De acuerdo a las estadísticas oficiales, 21.418 personas en Río Gallegos viven por debajo de la línea de Pobreza y 3.628 directamente son indigentes. Esto afecta a 4.744 hogares de la capital provincial, cuyos ingresos totales no superaron los $ 21.976, de la CBT estimada para una familia tipo. En el caso de la Indigencia, no se superaron los $ 7.686.

*Por Irene Stur ? Redacción La Opinión Austral

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos publicó su informe semestral sobre la pobreza en la Argentina. En el país, 1.410.432 personas viven por debajo de la línea de pobreza y 226.651 son indigentes. Esto implicó una baja de casi 3 puntos al pasar de 28,6 a 25,7%.
La medición se realiza sobre 31 conglomerados en el país, y en Santa Cruz, sólo alcanza a Río Gallegos.
Al revés de lo que sucedió en el país, en Santa Cruz, de un semestre al otro, se registró una drástica suba en los índices, pasando del 9,6% al 18,5% del total de la población (una diferencia de 8,9%). Si se la compara respecto a diciembre de 2016, la suba no es tan abrupta, ya que parte del 13,4% es decir subió un 5,1%.
Así, de acuerdo a los informes, en la capital de Santa Cruz, 4.744 hogares se encuentran bajo la línea de pobreza, es decir que la totalidad de ingresos no supera la Canasta Básica Total, que para el mes de febrero, el INDEC, estimó a nivel nacional en poco más de $ 17.223, pero la Patagonia fue calculada en $ 21.976.
Socialmente, esto significa que 21.418 personas en la capital santacruceña viven en hogares que no alcanzan a cubrir la Canasta Básica Total (CBT).
De ellas, 3.628 riogalleguenses se encuentran viviendo en la indigencia, es decir que no alcanzan a cubrir la Canasta Básica Alimentaria (CBA) distribuidos en 851 hogares en donde los ingresos totales no superan los $ 7.686.
Un dato significativo es la brecha que establece el INDEC entre los ingresos promedio que se necesitan para cubrir la CBT o la CBA y los que, en promedio, ingresan realmente a esos hogares.
De esta forma, se determinó que la brecha de la pobreza, en promedio de los 31 conglomerados medidos, es del 35,5%, mientras que en los hogares indigentes, es del 39,1%.
Ello significa que en promedio, en los hogares pobres, tienen ingresos por debajo (en un 35,5%) de los requeridos para cubrir la CBT, mientras que en el caso de los indigentes, la situación se profundiza al faltarle casi 4 pesos de cada 10 que requiere para comprar alimentos.

Baja a nivel nacional
En el sentido totalmente opuesto a lo que ocurrió en la capital provincial, a nivel nacional más de 1.9 millones de personas lograron aflorar por encima de la línea de pobreza, según el informe difundido ayer por el Instituto de Estadísticas y Censos.
Esto, que para muchos resultó ser muy llamativo, para los especialistas no lo es tanto. Afirman que el impacto de casi 5 puntos en un año está intrínsecamente relacionado con el hecho de que 2016 fue un año en el que se vivió lo peor de la recesión, y en el que confluyeron la devaluación superior al 40%, la alta inflación, la destrucción de empleo y el inicio del ajuste de tarifas, entre otros factores.
Indicadores privados dan cuenta de que efectivamente la pobreza descendió de manera importante. El Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) de la Universidad Nacional de la Plata elaboró una metodología para comparar datos de pobreza de fuentes diversas y empalmarlas con la serie oficial del Indec, que comenzó a mediados de 2016.
La medición de Cedlas comienza en 2003, año todavía signado por la crisis profunda. En ese entonces, la pobreza alcanzaba al 57,6 por ciento de la población. Luego, el crecimiento a tasas chinas hizo que la pobreza bajara de manera continua hasta 2011. Ahí, el registro fue del 26,9 por ciento. Y llegó al 26,7 por ciento en el segundo trimestre de 2013. Fue el mejor dato del registro. A partir de allí comenzó nuevamente a subir, hasta el 32,1 por ciento en la segunda mitad de 2014, para luego caer al 30% en 2015 y volver a tener un pico en la primera mitad de 2016 del 32,2%.

