Desde el pasado 23 de julio, un equipo científico argentino recorre el cañón submarino Mar del Plata, un ecosistema ubicado a más de 3.500 metros de profundidad frente a la costa bonaerense. La expedición, liderada por el Conicet y con participación de instituciones de distintas provincias, forma parte de la campaña “Talud Continental IV”, que retoma líneas de investigación iniciadas hace más de una década.
La operación tiene como base el buque Falkor (too), perteneciente al Schmidt Ocean Institute. Desde allí se despliega SuBastian, un vehículo submarino no tripulado equipado con cámaras de ultra alta resolución y brazos robóticos para recolectar muestras sin alterar el entorno.
El robot transmite imágenes en tiempo real desde el fondo marino, lo que generó un inusual nivel de repercusión pública. Las transmisiones -disponibles en YouTube- superaron las 100 mil visualizaciones y permitieron observar especies poco conocidas del Atlántico Sur, entre ellas corales de aguas frías, peces abisales, crustáceos y otros invertebrados.
El área relevada se encuentra en un punto de contacto entre la corriente cálida de Brasil y la corriente fría de Malvinas, lo que la convierte en un enclave de alta diversidad biológica. El cañón submarino, de unos 100 kilómetros de largo y hasta 4.000 metros de profundidad, sigue siendo en gran medida inexplorado.
Para la ciencia argentina, se trata de una misión clave. Participan investigadores del Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN–Conicet), además de equipos técnicos y académicos de Ushuaia, Mar del Plata, La Plata, Córdoba y Buenos Aires. “El proyecto representa un salto tecnológico para la investigación oceanográfica nacional”, destacaron desde el MACN.
Entre los objetivos se encuentra el relevamiento de estaciones a distintas profundidades, la identificación de especies, el registro de su comportamiento en su entorno natural y la evaluación del estado ambiental del lecho oceánico.
Residuos y plásticos
Más allá del valor biológico de las imágenes, uno de los aspectos más notorios de la expedición es la cantidad de basura detectada en zonas profundas. Restos de plásticos, bolsas y aparejos de pesca fueron registrados por las cámaras de SuBastian en distintas estaciones, lo que da cuenta del alcance de la contaminación humana incluso en zonas alejadas de la costa.
Esta información, según adelantaron los investigadores, será clave para actualizar normativas de conservación marina y podría servir como base para futuras políticas de protección del lecho marino.
Interacción en redes
Uno de los puntos singulares del proyecto fue el alcance que tuvo en redes sociales. Las transmisiones del Schmidt Ocean Institute, realizadas en inglés pero con amplio seguimiento desde América Latina, generaron una comunidad espontánea de espectadores que bautizan en vivo a las criaturas filmadas. Algunos ejemplos: una medusa violeta fue apodada “Batatita” y una estrella de mar de cuerpo redondeado, “la estrella culona”.
Aunque anecdótico, el fenómeno abrió un canal de difusión inédito para este tipo de investigaciones y volvió visibles aspectos del Mar Argentino generalmente ausentes en la agenda pública.
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