“Esa m… está ahí”, fue lo que le dijo un hombre a una policía, luego de un hecho que cambió la vida de dos familias de Río Gallegos, señalando un arma de fuego entre dos camionetas.
La frase fue pronunciada por Roberto Neil, un comerciante dedicado a la venta de autos hasta junio de 2023, cuando un hecho fatal terminó con la vida de su vecino y modificó la suya para siempre.
La víctima fue Franco Cuevas, un joven que recibió varios disparos y, desde el jueves pasado, su caso es juzgado en las instalaciones de la Cámara Oral.
La Opinión Austral realiza una cobertura especial del proceso que conmocionó -y aún conmociona- a la capital de Santa Cruz, con las claves y lo que viene en el debate que se retomará este martes.
Durante las dos primeras jornadas de juicio, los jueces técnicos María Alejandra Vila, Jorge Yance y Yamila Bórquez escucharon atentamente al acusado, a peritos y testigos, y en ocasiones realizaron preguntas sobre hechos puntuales que no habían quedado del todo claros.
Previo al inicio del debate existía temor por posibles incidentes entre las partes. Incluso, la defensa de Neil había manifestado a LU12 AM680 que, tras el hecho que terminó con la vida de Cuevas, los familiares del acusado recibieron amenazas y se registraron daños en la concesionaria donde ocurrió el episodio. Afortunadamente, más allá de algunos murmullos y miradas tensas, no hubo hechos de violencia dentro del recinto. Cabe recordar que la presidenta del tribunal tiene jurisdicción para detener a una persona en 100 metros a la redonda si alguien altera la paz en la sala de juicio.
Volviendo al debate, fueron jornadas intensas y extensas, que comenzaron cerca de las nueve de la mañana y se prolongaron hasta la tarde. “Sí, jornada larga pero fructífera”, indicó una de las partes a este periodista.
Hubo datos que, hasta el momento, no habían salido a la luz. Más allá de los registros fílmicos de las cámaras de seguridad, difundidos en exclusiva por La Opinión Austral, se sumaron testimonios que ayudan a reconstruir las circunstancias en las que se produjo la muerte de Cuevas en el pasillo interno de la concesionaria.
Lo previo
El conflicto entre los Cuevas y los Neil es de larga data por la disputa del terreno en la esquina de French y Congreso. Una resolución firmada por el juez Francisco Marinkovic, que ordenaba el desalojo, encendió el conflicto: los Cuevas afirman ser los propietarios legales del inmueble, mientras que los Neil aseguran no tener relación directa, atribuyendo la compra a un allegado en un “pacto de caballeros”.
Incluso, los Cuevas habían solicitado una prórroga para abandonar el lugar e irse a vivir al barrio San Benito.
Según la familia de la víctima, la noche previa al hecho Franco vio a su madre llorar por tener que dejar la casa y, a la mañana siguiente, fue a pedir explicaciones a Neil. Ellos sostienen que no estaba armado y que sólo llevaba un perrito en brazos.
Del lado de los Neil, aseguran que Roberto tampoco manipuló un arma de fuego. Sin embargo, en la mañana del 2 de junio de 2023, un arma apareció entre ambos y se cobró la vida de Franco.
En su indagatoria, Neil dijo que nunca denunció las amenazas “por miedo a que el problema escalara” y que le “destrocen los autos”. Aseguró que aquella mañana “solo quería trabajar” y que “si me pegaba una piña, no pasaba nada”.
Durante la discusión, que duró unos veinte minutos, Cuevas entró y salió varias veces de la concesionaria. En una de esas ocasiones, de unos cuarenta segundos, Neil pudo haber cerrado las puertas para evitar un nuevo enfrentamiento. La fiscal Verónica Zuvic le preguntó por qué no lo hizo, a lo que respondió que “tenía que estar en ese momento”, dando a entender que estaba asustado.
Otro punto curioso fue cuando se negó a responder las preguntas del querellante Jorge Trevotich. “¿Me dijeron que si quería no respondía preguntas? Bueno, no voy a responder las de ese señor”, expresó tajante.
Trevotich había consultado sobre la relación previa con la víctima, pero el imputado guardó silencio.
Para conocer algo más sobre eso, conviene recordar lo que dijo Muñoz, cuñado de Franco y pareja de Carla, su hermana: “Franco defendía a Neil, decía que él no tenía culpa de lo del desalojo”, declaró ante el tribunal el sábado.
