“Vemos un ascenso del oro hacia los 1.800 dólares en la segunda mitad del año, impulsado por el masivo aumento de la liquidez por los bancos centrales, que debería llevar a una devaluación cambiaria”, explicó Daniel Briesemann, analista de Commerzbank, que como sus colegas confía en que la debilidad del dólar, producto de la fuerte emisión monetaria para paliar la crisis del Covid-19, funcionará como una especie de catapulta para el refugio preferido de los inversores.

 

 

“El masivo incremento de la liquidez no solo por parte de la Fed, sino también de otros bancos centrales que están inyectando tanto dinero al mercado, está ayudando al oro”, insistió. Este martes, el metal precioso al contado ascendió 0,2% y alcanzó los US$1727,33.

 

 

Por su parte, los futuros del oro recuperaron terreno y crecieron hasta US$1737 (+0,6%). La tendencia oro vs. emisión monetaria se afianza al ritmo de los anuncios de bancos como el de Japón que ya confirmó que inyectará 110 billones de yenes, o de la Fed que anticipó que para impulsar las acciones mundiales comprarán activos de riesgo de países secundarios.

 

 

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