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“Esta semana querían meter el dólar en 1.800 y le dejamos el culo como un mandril, están calientes. Por eso apareció el osito traidor tratando de generar quilombo de que suba. Pero no emitimos y teníamos para doblegarlos en el mercado”.

“Me parece fantástico que lo hayan echado, es un tipo que estaba arrodillándose, se lo veía como estaba a punto de sobarle la quena a alguien. Yo no quiero ningún funcionario en el gobierno que vaya a chuparle nada a ninguna potencia extranjera”.

La primera frase la soltó el presidente Javier Milei. La segunda es propiedad de la diputada libertaria Lilia Lemoine.

Lilia Lemoine junto a Javier Milei.

No sorprende. Desde distintos estamentos del oficialismo, sean funcionarios o militantes en las redes, nos tienen acostumbrados a las frases guarangas, machistas, homofóbicas, muy agresivas hacia quien piensa distinto y se anima a decirlo.

Pero en los últimos días las agresiones han ido en aumento, así como las internas en el seno del gobierno, el despido de funcionarios y asesores y las intenciones de controlar qué y quiénes le hacen preguntas al Presidente.

En el oficialismo los estados están alterados. La economía y las finanzas están mostrando falencias que han obligado al ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo a salir a hacer anuncios que no han encontrado buenas respuestas en el mercado y en el exterior.

Los dólares no llegan. El Banco Central los va perdiendo. Y Caputo salió a advertir que la clase media “va a tener que vender los dólares ahorrados para pagar impuestos”. Advertencia difícil de entender de boca de un gobierno libertario.

Luis “Toto” Caputo, ministro de Economía.

En la última y extensa entrevista que dio a un periodista amigo -así lo reconoció el propio entrevistador-, Milei le dedicó a sus críticos fuertes y variados epítetos. Les dijo “idiotas”, “imbéciles”, “brutos”, “malintencionados”, “ignorantes” y llegó a llamar “libertarados”, a los economistas liberales que muestran sus diferencias con la política oficial.

Y así como fue despedido como asesor el importante empresario textil Teddy Karagozian del Consejo de Asesores presidencial, va ganando espacio alguien como Daniel Parisini, conocido como “El Gordo Dan”, un fanático libertario que se popularizó desde las redes bajo ese seudónimo.

Acá, echando gente”, se mofó el Gordo Dan en su canal de streaming un rato después de que la Oficina del Presidente anunciara que Julio Garro dejaba su puesto como subsecretario de Deportes.

Cada vez hay menor recepción de las críticas. Ni de funcionarios, ni de militantes, ni de periodistas. El propio vocero presidencial, Manuel Adorni, anunció que se va a buscar la manera de hacer un filtro para los periodistas que quieran trabajar en la sala de prensa de la Casa Rosada. “(Queremos) Periodistas que puedan demostrar que merecen estar cerca del Presidente”, advirtió el vocero.

A Victoria Villarruel, elegida como vicepresidenta de la Nación, no se la puede echar. Por eso en la Casa Rosada tienen que aguantar y responder de distintas maneras los mensajes polémicos que llegan desde la titular del Senado. “No fue un tweet feliz porque a través de una cuestión deportiva no se puede armar un quilombo institucional en términos diplomáticos. Lo arregló Kari (su hemana). Los franceses estaban enojados”, dijo Milei por la crítica pública que hizo Villarruel a Francia por el tema de los cantos racistas en el vestuario de la Selección.

Algo llamativo. Villarruel nunca borró el tweet. El mensaje sigue vigente mientras el Presidente prepara su viaje a Francia para encontrarse con su par galo, Emmanuel Macrón.

Todo esto en medio de las turbulencias financieras. Si bien los dólares financieros cayeron durante la última semana luego de las medidas, el riesgo país operó en alza y rozó los 1.600 puntos básicos. La debilidad de los bonos demostró que los inversores tienen otras preocupaciones en la cabeza a la hora de apostar por activos argentinos.

Preocupa mucho que las reservas del Banco Central hayan vuelto a ser negativas. El panorama hacia adelante es desafiante.

Los estados están alterados. Las cosas no están saliendo como se preveían. Y la solución de los parches no siempre es la apropiada.

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