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Una mañana que prometía ser rutinaria se transformó en una pesadilla de terror para Ivana Paz Belarde, una vecina de 700 Lotes en la localidad de 28 de Noviembre. Lo que debía ser una salida habitual de su hogar a las 8:10 de la mañana, se convirtió en un momento de paralizante miedo y angustia que ha puesto en alerta a toda la comunidad. Ivana relató los detalles de una experiencia que, lamentablemente, se suma a la creciente preocupación por la seguridad en nuestras calles.
Según explicó la vecina en una entrevista brindada al portal de noticias El Que Calla Otorga, el incidente se desencadenó apenas Ivana puso un pie en la calle, cerca del barrio Plan Federal y en inmediaciones de la ruta, un sector concurrido por donde incluso transita el colectivo urbano de pasajeros. “Salí de casa y cuando yo estaba en la esquina, venía un auto blanco”, comenzó su estremecedor relato.

Ella, consciente de un charco de agua escarchado en el camino, aceleró el paso para evitarlo, moviéndose hacia su izquierda. Sin embargo, lo que sucedió a continuación fue mucho más grave que un simple resbalón. Justo antes de llegar a la esquina, un detalle la alertó: “qué raro que el auto no me…”, pensó, cuando de repente, el vehículo blanco se detuvo.
El auto, un misterioso rodado blanco, se frenó en la esquina de la División de Investigaciones (DDI), al lado de ella. Fue entonces cuando el conductor abrió la puerta sutilmente y profirió las palabras que congelaron la sangre de Ivana: “Vení, mamita, vení“.

Este llamado, cargado de una intención incierta pero evidentemente amenazante, provocó en la vecina una reacción instantánea de pánico. “Yo me quedé paralizada y entré a… y me quedé a mi media cuadra a mi casa, pero la veía tan lejos que llegué a casa y tuve que tocar la puerta, estaba mi hijo y yo sin poder respirar porque la verdad que se da el miedo estas cosas”, describió Ivana.

Inmediatamente después de lograr llegar a su casa, visiblemente conmocionada, el primer instinto de Ivana y su esposo fue buscar ayuda en las instituciones correspondientes. “Llegué a casa y mi esposo se despertó y me dice: ‘Vamos a la de ir rápido para que se puedan mover’”, contó. No obstante, al llegar a la DDI, se encontraron con un panorama desolador: “No había nadie”. Ante la falta de personal, su esposo tuvo que movilizarse para conseguir el auto de su jefe y así poder llevar a Ivana a la comisaría local, demostrando la desesperación y la urgencia de la situación.

En el mismo barrio, hace unas semanas, fotografiaron el rodado desde vendrían esas “invitaciones” a subirse. (FOTO: LA OPINIÓN AUSTRAL)

Ya en la comisaría, fueron atendidos por un oficial, quien le indicó a Ivana la importancia de no limitarse a una mera exposición, sino de realizar una denuncia formal, “que no quede solamente una exposición”, recalcó el oficial. Ivana cumplió con la formalidad, describiendo minuciosamente lo ocurrido y las características de lo que pudo observar.
Frente a la inacción percibida y la incertidumbre que rodea el incidente, Ivana no dudó en alertar a su grupo de vecinos, con la esperanza de que su experiencia sirva como advertencia y prevenga que otra persona sea víctima de una situación similar. Su mensaje es claro y contundente, dirigido a toda la comunidad de 28 de Noviembre: “me gustaría que no crea que es un chiste o no sé lo que o qué intención tuvo. Me gustaría eso, que que nos unamos todos y  nos podamos proteger todos”.

Cabe recordar que no es la primera vez que ocurre una situación así en 28 de Noviembre. Al menos, dos personas más –entre ellos una menor de edad– expusieron que vivieron episodios similares señalando a un utilitario blanco que se acercó a ellas y el conductor les dijo frases similares a las que sufrió Ivana en la mañana del martes, en las últimas semanas.

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