Por Juan I. Martínez Dodda

La
cadena ovina argentina está buscando aumentar el consumo de carne doméstico.
Para eso, primero hay que ordenar la producción, pero al mismo tiempo hay que
acomodar la industria y “seducir” a los consumidores para que traccionen desde
los puntos de venta. Es un todo, que depende de una cadena bien aceitada y
eficiente.

A
comienzos de diciembre (antes del cambio de gobierno el Ministerio de
Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación publicó en el Boletín Oficial la
disposición 3/2019 de la Subsecretaría de Ganadería a través de la que aprobó
el Nomenclador de Cortes de Carne y Menudencias Ovinas mediante la cual se
estandariza para el territorio nacional la comercialización de productos
cárnicos ovinos. El objetivo es que se fomente el desarrollo de la industria
del cordero.

¿Cómo
impacta esto en la producción patagónica? Los especialistas de la región
coinciden que las provincias ovinas por excelencia ya tienen hecho este camino,
pero que es “un primer paso” para acomodar el desorden en cortes básicos en el
resto del país, después vendrá otro que “afinará” mejor el lápiz, pero es un
buen primer mojón.

Santa Cruz Produce
consultó a productores y frigoríficos santacruceños sobre el impacto de esta
medida. “El nomenclador es un pedido de la Mesa Ovina Nacional, que arrancó en
2018, entre otras acciones para posicionar el consumo de carne ovina en el
país, lo primero que le solicitamos a las autoridades nacionales fue este
nomenclador de cortes para mostrarles a los consumidores de qué se trata, qué
cortes hay para que pueda elegirlos, pero también para ordenar todo, que sean
iguales en cualquier lado, estandarizarlos”, contó Miguel O´Byrne, referente de
la Federación de Instituciones Agropecuarias de Santa Cruz (FIAS).

Vale
recordar que en Patagonia se consumen 3-4 kilos de carne ovina per cápita por
año y en el resto del país menos de 1 kilo. Por eso, lo importante es el
trabajo que se está haciendo para posicionar el producto en las góndolas y
restaurantes extra Patagonia.

“Es un nomenclador de uso nacional, interno, para exportar tenemos otro”, contó el presidente de Estancias de Patagonia SA y referente de la Cámara de Frigoríficos Ovinos de la Patagonia (Cafropat Alvaro Sánchez Noya. Hoy, el comercio internacional se rige por tres nomencladores, el de Australia, el de Nueva Zelanda y el uruguayo. “Seguramente más adelante saldrá uno argentino para exportar”, consideró Sánchez Noya.

Es cierto que Patagonia y el resto del país son casi dos mundos diferentes en lo que respecta al cordero, tanto la producción como el consumo. Las provincias patagónicas, referentes en la producción (con más de 8 millones de cabezas -según números de Senasa-, supera a lo que suman el resto de las regiones del país hace tiempo trabajan en la capacitación de los operadores de grandes supermercados con instrucciones presenciales y a través de videos, para unificar criterios en los cortes que quieren que lleguen a los consumidores. “Es bueno que se empiece a hablar del ovino en las provincias del norte, donde todavía los carniceros no tienen aceitado o no conocen cómo despostar al ovino como lo hacen con una res vacuna”, apuntó Sánchez Noya, que ponderó el trabajo que se viene haciendo desde la Mesa Ovina Nacional.

Bienestar ovino

En su último día de gestión (casi últimas horas el 9 de diciembre pasado, el subsecretario de Ganadería de la Nación, Rodrigo Troncoso, anunció la publicación en el Boletín Oficial del Manual de Bienestar Animal Ovino, un trabajo de la Dirección de Ovinos, Inta y Senasa que será “una guía para saber qué hacer y qué no hacer desde Jujuy a Tierra del Fuego con los ovinos”, explicó O´Byrne.

Esto
incluye movimientos, arreos, esquila, uso de perros, dimensiones adecuadas del
camión de traslado, trato en los corrales de mataderos y frigoríficos. Es una
guía general que luego deberá ser aplicada, según sus particularidades, en cada
provincia.

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