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Por Roberto Suárez (mendozatoday.com.ar)
El embajador designado para la Argentina por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, todavía no llegó al país y ha causado un escándalo por sus dichos acerca de la presencia de China en las provincias y la prisión de la expresidenta Cristina Kirchner.
Peter Lamelas Cubano de nacimiento, estadounidense por “la gracia de Dios”, se define en su perfil de Linkedin. Llegó a Florida en un barco de la Cruz Roja con su familia cuando tenía cuatro años y creció en Miami, donde estudió Medicina y fundó MD Now, una red de clínicas de primeros auxilios. Logró acercarse al Partido Republicano a través de generosas donaciones, primero a la campaña de Marcos Rubio en Florida y después a la de Trump a la Presidencia.
Como si fuera un virrey habló de su futura tarea en la Argentina. Bajo la promesa de “mantenerse firme” frente a la “influencia maligna” de Cuba, Venezuela, Nicaragua, China e Irán, Lamelas indicó en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano: “Hay 23 provincias y cada una tiene su propio gobierno, que puede negociar con fuerzas externas, con los chinos u otros, para ir y hacer proyectos en esa provincia en particular. Y eso también puede prestarse a la corrupción, a la corrupción por parte de los chinos”.
Planteó también que su misión incluirá viajes a cada una de las provincias para tener una “verdadera asociación con los gobernadores” y garantizar la eliminación de la “corrupción” en esos territorios.
Afirmó también que “debemos asegurarnos de que Cristina Kirchner reciba la justicia que bien merece. Sigue habiendo un movimiento ahí fuera. Hay un movimiento cristinista.
Está probablemente más a la izquierda que el movimiento peronista. Y eso es algo que tenemos que seguir vigilando. La Argentina vivió tiempos muy, muy inusuales. Tuvieron múltiples presidencias y tenemos que seguir apoyando a la de Milei durante las elecciones de mitad de mandato para poder construir una mejor relación entre nuestros dos países”.
Estas afirmaciones de cayeron muy mal en amplios sectores, como cosa lógica.
Los gobernadores Gustavo Melella (Tierra del Fuego), Ricardo Quintela (La Rioja) y Sergio Ziliotto (La Pampa) fueron los primeros en expresar su rechazo: “No admitimos presiones externas ni condicionamientos”. En forma similar se pronunciaron senadores, diputados, políticos y sectores de la cultura y la intelectualidad nacional.
La embajada china en la Argentina respondió las acusaciones del futuro embajador estadounidense en nuestro territorio, desde el gobierno de Xi Jinping afirmaron que lo planteado por el funcionario está “plagado de prejuicios ideológicos y mentalidad de Guerra Fría”. “La Argentina no debe convertirse en un campo de batalla para luchas entre grandes potencias.
Esto ocurre en el país en momentos que se recuerda cuando en julio de 1964, se aprobó la “Ley de Medicamentos” impulsada por el gobierno de Arturo Illia, también conocida como Ley N° 16.463 o Ley Oñativia, fue una legislación clave en Argentina que buscaba regular la industria farmacéutica y garantizar el acceso a medicamentos asequibles y de calidad para toda la población.
Illía, lo hizo enfrentándose a los laboratorios internacionales que se opusieron tenazmente. Los grandes laboratorios incluso recurrieron a la banca internacional para apretar al gobierno, que por entonces buscaba renegociar vencimientos de la deuda externa con el consorcio de países acreedores conocido como Club de París.
Esto nos permite también, traer a la memoria, ante la amenaza de injerencia en nuestro país del designado embajador estadounidense Peter Lamelas, dos actitudes de Arturo Illia.
El 15 de noviembre de 1963, Illia firmó los decretos 744 y 745, que derogaron los contratos petroleros, declarados “nulos, de nulidad absoluta, por vicios de ilegitimidad y ser dañosos a los derechos e intereses de la Nación”. Al recordar aquella decisión, Illia aseguró que en una tensa conversación privada respondió al subsecretario de Estado norteamericano, Averel Arriman, enviado por el presidente Kennedy, cuando lo amenazó con la suspensión de la ayuda económica al país: “Creo que es un error del gobierno de Estados Unidos… La actitud del gobierno argentino es irreversible.
El otro hecho que hay que recordar lo relataba el propio expresidente Illia:
“Unos meses antes del golpe del ’66, vino a verme el banquero David Rockefeller. El hombre quería radicar el Chase Manhatan en Argentina (hablamos por medio de un intérprete). En un momento dado me sugirió que debíamos cambiar tales y cuales puntos de la ley de bancos para que ellos pudieran radicarse entre nosotros. Molesto, le dije al interprete: “pregúntele al señor Rockefeller que, pensaría si un banquero argentino le exigiera al presidente de EE.UU que cambie la ley de reserva federal para invertir en ese país”, cuando escuchó la traducción Rockefeller se ruborizo, aunque no me crea, le aseguro que se ruborizó. Yo no le di tiempo para que balbuceara excusas, por lo que me di vuelta hacia el intérprete y le dije: “Dígale al señor Rockefeller que esta audiencia ha concluido”. “Tres meses más tarde fui derrocado por la city (por esas 40 manzanas que rodean la casa de gobierno con el apoyo de algunos sectores sociales y el políticos) Rockefeller radico el Chase Manhatan, y Ongania, obviamente, reformó la ley de bancos, siguiendo punto por punto las sugerencias que me había hecho el señor Rockefeller…”, concluyó Don Arturo.
En fin la historia se repite. La Convención de Viena que regula las relaciones diplomáticas impide a los embajadores intervenir en la política interna del país donde están acreditados, garantizando así la soberanía y la independencia de cada estado.
La Argentina no necesita ser fiscalizada ni direccionada por ningún gobierno extranjero.
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