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La periodista Irina Hauser presentó este viernes “Muerta o Presa” (Editorial Planeta), el libro que habla sobre el atentado contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, en una charla realizada en la UTN (Universidad Tecnológica Nacional) de Río Gallegos. También estuvo presente el colaborador Ariel Zak y contó con la presentación del exsenador nacional Pablo González. Hauser y Zak hablaron sobre un atentado que podría haber cambiado al país para siempre.
“Para nosotros como periodistas era ineludiblemente un hecho bisagra en la historia que merecía que alguien deje testimonio”, comentó Irina Hauser y añadió que “notábamos que en los primeros días había mucho interés alrededor de este tema y de pronto fue cayendo abruptamente, al mismo paso que desde el Poder Judicial se intentaba que cayera el interés”, dijo. Asimismo, mencionó algunos de los primeros escándalos: “En las primeras 24 horas se perdió una prueba fundamental en esta causa, que fue que se dañó el celular del hombre (Fernando Sabag Montiel) que está acusado de intentar dispararle a la entonces vicepresidenta” y señaló: “Ese hecho es asombroso“, ya que “a nadie se le cruza por la cabeza que se pueda afectar el celular del principal señalado, pero eso ocurre en Argentina y en el circo de Comodoro Py“.
Hauser expresó que la jueza que tuvo a cargo la causa fue María Eugenia Capuchetti y el fiscal, Carlos Rívolo. “Al teléfono lo intentaron peritar dos hombres de la Policía Federal, algo que les encomendó la jueza hacer la madrugada de esa misma noche del atentado; hicieron un par de intentos y les aparecía un mensaje de error y no siguieron; dejaron el teléfono en una caja fuerte todo el día y a la noche del día siguiente la jueza manda a la custodia de su juzgado, una agente que se llama Priscila Santillán, en su auto, desde Comodoro Py que queda en Retiro hasta Ezeiza y cuando llega al laboratorio de la PSA, los peritos pensaban que iba a llegar la jueza, pero llega esta mujer con el sobre todo roto y el celular encendido y un cartel que decía ‘warning’ (advertencia) en rojo y cuando los peritos intentaron enchufarlo, quedó recetado de fábrica“. Esta anécdota “pinta cómo empezó esta investigación“, dijo entre otros conceptos.
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