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El anuncio reactivó la expectativa del ambiente golfístico local. Tras la puesta a punto del campo Eduardo “Lalo” Harris, la institución programó un fin de semana a 18 hoyos con salidas el sábado y domingo para recuperar calendario y sostener el ritmo competitivo antes del receso estival. Desde el club señalaron que, si el clima acompaña y el suelo responde como se espera, los socios podrán volver a jugar el fin de semana del 21 en modo ensayo, a la espera del regreso formal de la competencia.
La aireación —intervención clave para oxigenar el césped, mejorar la infiltración y acelerar la recuperación de los greens— obligó a cerrar la cancha y suspender actividades como el Corte 9. En paralelo, la dirigencia convocó en su momento a voluntariado: socios y colaboradoras/es se acercaron con palas y escobillones para barrer tarugos y distribuir arena, tareas que agilizaron el proceso y reforzaron el sentido de pertenencia del club.
Con la doble fecha para el fin de semana del 29/11 ya en agenda, el foco quedó puesto en el estado de los fairways y los greens y en un factor siempre determinante en la Patagonia: el viento. Si el pronóstico se mantiene estable, el RGGC tendrá dos jornadas ideales para bajar handicap, sostener pars y buscar birdies en los tramos más protegidos. Será, además, una oportunidad para que quienes vienen sumando puntos se afiancen en el leaderboard, y para que nuevas tarjetas se inserten en la conversación del título.
La comunidad del Río Gallegos Golf Club aguarda con paciencia la vuelta a su cancha. Con el mantenimiento cerca de concluir, el regreso promete una superficie más sana y rápida. En semanas en las que el esfuerzo se hizo puertas adentro, el 29 de noviembre asoma como la jornada para volver a competir, medir sensaciones y, sobre todo, compartir club.
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