hay gente que lo entiende, hay otra que no”.

En su trabajo, la situación superó los limites y fue abusada sexualmente. “Él sabía perfectamente mi orientación porque siempre fui muy “banderita”, como me decían y nunca oculté que soy lesbiana, eso me limitó a seguir mostrándome como lo hacía, a la ropa que usaba o que todo tenga un poco de bandera del orgullo”, cuenta.

Sentí que además de haber sido abusada por el hecho de ser mujer, fue por ser lesbiana porque cuando él tuvo segundas intenciones, puse ‘limites’ y le aclaré que me gustaban las mujeres”.

Lo que vivió Michelle se llama “violación correctiva”, es el acto a través del cual un hombre o varios intentan “curar” a una mujer y “quitarle lo lesbiana”. De esa acción se defendió Higui cuando fue atacada por un grupo de hombres e hirió a uno con un cuchillo de jardinería por lo que el 15 de marzo será juzgada por homicidio por defenderse de una violación.

En el caso de la santacruceña, ese hombre fue a juicio y recibió sentencia. A pesar del intento de disciplinamiento, Michelle no dejo de ser y mostrarse como quien es y sostiene “no creo que vaya a hacerlo”.

Actualmente, está en pareja y conviviendo hace tres años. “Todo es más natural, no tenemos que estar aclarando nuestro amor, el típico es ‘una amiga’ que tenias que decir antes para evitar el conflicto que generaba decir que eras lesbiana”‘.

Hoy

En El Chaltén, donde trabaja como bombera, “hay más visibilidad, hasta se logró colocar la bandera en el mástil central. Ahora puedo salir con mi pareja de la mano súper tranquila, dar un beso sin que te miren como si estuvieras haciendo algo asqueroso. Básicamente, celebro salir y hacer cosas como toda pareja ‘normal’. Siguen habiendo cosas negativas pero también hay muchas positivas”.

Agostina, identifica la misma situación en la capital “hay gente que todavía no lo puede entender, cuando vas por la calle, que se queda mirándonos mal y una se pregunta ‘¿qué le pasa señor?’ no le estamos haciendo nada, no merecemos esa mirada ¿trata de hacernos sentir incómodas?”.

“Cada vez son menos esas situaciones pero es algo que siento que de a poco va cambiando y eso es también porque lo estamos haciendo cambiar nosotras, la visibilización es nuestro aporte para generar el cambio. Somos parte de un colectivo que ha sido muy odiado a lo largo de la historia, es responsabilidad nuestra, se lleve como se lleve la lucha, darle representación. Hoy abiertamente podemos decir ‘soy lesbiana’ y no creo tener que darle explicaciones a nadie, entiéndanlo, acéptenlo y si no lo pueden aceptar, manejen sus vidas“.

Sobre el Día de la Visibilidad Lésbica, Michelle sostiene “me gusta que se siga visibilizando porque ayuda a muchas personas dentro y fuera del ambiente. Todos tenemos que seguir informándonos, para aprender, entender y no estar visibilizando algo que debería darse de manera natural”.

“Creo que nadie tiene que sentirse limitada de decir ‘soy lesbiana’ por miedo a que eso tenga como consecuencia que te maten, violen, golpeen o discriminen. Lo de Pepa fue y tiene que seguir siendo un antes y un después“, sentencia.

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