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El Gobierno argumentó este martes su defensa del cierre de la Dirección Nacional de Vialidad. En declaraciones radiales, el secretario de Transformación del Estado, Maximiliano Fariña, calificó al organismo como “la cuna de la corrupción” y aseguró que funcionaba como “una caja para el clientelismo y los gremios”.
“Vialidad es la causal de por qué tenemos las rutas como las tenemos”, dijo Fariña en diálogo con Radio Rivadavia, al explicar que el organismo redactaba los pliegos de licitación y luego fiscalizaba sus propias concesiones, situación que, según sostuvo, violaba los principios de imparcialidad y control institucional.
En un diagnóstico demoledor, el funcionario explicó que Vialidad tenía 5.000 empleados, pero que solo 1.000 realizaban tareas en rutas, mientras que los otros 4.000 eran administrativos, técnicos y funcionarios “que no cumplían tareas esenciales”.
Fariña, mano derecha del ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, detalló cómo se reorganizarán las funciones que cumplía el organismo. El nuevo esquema implicará que la redacción de pliegos pase al Ministerio de Economía, mientras que la fiscalización de obras será responsabilidad de un ente independiente que también controlará servicios públicos ferroviarios y de transporte.
“La escritura de los pliegos va a ir al Ministerio de Economía y va a haber una agencia de concesión y control de fiscalización de servicios públicos (ferroviarias, viales y de transporte). Va a ser un organismo separado con el rol de fiscalizar que se cumplan las condiciones”, explicó.
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