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En medio de la emergencia térmica que atraviesa gran parte del país, el Gobierno nacional avanzó con la desregulación del mercado de Gas Licuado de Petróleo (GLP) mediante la publicación del decreto 446/25 en el Boletín Oficial. La medida elimina los precios de referencia para el gas envasado -principal fuente de energía en sectores sin acceso a redes de gas natural- y deja su comercialización sujeta al criterio del mercado.

La decisión fue impulsada por el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, en línea con la Ley Bases recientemente aprobada y las facultades delegadas al Ejecutivo. El texto normativo redefine el rol de la Secretaría de Energía, que a partir de ahora tendrá funciones limitadas a fiscalizar condiciones de seguridad, pero sin intervención directa en la estructura de precios ni en las autorizaciones para nuevas instalaciones.

“El precio libre es la brújula de un mercado sano”, expresó Sturzenegger a través de la red social X, donde calificó la ley 26.020 -vigente desde 2005- como una “mala norma kirchnerista” que “distorsionaba la competencia e introducía sobrecostos que pagaba el consumidor”.

El decreto contempla, además, la eliminación de la obligación de contar con autorización previa para ampliar o construir plantas fraccionadoras. También flexibiliza el sistema de marcas y permite a los operadores utilizar envases de múltiples proveedores a través de acuerdos bilaterales.

La medida se dio a conocer en un contexto de alta sensibilidad social, marcado por la ola de frío polar que llevó las temperaturas a mínimos históricos. En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) se registraron marcas por debajo de los 7 grados bajo cero, y en Mar del Plata se produjo un corte masivo de suministro por falta de presión en los gasoductos, lo que derivó en la suspensión de actividades en escuelas y comercios.

Desde sectores sociales y sindicatos energéticos advierten que la liberación de precios podría generar un fuerte impacto inflacionario en el corto plazo, particularmente en zonas de alta dependencia del gas envasado, donde el poder adquisitivo ya se encuentra fuertemente deteriorado.

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