La UCA
La serie de la Universidad Católica Argentina (UCA) muestra una curva similar, aunque las mediciones no son estrictamente comparables. En su medición a diciembre, la pobreza cayó menos aunque igual, de forma significativa: 4,3 puntos en diciembre, estimándola en un 28,6%, (había medido 32,9% en diciembre de 2016) por lo que también la ubicó por debajo de los niveles de 2015 (29,7%).
Para la UCA, las razones de esa baja, fueron que la economía comenzó a desperezarse después de la recesión. Que el año pasado, según estadísticas oficiales, el salario real se recuperó, la tasa de empleo mejoró y la de desempleo cayó. “Como los planes sociales se mantuvieron y profundizaron, los números dan cuenta de cierta mejora en los niveles socioeconómicos de la Argentina”.
Sin embargo se advierte que esa recuperación es “precaria”. La razón de esa precariedad: el crecimiento del empleo informal. Si bien la ocupación creció a fines del año pasado, mayoritariamente fue por la actividad de informales o independientes. Así, el trabajo formal o “asalariado en blanco” sigue demorado.
Lo que es más grave, el trabajo “en negro” a nivel nacional es del 34,6%. En tanto en Río Gallegos, es del 13,8%.

Las perspectivas
El primer trimestre de 2018 no es muy halagüeño. Según los datos del Indec, la canasta básica de pobreza se encareció en el primer bimestre 5,2 por ciento y la inflación de marzo no será baja tampoco. Los alimentos y los servicios esenciales suben más que el promedio de bienes y servicios que componen el Índice de Precios al Consumidor. Y aún no se han cerrado las paritarias.
Por lo que muchos que en diciembre habían logrado asomar la cabeza por fuera de la línea de pobreza, al finalizar el primer trimestre del año volverán a hundirla, lamentablemente.
Un dato que también debe alarmar porque habla de cómo crecerán las generaciones futuras, es la pobreza e indigencia que afectan a los más pequeños y a los jóvenes. Estos últimos son los que más dificultades tienen para conseguir empleo. En Río Gallegos 1 de cada 4 jóvenes de hasta 29 años está desempleado.
Por ahora, el informe sólo segmenta a nivel nacional la situación de pobreza según la edad. Así de acuerdo al Instituto de Estadísticas el 39,7% de los chicos de hasta 14 años, y el 31,3 por ciento de los jóvenes de entre 15 y 29 años, en el país, son pobres. Estos grupos también presentan altos indicadores de indigencia.

Río Gallegos, la que más subió
En el segundo semestre de 2017, sólo en seis conglomerados subió el índice de pobreza (si lo anualizamos, el alza fue sólo en cuatro).
Así, mientras en Río Gallegos, Gran Resistencia, Ushuaia y Posadas la pobreza creció de un año a otro, se les sumarían Ushuaia y Jujuy si comparamos el primer semestre con el segundo.
En la capital de Santa Cruz la suba fue del 8,9% del primero al segundo semestre del año pasado, liderando la lista en las que la pobreza se comportó de manera opuesta a la mayoría de los conglomerados del país.
La siguió Gran Resistencia con un alza de 4,5%, debajo el Gran San Juan con el 0,8%, muy cerca en cuarto lugar encontramos a Santa Rosa donde el incremento fue del 0,7% y luego viene el otro conglomerado patagónico (Ushuaia-Río Grande) con un alza del 0,6%. En tanto, cierra la tabla de las zonas donde subió la pobreza el conglomerado de Jujuy-Palpalá, con un alza del 0,4%.
En términos absolutos, el promedio de la pobreza en la región patagónica fue del 18,9%. Río Gallegos no es la primera. Por delante de ellos está, encabezando: Viedma-Cármen de Patagones, con el 29,5%, seguida de Rawson-Trelew con el 23,5% y Neuquén-Plottier con el 21,4%.
Detrás de la capital de Santa Cruz se ubican Comodoro Rivadavia con el 13,9% y cierra la tabla Ushuaia con el 11,4%.

Viedma con el índice más alto.

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