Tal como anticipó La Opinión Austral, el valor de la onza se colocó por encima de la barrera de los US1800, luego de aproximarse sin éxito durante varios meses. El logro del activo de refugio se debe al escenario caótico a nivel global, producto de la incertidumbre de la pandemia.

 

 

 

Desde hace tiempo, los inversores comenzaron a inclinarse por el metal precioso, considerado un resguardo ante la depreciación de las monedas hegemónicas como el dólar o el euro. Sólo durante 2020, el precio de la onza incrementó casi 19%.

 

 

 

La debacle en los mercados, producto de la cuarentena mundial, obligó a los gobiernos a ordenar a los bancos centrales a emitir billetes para evitar la postración absoluta. La perdida de la confianza por el papel fue aumentando durante el segundo trimestre.

 

 

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