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El ascenso tuvo un giro institucional fuerte. La AFA resolvió que la ida entre Gimnasia de Jujuy y Deportivo Madryn, interrumpida en el entretiempo, termine 3–0 para el Aurinegro. La medida llegó después de que el árbitro Lucas Comesaña denunciara amenazas en la zona de vestuarios y considerara que no existían garantías para continuar el juego. El fallo incluyó una multa de 2.500 v.e. al club jujeño y la citación de sus autoridades para que realicen descargos en cinco días.

La resolución se apoyó en el informe arbitral y en los reportes del personal de seguridad. Allí se describió un clima de hostilidad que escaló desde la tribuna hacia adentro. El cuarto árbitro informó que un alcanza pelotas, menor de edad, lanzó un insulto directo a Comesaña en la previa del descanso. En paralelo, se arrojaron proyectiles desde la platea hacia la terna, lo que obligó a reforzar el operativo en el túnel.

El documento disciplinario también señaló el ingreso del secretario del club, Leandro Meyer, al vestuario sin autorización y en tono intimidante. Según el acta, expresó: “Salgan a dirigir bien porque de acá no se van; los meto presos tres días en Jujuy”. En ese mismo contexto, el inspector de AFA reportó una conducta provocadora del presidente Walter Morales, quien, tras un intercambio con el árbitro, dijo: “Esta es mi cancha, es mi vestuario, yo estoy donde quiero”. El cúmulo de episodios terminó por invadir la zona de seguridad y forzó la suspensión.

En lo estrictamente futbolístico, el primer tiempo había cerrado 1–0 para Gimnasia, con un trámite friccionado, la expulsión de Matías Noble sobre el final y un reclamo de penal que encendió el ambiente. El descanso, lejos de bajar la espuma, la elevó hasta un punto de no retorno. Comesaña lo sintetizó ante las cámaras: “El partido está suspendido, después resolverá el Tribunal de Disciplina cómo seguirá esto. Sufrimos dentro del vestuario amenazas por parte de dirigentes del equipo local. Los dirigentes están identificados. Haremos la denuncia; no fue solo a mí, sino a todo el equipo arbitral”, dijo.

Desde la vereda de enfrente, Deportivo Madryn lamentó el desenlace pero respaldó la decisión. Ricardo Sastre, presidente del club chubutense, fue claro: “Esto es inusual y no nos causó gracia hacer 3.000 kilómetros para suspender el partido. Nosotros queremos jugarlo y terminarlo, pero no podemos si no están dadas las garantías. No podemos poner en riesgo la salud ni el estado físico de los árbitros; tenemos que hacer caso”, señaló.

El 3–0 administrativo deja la llave bien perfilada para Madryn, que definirá en el estadio Abel Sastre el domingo 2 de noviembre. Más allá de la ventaja, la dirigencia patagónica espera precisiones de la AFA sobre condiciones de disputa y eventuales sanciones accesorias para el anfitrión de la ida. Del lado jujeño, la institución deberá cumplir la multa, atender la citación del Tribunal y, en paralelo, resolver su estrategia jurídica.

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