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*Por Carlos Stroker (De Crónica)

El empresario estadounidense Foster Gillett no es un novato en los negocios deportivos. Tampoco es indiferente a los desplantes económicos. Le prometió a Estudiantes de La Plata una inversión en cinco años de 150 millones de dólares. Nadie desconfió. Llegó a la capital bonaerense debido a la relación que logró concretar con el ex jugador Juan Sebastián Verón, hoy el hombre fuerte del club y una de las caras visibles de la campaña de privatización en el fútbol doméstico que promueve el presidente Javier Milei. El poderoso hombre de negocios busca un lugar donde pueda sacar ventaja.

Gillett es hijo de un audaz empresario de medios de Estados Unidos y vinculado al deporte y el entretenimiento en su país. Su padre George fue parte de la compañía que manejó algunos clubes de hockey sobre hielo en Canadá y en su propio país. No sólo eso, porque también fue el responsable de las giras del famoso equipo de básquetbol Harlem Globetrotters y de la organización de las carreras de autos de la serie Nascar.

Pensar que los Gillett llegaron por amistad es ser miope en el terreno de los billetes. Con el triunfo de Donald Trump la mirada cambió. No fue casual. Papá Gillett fue parte del apoyo al nuevo mandatario de USA. Su cadena, la CBS, ayudó para hacerlo regresar a la Casa Blanca. Y Milei lo sabe. Por eso apoya a Verón.

El salto del océano Atlántico para desembarcar en Europa lo dio cuando optó por adquirir acciones del Liverpool. Gillett fracasó y fue expulsado de la Premier League. No logró desembolsar los 700 millones que había prometido. Pero allí conoció a Javier Mascherano, hoy técnico del Inter Miami. Es más, Gillett fue parte del acuerdo para el arribo del DT argentino en el equipo de Leo Messi. El estadounidense también intentó meterse en el fútbol francés a través del Olympique Lyon, aunque un informe del Ministerio de Hacienda de Francia reveló el poco claro origen del dinero. Por eso no logró desembarcar en Lyon.

Pero pensar que sólo llega al país para desembarcar en el campo de la pelota no es cierto. Más allá de los anuncios estruendosos de poner 15 millones de dólares para llevarse a Cristian Medina de Boca o rescatar a Lucas Alario de Brasil, Gillett tiene pensado hablar con el primer mandatario argentino y proponerle dos negocios. Uno en medios (cree que puede meterse en la televisión publica en caso de ser privatizada) y otro en la creación de una empresa dedicada a la comunicación como parte de los teléfonos celulares. Aunque todavía está en veremos.

Pero hay una carta más: Gillett es parte de las acciones del equipo de fútbol americano Miami Dolphins. Y mantiene un vínculo aceitado con otro empresario, Jorge Mas, el dueño del Inter Miami, y juntos planean hacer algo en Argentina, el negocio del litio. Pero ese es otro partido.

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