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En menos de un día, el mercado argentino transitó de la euforia al desplome y del desplome al alivio. El martes, una frase de Donald Trump bastó para desatar una ola de ventas. El miércoles, una decisión del Tesoro estadounidense trajo calma momentánea. La escena volvió a dejar expuesta la fragilidad del vínculo entre la política y las finanzas, donde la volatilidad se volvió regla.
La montaña rusa de los mercados argentinos
La secuencia fue vertiginosa. “Si Milei pierde, no vamos a ser generosos con Argentina”, dijo Trump durante su encuentro con el presidente argentino en la Casa Blanca. La reacción fue inmediata: los bonos se hundieron hasta 10% y las acciones, en Buenos Aires y en Wall Street, se tiñeron de rojo.
Un día después, el tablero cambió. Pasadas las 13, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, anunció que Estados Unidos había vuelto a comprar pesos argentinos en el mercado abierto. La operación, dijo, se complementa con un trabajo conjunto con fondos de inversión privados para crear una facilidad de 20.000 millones de dólares destinada a adquirir deuda soberana argentina.
Durante la conferencia, Bessent precisó que ese fondo “operará junto a la nueva línea de swap por 20.000 millones de dólares”, lo que eleva a 40.000 millones el apoyo financiero directo e indirecto de Washington a la economía argentina. También aclaró que el respaldo “continuará mientras el gobierno de Javier Milei mantenga buenas políticas, sin depender del resultado de las elecciones parlamentarias”.
Para arriba, para abajo
Hasta el mediodía, el mercado seguía golpeado por la frase de Trump: el dólar operaba en alza y las acciones apenas ensayaban un rebote. Pero pasadas las 13, con el anuncio de Scott Bessent sobre nuevas compras de pesos y el fondo de inversión conjunto con privados, el clima cambió.
El dólar mayorista moderó su suba y se ubicaba en $1379,87, mientras el minorista del Banco Nación marcaba $1415. En los dólares financieros, el MEP retrocedía 0,2% hasta $1452,40 y el contado con liquidación subía 0,4% hasta $1481,65.
Eric Ritondale, economista jefe de PUENTE, resumió la sensación entre los operadores: “Algunos inversores interpretaron que el respaldo de Estados Unidos podría estar condicionado a los resultados de las elecciones de medio término, lo que añadió un componente de incertidumbre”. Y agregó: “Los próximos días serán clave para obtener mayor claridad respecto de la naturaleza y el cronograma del apoyo financiero”.
Quizá ese día llegó hoy y los anuncios de Bessent calmen a los mercados; aunque los rumores fueron muchos e incluyeron hasta un posible e inédito acuerdo de libre comercio.
Reacción en los parqués
Hoy, el S&P Merval recuperó terreno y subió 0,8%, hasta los 1.900.000 puntos. Las acciones argentinas en Wall Street también revirtieron la tendencia: Central Puerto encabezó las alzas con 9,3%, seguida por Edenor (+7,3%) y Supervielle (+4,2%).
El repunte alcanzó incluso a YPF, que avanzó 1% tras la jornada negra anterior. Solo Loma Negra y Globant operaron en baja. Los bonos globales en dólares subieron 0,7% en promedio, luego de desplomarse hasta 7% en cuestión de minutos el día anterior.
El rebote fue interpretado más como un reflejo técnico que como una señal de estabilidad. En los despachos financieros se repite una expresión: “volatilidad extrema”. Cada movimiento depende de una frase, y cada frase de un gesto político.
El mensaje político detrás del gesto
Desde Washington, el ministro de Economía, Luis Caputo, buscó despejar dudas: “Continúa el apoyo cueste lo que cueste que Estados Unidos está dando a los argentinos”, dijo, aludiendo a la línea swap por USD 20.000 millones.
Bessent complementó la explicación técnica: la compra de pesos forma parte de un fondo de estabilización respaldado por Derechos Especiales de Giro (DEG). Consultado sobre una eventual adquisición de deuda argentina, respondió: “Podríamos”, sin ofrecer cifras.
Habrá que ver si el alivio alcanza para disipar la tensión.
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