“No es normal una discusión de veinte minutos; las confrontaciones tan violentas suelen terminar, como mucho, en cinco, con una agresión o con el alejamiento de uno de los involucrados”, señaló una fuente calificada consultada por este medio.
Neil sostuvo que “me decía que saliéramos afuera, que me la iba a dar”, lo que coincide con las imágenes de las cámaras: se lo ve tenso, sin gestos violentos, incluso con las manos en los bolsillos, mientras que Cuevas realiza ademanes y golpea autos y camionetas exhibidas.
El lugar
Por la ubicación de las cámaras, no quedó registrado el sitio exacto del forcejeo ni las detonaciones. Solo se ve que, momentos antes, Neil movió un escritorio que, según explicó, colocó como barrera entre él y Cuevas antes de retirarse y volver a la agencia.
Ambos llegaron al pasillo izquierdo de la concesionaria, tomando como referencia la entrada.
Tal como mostró LU12 AM680 en una transmisión en vivo antes de la inspección judicial, el lugar cuenta con un área de exhibición de unos 50 metros cuadrados, donde antes había autos y hoy hay maderas. Al fondo, una escalera conduce al primer piso.
A la izquierda está el pasillo donde ocurrió la tragedia. Hasta allí llegó Neil, quien dijo que intentó ubicarse en la entrada de una oficina usando la puerta como escudo, pero no logró hacerlo.
El pasillo tiene poco más de un metro de ancho y pocos metros de largo. Al final del mismo, Neil se vio -según sus palabras- “acorralado” por Cuevas, quien habría sacado un arma de su campera, dejando caer al perrito.
La mecánica
Durante el juicio, Neil mostró cómo habría manipulado el arma del hecho. Dijo que Franco la sacó con su mano derecha y que él, siendo zurdo, usó primero su mano derecha y luego la izquierda para correr el cañón que apuntaba hacia él. Fue entonces cuando se produjo la primera detonación. Neil afirmó haber escuchado solo dos disparos, aunque fueron cinco, posiblemente por el estado de adrenalina.
La herida y el cuellito
Aquella mañana de junio fue fría. Neil llevaba un cuellito, que se quitó al volver a ingresar a la concesionaria tras buscar su celular en la camioneta.
Durante el enfrentamiento sufrió una herida en el dorso de una mano. “Cuando vi que tenía sangre, me limpié con el cuellito y lo dejé en la camioneta”, declaró.
La familia Cuevas sospecha que ese cuellito podría haber sido usado para ocultar algo. Cabe recordar que, tras la muerte de Cuevas, Neil dijo haberse apoderado de un segundo celular desde donde veía las cámaras y “otras aplicaciones”.
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El arma
Uno de los puntos más relevantes es la presencia del revólver calibre .38. Ambas partes niegan haber manipulado armas. Sin embargo, a Franco le hallaron balas calibre .22 entre sus pertenencias cuando su cuerpo fue sometido a autopsia.
El querellante Trevotich sostuvo en LU12 AM680 que Neil, en el apuro, habría puesto la caja de balas en el bolsillo de Franco “para simular que fue armado, pero se equivocó: eran calibre .22 y el arma era un .38”. Afirmó además que “está filmado cuando Neil sale y tira el arma bajo una camioneta estacionada”.
En la casa de Cuevas se halló un proyectil de escopeta; en la del comerciante, el allanamiento dio negativo.
Trevotich agregó que la defensa intentó mostrar a Cuevas como un “Robledo Puch” para justificar miedo en Neil, “algo totalmente falso”, dijo a La Decana de la Patagonia.
El desalojo
Durante el juicio, la familia de la víctima fue notificada por la Justicia con la orden de desalojo de la casa en disputa. El viernes, antes de la inspección ocular, recibieron la cédula que los insta a dejar el inmueble en pocas horas.
La noticia cayó como un balde de agua fría: Rosa Zúñiga, madre de Franco, llegó a descompensarse. Tienen plazo hasta el jueves al mediodía y, de no hacerlo, el juez podría ordenar el ingreso de la fuerza pública, generando un nuevo foco de conflicto.
Lo que viene
Para este martes restan testimonios de peritos que trabajaron en la instrucción. Luego se prevén los alegatos, que podrían realizarse en la tarde o postergarse hasta el jueves por cuestiones de agenda del tribunal. Poco a poco, comienzan a conocerse nuevos elementos que permitirán reconstruir con mayor precisión lo ocurrido aquel fatídico 2 de junio de 2023 en la concesionaria.
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