Son trascendidos periodísticos sobre posibles consecuencias del acuerdo con China. La AJNA, Asociación de Jóvenes Nucleares Argentinos, se mostró preocupada y cuestionó la falta de comunicación oficial al respecto.

Ante los trascendidos publicados por medios nacionales respecto a la cancelación de los proyectos de nuevas centrales nucleares en Argentina, a partir del acuerdo entre el gobierno de Mauricio Macri y China, la Asociación de Jóvenes Nucleares Argentinos (AJNA) expresó “su profunda preocupación” y cuestionó tanto la falta de comunicación oficial como la discontinuidad de políticas de Estado. “La generación nucleoeléctrica permite un suministro confiable y limpio de energía -sostiene el documento-, fundamental para un modelo de desarrollo sustentable”.

Distintas versiones atribuyen que la cancelación de acuerdos entre Argentina y China, que financiaría proyectos nucleares por 12.500 millones de dólares, es una de las primeras exigencias del FMI, ante el pedido de un préstamo por 30.000 millones de la misma moneda gestionado por la administración macrista.

La AJNA señala que los trascendidos han “promovido la incertidumbre y ansiedad en los trabajadores de la industria nuclear nacional en su conjunto, particularmente entre los jóvenes, dado que una decisión semejante pondría en duda no sólo la continuidad laboral de las personas involucradas en el desarrollo de los proyectos, sino que afectará seriamente las perspectivas de los jóvenes en el sector”.

En el comunicado emitido por los jóvenes profesionales se advierte que “no es posible un plan de desarrollo nacional si no se garantiza la continuidad de políticas de Estado. Entendemos que el desarrollo de los usos pacíficos de la tecnología nuclear es, sin dudas, una de ellas y que con esta decisión se vería vulnerada”.

También defienden la generación nuclear como parte de la solución al cambio climático: “La generación nucleoeléctrica permite un suministro confiable y limpio de energía (no emite gases de efecto invernadero fundamental para un modelo de desarrollo sostenible y sustentable que no se consigue de la noche a la mañana”.

Atucha III se proyectaba en realidad como la cuarta central nuclear del país, detrás de Embalse, Atucha I y Atucha II. En mayo de 2017, en China, Macri firmó el acuerdo marco para la construcción de las dos nuevas centrales nucleares. La cuarta se iba a hacer con tecnología canadiense y la quinta, cuyas obras empezarían hacia 2020, sería enteramente china, en un polémico proyecto que inicialmente se propuso establecer en Río Negro.

El documento cuestiona no sólo la eventual cancelación de estos proyectos, sino también la falta de propuestas alternativas, ya que las “estructuras de pensamiento cortoplacistasólo han resultado en el deterioro de la calidad de vida y del bienestar del pueblo argentino”.

“La discontinuidad de los proyectos nucleares -continúa el texto- atenta contra el mantenimiento de las capacidades científico/técnicas alcanzadas a lo largo de 68 años y valiosos recursos humanos que no se forman de un día para el otro. El resultado final es la fuga de jóvenes, junto con todos los recursos que la sociedad argentina destinó a capacitarlos”.

Mencionan además que se pierde una cantidad importante de puestos de trabajo, ya que Atucha II, en la etapa de finalización, llegó a ocupar más de 7.000 personas en tareas de construcción y se preguntan: ¿cuál será el rol de los futuros profesionales que egresen de los institutos académicos de formación, tales como el Instituto Balseiro, Sábato y Dan Beninson, si esos proyectos son desafectados?

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