Dra. Claudia Villafañe y Lic. Natalia Pelizzetti (*) 

Fibromialgia es el nombre de un padecimiento relativamente moderno que desafía la práctica de múltiples especialidades médicas y de profesionales del ámbito de la salud mental. Por eso se considera que la fibromialgia hoy es el paradigma de la psiconeuroinmunoendocrinología. 

¿Qué ocurre ante el diagnóstico de fibromialgia?, ese dolor de la fibra muscular  de difícil localización, donde los pacientes quejosos, demandantes, buscan fármacos milagrosos y lo que obtienen muchas veces son resultados desconcertantes.

El síndrome de fibromialgia se define como crónico caracterizado por dolor muscular difuso, fatiga y puntos sensibles, dolor y rigidez de intensidad variable de los músculos, tendones y tejido blando circundante.

Los principales síntomas son: dolor, fatiga, sueño no reparador, rigidez generalizada, alteraciones importantes en la calidad de vida. Que acarrean síntomas depresivos, ansiosos, confusionales y fallas en la memoria.

De gran impacto en los recursos sanitarios, ya que son necesarios múltiples recursos auxiliares de la medicina para el estudio de estos pacientes, pues hasta el momento no hay nada concluyente respecto de la objetivación de la enfermedad.

Tiene una prevalencia epidemiológica del 2 al 5% en relación a la población en general, afecta mayormente a mujeres. 

Aportes desde 

el psicoanálisis

En una Conferencia de Santiago Castellanos, médico y psicoanalista español, titulada: “El dolor y los lenguajes del cuerpo” el profesional hace referencia que la clínica demuestra que en dicho diagnóstico la subjetividad está en juego en la emoción dolorosa, en el síntoma del dolor, se preguntó: ¿es posible una clínica psicoanalítica que permita hacer un tratamiento de este padecimiento?

A partir de un proyecto de investigación sostiene dos puntos conclusivos de la experiencia clínica: Que se puede considerar el dolor como un lenguaje del cuerpo, en donde el cuerpo está muy embrollado ya que se produce una alteración muy masiva concomitante con otras manifestaciones psicosomáticas añadidas como insomnio, problemas endocrinos, etc. 

Y además si es un lenguaje del cuerpo es posible un tratamiento por la palabra, del psicoanálisis en alianza con la medicina.

Como psicoanalista se plantea que es un hecho de la clínica que puede haber no correspondencia entre los grados de lesión del cuerpo con la emoción dolorosa.

Por tal razón sostiene que hay una experiencia subjetiva del dolor, el cuerpo habla con sus síntomas, fenómenos y acontecimientos.

El psicoanalista hace alusión que la medicina tiene que reconocer que la emoción dolorosa se trata de una sensación que se establece incluso cuando no hay una lesión fisiológica comprobable. No hay correspondencia entre los grados de lesión y la experiencia subjetiva del dolor. Siempre hay un descalabro, ahí es donde la subjetividad se pone en juego. Pensemos por ejemplo en el niño que se lastima y de acuerdo a la actitud de la madre es como va a ser su reacción ante el dolor.

Lo que tenemos entonces es que el cuerpo habla a su manera. De ahí la importancia de lo propiamente subjetivo en la experiencia del dolor.

Cita al filósofo Schopenhauer quien decía que el dolor es algo que nos hace sentir vivos. El cuerpo se experimenta como vivo no sólo del lado del placer sino también del lado del displacer (en la fibromialgia). Actualmente la medicina continúa operando de alguna manera disociando lo físico de lo subjetivo, lo que introduce una dificultad grande cuando se introduce el tratamiento y los pacientes van de un lado a otro sin sentirse acogidos, es decir que hay algo de su particularidad que no llega a ser escuchado.

J Lacan en el 66 habla de esto como un problema en la relación de la medicina con el cuerpo en el sentido de que la medicina al excluir el sujeto no se da cuenta de algo que para el psicoanálisis es muy importante: que el cuerpo es el encuentro del organismo con el lenguaje, es decir, no es de entrada que uno tiene un cuerpo sino que hay que construirlo, y siempre es difícil arreglárselas con eso, siempre hay algo desajustado, molesto, insatisfecho.

Es decir: el cuerpo y el organismo no son la misma cosa.

Con la fibromialgia se habla a través del cuerpo. El modo en que el psicoanálisis aborda la fibromialgia es por la vía del amor, de la transferencia. Hay que suponer que hay un sujeto en ese síntoma, hay que crear las condiciones para que el sujeto hable y pueda a través de la palabra desanudar ese dolor psíquico. 

(*) Equipo de Coordinación G.I.A. – HRRG

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